Porque no quiero dejar a mis usuarios de wattpada sin nada....
-Entonces, todos los planetas tienen sus fallas, sus fracturas, sus miedos. Las leyes del sistema solar son rotas. Las lunas le temen a los planetas, no se sabe que ocurre dentro de su c...
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- Ya no lo soporto Elara, ese Ganímedes es un pervertido...
- ¿Vas a decirle sobre el libro?
- ¡NO! Cualquier cosa es mejor que decirle a Júpiter...almenos Ganímedes solo hace pequeños juegos o me llama a su habitación para besarme...Pero si Júpiter se entera...
Amaltea no soportaba las insinuaciones y aprovechamientos de Ganímedes, pero como sabe que su secreto estaba en juego, solo tenía la opción de desquitarse con Elara, la cual la escuchaba atentamete. Después de una pequeña conversación Amaltea escuchó unos pasos dirigiéndose a su puerta, era Ganímedes.
- Oye Amaltea, necesito ayuda con unos..asuntos
Elara miró indignada el atrevimiento de Ganimedes y Amaltea se asqeuo un poco
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(el dibujo es malo porque son las 3 am)
- Deja el teatro.. - Amaltea con la cabeza agachada va con él sabiendo lo que espera.
Elara solo lo miró y le dijo "Cerdo" para después de estrellar la puerta en su cara.
Algunas lunas al ver pasar a Ganímedes solo se quedaban quietos y lo miraban. No es por respeto, es más bien por miedo. El más cercano a Júpiter y la luna más grande; eso hacía temblar el núcleo de cualquiera.
Ganímedes cerró la puerta de su habitación y cuando se acercó a ella Amaltea lo empujó.
- Ya basta Ganimedes, no quiero seguir haciendo esto...
- Olvidas que tengo un secreto tuyo? Además he sido un caballero, solo te he pedido unos besos y tal vez uno que otro roce...Alguien más hubiera pedido cosas más fuertes.
- No me importa, iré ahora mismo con Júpiter y se lo diré. No importa nada si eso hace que dejes de molestarme
Con decición Amaltea se dirigióhacia la biblioteca donde para Júpiter, era seguida por Ganímedes.
- Mira, si quieres solo bésame pero créeme no vas a querer que Júpiter sepa lo que paso con su libro
Ganímedes agarró la mano de Amaltea para jalarla fuera de la biblioteca, pero cuando Amaltea se libero de su agarré, tropezo dejando caer unos libros junto a unos frascos de tinta. Los libros estaban arruinados y Amalthea tenía las manos llena de tinta. Para mala fortuna, Júpiter los oyó y se acercó a ellos.
