Capítulo 17.

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PRINCESA ANYA.

Las únicas voces en el comedor son las de los reyes.

Los ojos de mi hermano son punzadas hacia mi persona. Tenía tantas ganas de abrazarlo, pero mi padre mirándome con desdén solo lo hizo difícil.

La prometida de mi hermano, Louisa, es algo baja, su piel dorada resplandece con el sol, lo noté cuando bajamos del carruaje.

Avanya me acogió con gozo y alegría, no voy a mentir diciendo que no se sintió bien. Mi cuñada no pudo evitar comentar con sorna:

—¿Por qué será que los súbditos sólo se conforman con poco?

Por lo que comentó mi hermano, ella es hija de un marqués de Francia, toda su educación la hizo en Francia, sus pasatiempos son la danza y la música, también adora pasar sus tardes bordando y entre otras cosas que nos enseñan para «conquistar a un hombre».

Me asombró ver a Avanya tan cambiado, cuando me marché, muchas de las ruinas que quedaron de la guerra aún se preservaban; sin embargo, la mayoría son nuevas viviendas, colegios y negocios en lugares donde creía que estaban perdidos.

—Entonces Anya tenía razón. —La reina Kindred me sonríe luego de hacer el comentario sobre los presos.

—¿Razón? —Mi padre me mira por segunda vez en lo que va del día.

—En que no le preocuparía si los presos estaban muertos.

Mi padre resopla con asco.

—O eran ustedes... —dice señalando hacia Zachary y a mí—, o ellos. Es muy obvia la respuesta, ¿no creen?

—Tal vez pudimos sacar algo de información antes de su muerte. —Me atrevo a hablar—. Pero no se me permitió.

Puedo sentir los ojos azules de Zachary, él sabe exactamente que la muerte de de los rebeldes se debe a mi, la princesa de Avanya.

Mi padre suspira, ya sé lo que viene.

—Siempre queriendo poner en peligro a todos y a ti.

—No lo estaría, no cuando ellos están dentro de una celda.

Eliot me acuchilla con su mirada suplicando que me detenga.

—No.

—Por supuesto que para ti sería un no, pero tal vez si la idea se le ocurriera a Eliot, ¡oh! Disculpen, el príncipe Eliot, lo habrías felicitado.

—Es diferente. —La piel del rey Radcliffe se torna roja.

—Porque Eliot es hombre y el heredero, ¿no? —Bajo los cubiertos antes de preguntar—: Dime, ¿cómo sería si yo habría nacido primero? ¿Sería la heredera o me ibas a quitar ese derecho?

Mi padre mira a los presentes, enviándome un mensaje de que cierre mi boca.

»¿Sabes? Puedes estar tranquilo, no son preguntas que no me dejen dormir, es algo que surgió en este momento.

—Entonces no las digas.

—¿Y por qué no? Si tú mismo me enseñaste a nunca guardarme nada.

Su silencio me llena el ego.

—Entonces... —tomo los cubiertos y me dispongo a comer—. ¿Cómo será la boda? ¿Dentro o fuera del palacio?

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Los guardias me dejan entrar al estudio de mi hermano, escucho la puerta ser cerrada a mis espaldas. Eliot y yo conectamos nuestros ojos y ambos corremos a nuestro encuentro envolviendo nuestros cuerpos en un abrazo.

El bosque de Westfell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora