Capitulo 1: Vida rutinaria

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En una ciudad que nunca dormía, entre los resplandores de los rascacielos y el bullicio de las calles, se encontraba el modesto apartamento de Alex . Las cortinas desgastadas dejaban pasar los primeros rayos del sol, iluminando el desorden ordenado de su habitación. Alex, con la mirada aún adormilada, se levantó de la cama y se dirigió al baño.


- Otro día, mismo ritual - Murmuró Alex para sí mismo mientras el agua caliente de la ducha caía sobre su cuerpo cansado.


Tras unos minutos, emergió de la ducha, se envolvió en una toalla y se dirigió a la cocina. El olor a café recién hecho llenó el aire mientras Alex preparaba su primera taza del día. Encendió el televisor, un antiguo modelo de pantalla plana, y se sentó frente a él mientras saboreaba el primer sorbo de su café negro.


- ¿Qué noticias nos traes hoy, viejo amigo? - Preguntó Alex en voz baja, como si esperara una respuesta del televisor.


Tras unos minutos de noticias mundanas y titulares sensacionalistas, Alex apagó el televisor y se puso en pie. Se vistió con ropa cómoda y revisó rápidamente su bolso antes de salir por la puerta.


- Otro día, otra oportunidad de brillar en la agencia - Se dijo Alex a sí mismo mientras cerraba la puerta tras de sí y se adentraba en el ajetreo de la ciudad.


En la agencia de publicidad, Alex se sumergía entre montañas de papeleo y llamadas telefónicas interminables. Como un peón en un tablero de ajedrez, movía los documentos de un lado a otro, cumpliendo con las tareas asignadas con diligencia y precisión. Sin embargo, mientras sus dedos se movían sobre el teclado del ordenador y su voz resonaba en el teléfono, su mente vagaba lejos de la oficina, en busca de algo más.


- Otro informe para revisar, otra campaña que lanzar - Murmuraba Alex para sí mismo, mientras repasaba los documentos en su escritorio.


A pesar de la monotonía de su trabajo, Alex mantenía la esperanza de que algún día la oportunidad adecuada se presentara. Soñaba con proyectos creativos que desafiaran su imaginación, con clientes apasionados que compartieran su visión, con un trabajo que lo llenara y lo hiciera sentir vivo.


- Quizás hoy sea el día en el que al fin obtenga mi ascenso, para eso me eh esforzado mucho - Se decía Alex a sí mismo, aunque en el fondo sabía que era poco probable.


Llegó la hora del descanso y Alex abandonó su cubículo con alivio, anhelando un breve respiro de la monotonía de la oficina. Se dirigió hacia la sala de descanso en la cafetería, buscando un momento de tranquilidad entre el bullicio del ambiente laboral.

Al entrar en la sala, se encontró con varios de sus colegas charlando animadamente mientras disfrutaban de sus almuerzos. El aroma a café recién hecho y comida caliente llenaba el aire, y el murmullo de conversaciones se mezclaba con el tintineo de los cubiertos.

Alex se sirvió una taza de café y se sentó en una mesa apartada en un rincón tranquilo de la sala. Mientras saboreaba su bebida caliente, dejó vagar su mente, permitiéndose un breve momento de reflexión en medio del ajetreo del día.

Justo en ese momento, una voz conocida lo sacó de sus pensamientos. Era Sara, una de sus compañeras de trabajo, quien se acercó a él con una sonrisa amistosa.

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