Cap 2: Como te conocí

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Estaba muy nervioso por esto; siempre quise volver a ver a Mat, pero nunca pensé que él realmente me olvidara. Siento que quiero desaparecer, pero al mismo tiempo quería estar junto a él el mayor tiempo posible... Y si, después de esto, decide que quiere que me vaya, lo aceptaré. Pero, por el momento... quiero decirle lo que siento.

Mat volvió con un simple vaso de agua para mí. Estaba un poco caliente, pero la bebí toda; de verdad la necesitaba para poder decir lo que pasó y sacar de mi ser todo el peso que llevaba cargando durante tantos años.

—Muy bien, Mat, te contaré todo. Todo comenzó hace unos 8 años cuando yo...

Ese día me encontraba corriendo bajo la luz de la luna en la maraña del bosque que colindaba con mi ciudad. Al cabo de unos minutos corriendo, terminé en una especie de claro donde se divisaban algunos objetos de un parque para niños. Por más que corrí, solo terminé llegando otra vez al parque cercano a mi casa. Estaba completamente agotado y, ya sin fuerzas, tomé asiento bajo un enorme árbol que se encontraba en el centro del lugar. Miré al cielo nocturno por un momento antes de romper en llanto al recordar lo mucho que odiaba la vida que tenía.

Luego de eso, escuché unas pisadas y me asusté. Tal vez era mi padre para reprenderme por escapar, pero ya estaba acostumbrado a ello. Solo me coloqué la capucha de mi abrigo y bajé la cabeza, esperando sus duras palabras. Pero...

—Hola, ¿estás bien?

Era la voz de otro niño. El tono de esas palabras era tan rugoso que casi parecía un gruñido mezclado con un tono amable y suave.

Yo no me moví de mi posición; no quería que me viera, no quería que me juzgara como los demás, aunque tampoco podía quedarme allí sentado sin decir nada. Después de todo, él era el primero que me preguntaba cómo estaba en mucho tiempo.

—H-hola —dije en un tono melancólico.

—¿Estás bien? Pareces algo triste.

—Yo... me escapé de casa. Estoy harto de todo, de que mi papá me maltrate, de que los demás niños se burlen de mí en la escuela.

Apreté fuerte mis brazos mientras continuaba en posición fetal sentado contra ese gran árbol.

—Solo quiero escapar de todo.

—Vaya, eso debe ser duro, pero no entiendo por qué se burlarían de ti. Tampoco pareces una mala persona para que te maltraten.

—Los demás niños dicen que estoy gordo y que solo soy una bola de grasa.

—¿Y eso es realmente malo? Es decir, algunos de mis amigos les gustaría tener unos kilos extra.

—Al menos tú tienes amigos... Y lo peor es cuando llego a casa; papá siempre me regaña, dice que mi pelaje es horrible y a veces me deja sin comer para que rebaje, pero mientras más me estreso, más como y más engordo.

—¿Sabes lo que pienso? Creo que necesitas un amigo. Si me lo permites, yo podría ser ese amigo.

—Tú también terminarás burlándote de mí.

—No, te lo prometo.

El chico colocó su pata frente a mí, como diciendo "ven y tómala". Por más que fuera demasiado bueno para ser verdad, realmente necesitaba una persona en la que confiar, así que confié en su buena voluntad y me levanté lentamente al tomar su pata.

—Ja ja, me llamo Yamato, por cierto, aunque no entiendo por qué todos me dicen Mat.

—Yo me llamo... ¿Qué importa? Tú también acabarás por llamarme gordo o algo así.

Mat Y Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora