I hate this

4.7K 133 30
                                    





Violeta empezó el domingo con un café y una tostada con aguacate y huevo mientras Chiara continuaba en la cama, le había subido la fiebre y no quería molestarla. Se sentó en las sillas que acompañaban la encimera y junto al periódico, le hincó el diente a sus tostadas y cató el café. Que bueno hacía el café.

Chiara se levantó de la cama como pudo. Le dolía la cabeza horrores y notaba su cuerpo ardiendo, tardó unos segundos pero enseguida recordó que había tenido fiebre hacía apenas unas horas, así que se llevó la mano a la frente y bufó al sentirla arder. —Ugh.— se dijo a sí misma.

Caminó hacia el baño para echarse agua fría por la cara y lavarse los dientes, no pretendía desayunar. Si comía lo vomitaría, no tenía fuerzas ni ganas. Violeta levantó la mirada del periódico en cuanto notó unos pasos acercarse y sonrió al ver a Chiara con el pelo revuelto y un bostezo de acompañante. Se levantó de la silla y se acercó a ella. Acunó su rostro entre sus manos y al notarlo ardiendo, subió sus labios hasta juntarlos con su frente, que estaba igual. La miró de nuevo y le dedicó una cálida sonrisa mientras acariciaba sus mejillas con cariño. —Ay, bebé.

I hate this.— bufó molesta.

Violeta rió ante la mueca que hizo y se colocó a su derecha, pasando el brazo por su cintura para acompañarla a la cocina. Se aseguró de que se sentara y se apoyó en la encimera sin poder parar de mirarla, le generaba demasiada ternura verla así y quería cuidarla. —¿Qué quieres que te haga de desayunar?— preguntó.

Chiara negó con la cabeza y se dejó caer sobre sus propias manos sobre la mesa. —Not hungry.— balbuceó con la cara sobre la encimera.

—Te tienes que tomar la pastilla Kiki, come algo.

—Vomito.

—Venga, medio croissant.— afirmó ella misma poniendo el bollo sobre un plato y acercándoselo.

Chiara ni siquiera apartó la cara de la encimera. No iba a comer. Violeta rió ante su actitud, si de normal ya se comportaba como una cría, con fiebre lo hacía pero como un bebé. —Haz lo que quieras Kiki, pero luego no me pidas un yogur porque no te lo voy a dar. Si no puedes comerte medio croissant tampoco puedes comerte un yogur hasta el culo de azúcar.— Chiara era fácil de convencer ante sus rabietas de crío pequeño y Violeta sabía perfectamente cómo hacerlo.

La ojiverde levantó la cabeza de nuevo y con un bufido cogió medio croissant y se lo llevó a la boca. Daba bocados pequeños, así no se comería el bollo hasta la cena.

—¿La lenta no era yo?— preguntó la pelirroja con una ceja alzada.

No me prises.

Violeta frunció el ceño ante aquella expresión, pero enseguida la entendió y una risa que no pudo controlar salió de su garganta.

—¿De qué te ríes?— preguntó la menor con una mueca.

—¿No me prises, amor?— preguntó con una sonrisa.

—Es que me estás prisando.

Lo convencida que estaba Chiara de que aquello estaba bien dicho hizo reír aún más a la pelirroja, que sentía demasiada ternura.

—No se dice así, mi amor. Puedes decir no me agobies, por ejemplo. O no me metas prisa.

—Pues no me agobies.— rectificó.

Violeta rió y se acercó a su novia para abrazarla por la espalda. Chiara sintió aquel abrazo como cualquiera de los suyos, acogedor, sanador. Podría jurar que en el rato que estuvieron abrazadas incluso le bajó la fiebre, cuando estaba entre sus brazos no necesitaba más, daba igual la situación y daba igual el momento. Era su lugar seguro. Se giró sobre la silla, apoyó la cabeza en su pecho y apretó a ella con todas sus fuerzas, aspirando su olor y notando la seda de su camiseta acariciarle las mejillas.

ES POR TI || KiviWhere stories live. Discover now