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Patrick

Al día siguiente de enterarnos de la noticia, decidimos ir al médico. Queríamos saber cuánto tiempo de embarazo tenía y qué medidas debíamos cumplir ambos.

Al llegar a la clínica, Vera se detuvo en la recepción y dió sus datos a la mujer detrás del mostrador.

Minutos después nos sentamos a esperar a que la llamaran.

Mientras esperábamos, pasaban algunas mujeres y parejas con sus bebés. Otras embarazadas y algunas parejas un poco desesperadas.

— Mira, por allá —. Me dijo ella y luego señaló a una chica que estaba en la sala de al lado con un pequeño niño en sus brazos. Había un hombre frente a ella, que se sostenía la cabeza con desesperación.

Fruncí ligeramente el ceño —. ¿Qué crees que ocurre? —. Continué observando a la pareja.

— Ella se ve preocupada —. Añadió.

Asentí.

— ¿Crees que necesitan ayuda? —. Me preguntó.

Me encogí se hombros antes de responderle. Redirigí mi vista hacia ellos y ví que el hombre sostuvo al niño entre sus brazos y trataba de limpiar las lágrimas de su rostro.

Vera me miró inmediatamente. Sus ojos se volvieron cristalinos.

— ¿Qué pasa, cariño? —. Le pregunté.

— Algo malo pasa con ellos, Pat. Creo que necesitan ayuda...

Tomé aire y me puse de pie, ella me siguió hasta la otra sala.

Al notar nuestra presencia, la chica se levantó de su asiento y se quedó observandonos con recelo.

— Lo siento, buenos días... No pude evitar notar que ustedes no... Se encuentran, demasiado bien. Y perdón que me entrometa, pero, ¿necesitan ayuda? —. Les dijo Vera.

Ambos intercambiaron una mirada y el chico cubrió al bebé con la cobija que colgaba de sus brazos.

Al acercarnos, pudimos notar que ambos eran muy jóvenes, demasiado para ser francos.

— Estamos bien —. Dijo el chico con voz fría.

La chica nos miró y volvió su vista a él —. No es cierto —. Susurró.

Noté como los ojos de el, se llenaban de lágrimas. La chica nos observó de nuevo.

— El es Milo —. Tomó al bebé de los brazos de su pareja —. Y sus pulmones no se desarrollaron correctamente... Su tratamiento es muy costoso y... Nosotros estamos enloqueciendo —. Murmuró ella.

Vera me miró, se disculpó un momento y se dirigió a la entrada. La seguí y me dijo:

— Podemos ayudarlos.

— ¿Qué? —. Respondí.

— Pat, son niños cuidando a un niño, prácticamente.

— Cariño, ni siquiera sabemos quiénes son. ¿Crees que está bien ayudarlos? —. Le susurré.

— ¿Crees que no está bien ayudarlos? Podemos salvarles la vida y lo sabes. Tenemos esa posibilidad, Patrick.

Tomé aire y asentí —. Está bien, hagamoslo...

Ella caminó hacia ellos y yo me quedé unos segundos en el mismo lugar.

— Escuchen, debo entrar a una consulta en dos minutos. Por favor, esperen aquí, ¿si? Queremos ayudar...

La chica comenzó a llorar, realmente parecían dos niños que no tenían idea de lo que estaba pasando. El chico sonrió mientras se limpiaba las lágrimas y Vera solo estrechó sus manos.

Al verla ahí, contemplarla ahí, entendí una nueva razón por la que la amaba. Y es que sin ser su problema, ella quiso ayudar.

Ella entró primero al consultorio, yo me di la vuelta y les sonreí a ambos y ellos me devolvieron la sonrisa, aún limpiándose las lágrimas.

Entré al consultorio y la doctora nos sonrió.

— Buenos días, ¿Vera y...?

— Patrick, Patrick Wilson —. Dije.

Ella nos sonrió —. Pues bienvenidos, soy Mónica y supongo que algo pequeño los trajo a acá.

Vera asintió con una sonrisa.

— Ayer me hice unas pruebas de embarazo y salieron todas positivas —. Dijo sonriendo.

— ¿Cuántas? —. Preguntó la doctora.

— Cinco —. Respondí —. Y todas positivas.

Ella asintió lentamente.

Estuvimos un rato revisando algunos exámenes que debía realizarse, hablamos sobre enfermedades por parte de nuestras familias para prevenir. Sobre las medidas que debíamos cumplir y la salud de Vera durante estos meses.

Al final, estábamos en una sala un poco más amplia, viendo por primera vez a nuestro hijo en un ultrasonido.

Era del tamaño de una semilla de manzana.

Era diminuto y al verlo por primera vez, comenzamos a reírnos mientras algunas lágrimas salían de nuestros ojos.

Vera me miró y tomó mi mano, mientras sonreía.

— Está por acá, véanlo —. La doctora señaló la pantalla.

— Es diminuto —. Dijo Vera.

— Lo es, querida, es una semilla —. Le respondió ella con una sonrisa.

Después de unos minutos, volvimos al escritorio.

— Los espero en una semana, podemos hacer el control y apartir de ahí cada quince días, dependiendo de como vaya avanzando el desarrollo de bebé. ¿Está bien? —. Dijo Mónica, mientras revisaba algo en su ordenador.

— Está bien...

— ¿Igual podemos elegir cada cuanto venir? —. Pregunté y Mónica asintió.

— Si, va a depender de lo que los haga sentir más cómodos. Si quieren ver a bebé cada semana, también pueden hacerlo. Es recomendable ya que así podemos ver que todo está perfecto. Por ahora sabemos que tienes cinco semanas, es decir dos meses cerrados.

>> Así que recomendaría que vengan la siguiente semana y vamos observando cómo nos podemos manejar, ¿les parece?

Ambos estuvimos de acuerdo.

Nos despedimos y salimos del consultorio.

— Espera, ¿Dónde están? —. Vimos la sala de espera donde estaba Milo con sus papás y ahora no había nadie.

.



¿Qué onda con los papás de Milo? 😤

Espero te haya gustado, persona bonita que lee. Los quiero demasiado yy no se olviden de dejar su estrellita, los quieeroou

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⏰ Última actualización: Apr 19 ⏰

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