¿Alguna vez te has sentido vacío?...
Bueno, ese sentimiento que puede afectarnos a todos en algún momento de nuestras vidas. A veces, puede ser una señal de que necesitamos detenernos y empezar a buscar actividades que nos apasionen... Dicen que entender las razones detrás de tu malestar es el primer paso hacía la mejora y que con técnicas y ejercicios adecuados, así como el apoyo de tus seres queridos, puedes afrontar esa sensación.
Ese es el problema, cuando no sabes que tienes y no confías en nadie, de este modo la tristeza, el dolor de cabeza, insomnio, fatiga, preocupación, nervios e irritabilidad se hacen presentes y te dejan acorralado frente a muchas dudas existenciales que no te dejan dormir...
Andrés Saavedra, o simplemente Andrés, era un estudiante colombiano que anteriormente se había mudado solo a España con tan solo 18 años de edad.
Según él, en su etapa independiente y para aprender cosas básicas, no le gustaba cocinar, por eso casi siempre salía a comer. No era tan popular en su nueva escuela y le costaba adaptarse a un nuevo entorno.Se le consideraba alguien muy atractivo a simple vista, tenía un pelo castaño claro y unos ojos color avellana realmente preciosos, siempre trataba de vestir adecuadamente y de forma formal, debido a eso algunos lo molestaban, ya no le importaba mucho a decir verdad, pero a veces no es tan fácil superar algo como eso.
¡Pero lo más sorprendente de él era su personalidad! A veces era un sol, calido y amigable pero cuando no sabes cómo actuar, ¡la desesperación se apodera de ti! Y cuando una cosa tiende a lleva a la otra, ¡terminabas dándole un buen golpe a alguien siendo controlado por tus nervios!
Pues que curioso, porque eso le paso a nuestro queridisimo Andrés hoy en la escuela de paso. Solamente que la victima no tenía nada que ver, alucinó nuestro protagonista de más...
-¡Ah! Y-Yo...- Respondió Andrés agitado y tratando de ayudarle a la persona que había tirado al golpearlo sin ninguna razón...
-Ahg... ¿Qué te pasa?- Dijo este volteandolo a ver enojado mientras se levantaba, observando nuestro protagonista que era algo mayor y que no le convenía la pelea para nada.
-Nada... Perdón, no era mi intención.- Se puso firme y lo dijo, le costo mucho esas simples palabras pero lo logró, no se notaba el remordimiento pero algo era algo.
-... Almenos hechale ganas a tu "disculpa", si así le puedes llamar tú a lo que sea que hiciste.- Se cruzó de brazos mientras juzgaba con la mirada al menor quien no le dirigía la palabra. -Bueno, solo dime tu nombre, anda vamos no es difícil.-
-Eres la persona más insoportable que eh conocido... Y ya conocí a medio mundo de esta escuela que es lo peor...- Aún dudando si decirle su nombre decidió hacerlo, según su mente para quedar a mano, según su conciencia dormir en paz. -Me llamo Andrés...-
-¿Ya ves? Era muy fácil, ahora una más difícil, dime tu edad.- Pregunto con una sonrisa maquiavélica, realmente disfrutaba hacer sufrir al menor, obviamente lo noto y rápidamente le respondió devolviéndole la sonrisa. -Mejor dime tu nombre y seguimos con la plática.
-Me parece justo, es un gustó Andrés, yo me llamo Ari Gonzalo, pero puedes llamarme Ari si gustas.- Estos dos se dieron la mano y continuaron con su plática hasta que término el descanso, quedaron en verse luego y así fue, todavía tenían mucho de que hablar y eso significaba un nuevo amigo para Ari y el primer amigo en la escuela de Andrés.
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Continuará ~
¡QUÉ VIVA LA MÚSICA!
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Shine a little of your light in my world of loneliness...
Romance•No se que poner• Andrés, un joven de preparatoria con 18 años de edad, se estaba enfrentado a nuevos problemas, algunos eran, el dolor de cabeza, fatiga, preocupación y nervios, típicos síntomas de la acumulación de proyectos y mayormente tiene cul...