— Kepa, estoy seguro de que esto no es necesario - Draco, quien ya estaba cambiado y recostado en su cama después del banquete, miró a su padre mientras se acomodaba en el sofá frente al ventanal, con hermana oscura en su regazo. El brillo de la luna se filtraba por entre las cortinas, iluminando ligeramente la habitación.
— No voy a arriesgarme a que vuelvas a escapar - le dijo su padre, acomodando la espada y adoptando una posición más cómoda para vigilar a su hijo. Se podía sentir la tensión en el aire, mezclada con el cálido aroma de las velas que aún ardían en la habitación.
Draco solo suspiró frustrado y se acomodó en su cama. No había poder humano que convenciera a su padre de que podía dormir solo sin escaparse. Cerró los ojos, intentando relajarse, pero su mente estaba inquieta.
Al menos no tendría que preocuparse por cierto lobo y cierto príncipe borracho entrando a su habitación en medio de la noche.
— Buenas noches, Kepa - murmuró finalmente, dejando que el cansancio lo venciera y lo llevara al mundo de los sueños.
Aquella noche, su sueño lo llevó a un lugar frío y desolado. Se encontraba solo en un páramo de invierno, rodeado de una profunda nieve que crujía bajo sus pies. Unos ojos de un profundo azul como el hielo lo observaban desde la distancia, llenos de un misterioso temor que lo hizo despertar de golpe.
Aspiró profundamente, sintiendo el frío de la habitación en contraste con el calor de su cama. Su padre aún estaba en el sofá frente a los ventanales, que ahora comenzaban a iluminarse tímidamente por el próximo amanecer.
Con manos temblorosas, quitó las pesadas cobijas de su cuerpo y se acercó a la chimenea, ahora apagada. En el centro descansaba Balerion, lleno de cenizas por el fuego. Sonrió temblorosamente y pasó sus dedos, sin importarle mancharse, por el oscuro hollín, recordando el sueño que lo había perturbado esa noche.
— Balerion - susurró, y el pequeño (realmente ya no tan pequeño) dragón abrió pesadamente los ojos. Soltó un gorgoteo de satisfacción al ver a su jinete. Con pasos lentos, salió de la chimenea y se acurrucó en los brazos de Draco, quien lo aceptó gustoso sin importarle la suciedad en su camisón de dormir. Lamentaba por las pobres criadas que tendrían que lavar las manchas negras.
- Soñé con algo - le susurró al dragón, que ahora descansaba con el hocico en su cuello. - Un páramo helado. Hacía mucho frío, sentía que me congelaba. - El pequeño dragón, como si entendiera, soltó una suave ráfaga de humo caliente que no hizo más que ensuciar el cuello de Draco. Él regañó al pequeño, aunque disfrutaba la cálida sensación después del horrible sueño que había tenido. - Había unos ojos azules, ojos que me asustaron. Sentí que podría congelarme con una sola mirada.
Draco acarició con ternura la cabeza de Balerion, pensando en lo reconfortante que era tener al dragón a su lado. Balerion ronroneaba suavemente, como si quisiera consolar a su jinete.
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Otro Targaryen
FanfikceDraco está desarrollando una nueva poción, cuando sin querer mescla algo que no debía y termina en otro mundo y en otra época, muy diferente a la suya Grandes eventos que serán cambiados, parejas que no fueron y herederos que no debíeron existir, se...