05.

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Pablo Gavi

El teléfono de Pablo parecía estar estallando de tantas nortificaciones y mensajes nuevos que aparecían en su bandeja de entrada.

Pero, como siempre estaba perdido en los brazos de morfeo.

—Pablo Martín Páez Gavira— escuchó la puerta de su habitación azotarse contra la pared y la voz de su hermana interrumpió su sueño.

—¿porque no puedes entrar siendo menos escandalosa?— pregunto algo molesto mientras cubría su cara con su sabana.

—¿te acostaste con Anita?— fue lo que dijo su hermana cuando se sentó a su lado intentando mirarle a la cara.

—¿¡Que!?— se exalto de repente. —¡no, claro que no! ¿Quien inventó eso?— su hermana mostró la
pantalla en su móvil.

Oh si, estaba jodido

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Oh si, estaba jodido.

—¿porque lo hiciste?— Aurora busco respuestas en los ojos de su hermano como si intentara comprenderlo.

—no se, estaba ebrio— se rascó la cabeza y la jaqueca se hizo presente.

—cálmate y explícate— suspiro un poco intentando relajarse.

—es que ayer por la noche, salí con ella— hizo una pausa tomando un sorbo de su bote de agua, siento el líquido fresco bajar por su garganta, refrescándole. —y fuimos a twenties, todo estaba perfecto pero ella estaba un poco ebria, y empezó a querer besarme, yo la aparte y fui al baño y luego vi que Pedri estaba saliendo con otra chica, yo no lo sé todo de me vino encima— explico.

—¿lo hiciste por el?— Aurora suspiro, la causa de sus problemas recientes eran muchas veces situaciones relacionadas con el canario.

—me enoje ¿que tal si se está enrollando con ella o? no lo sé— se cuestionó por un minuto y de sus ojos tristes brotaron lágrimas, que pronto, comenzaron a descender como cascadas.

—ay Pablo— lo atrajo hacia el, y por fin se soltó a llorar mientras cubría su boca intentando no ser tan ruidoso.

—me lo prometió Aurora, me lo juro— sollozo intentando calmarse, lo apretó contra su pecho con un dolor inmenso.

Odiaba ver a su hermano así.

—estoy segura de que debió de ser un malentendido— intento ver los dos lados de la moneda.

—no, Pedri ya me supero, debería de hacerlo yo también— sentenció, escuchando cada palabra de su frase vacía.

Sabiendo que cada una era una vil mentira.

—no Pablo, no te puedes rendir, tienes que luchar por ustedes, se aman—negó, toda la rabia en el parecía dominarlo a tal punto de volverse loco.

—¡no! El no peleo por nosotros ¿porque yo si eh?¿porque yo si? El ya no me ama— se rasco la nuca desesperado y de pronto el aire en sus pulmones empezó a faltar y comenzó a ahogarse.

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⏰ Última actualización: Jul 07 ⏰

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