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—¿Aló? —ella contestó la llamada por sus audífonos, sin despegar la mirada de su laptop

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—¿Aló? —ella contestó la llamada por sus audífonos, sin despegar la mirada de su laptop.

—Aló Gwyn, ¿vendrás hoy por la tarde? Encontré un nuevo videojuego que quizá...

—A Kai, no creo que pueda.

—Oh bien, estás ocupada, entiendo.

—Sí, bueno algo así, alguien entró en mi casa ayer y lo descubrí apenas hace unos minutos, justo ahora revisaba la grabación completa de la puerta. Así que estaba...

—¿Qué? ¡Espera! ¿Cómo qué alguien entró? No, espera, ¿estás bien? Voy para allá.

—Estoy bien. Solo estaba revisando las grabaciones porque un paquete que llegó ayer desapareció cuando no había nadie en casa, creí que los vecinos tuvieron algo que ver. En fin, estoy tratando de conectar las cámaras de toda mi casa, no te preocupes lo resolveré en cuando atrape al ladrón.

—No hagas nada imprudente, estoy saliendo para allá.

—Tranquilo Kai, ¿cuándo he sido imprudente?

—¿En serio debo contestar? Mejor dime dónde están tus padres.

—Fueron a la exposición de arte en la universidad de Jayden, ya sabes, mi hermano hace eso los fines de semana.

—¿Estás sola en casa?

—Claro que no.

—¡Qué alivió! ¿Con quién estás?

—Lukinara está conmigo.

—¡Ah!

—¡¿Qué pasa?! ¿Kai, estás bien?

—Sí, solo pensé que estabas con alguien más aparte de una mascota.

—Tranquilo, Lukinara es muy confiable. Además usaré mis poderes, todo estará bien. Está en el sótano —dijo quitándose los audífonos rápidamente pasando la llamada a alta voz—. Trataré de terminar pronto, así podremos ir a probar ese videojuego que mencionaste.

—No, espera Gwyn no te atrevas a colgar. ¡Gwyn! —gritó inútilmente a la pantalla de su celular.

Ella estaba decida a capturar al ladrón. Las imágenes lo mostraban como una figura casi fantasmal, difícil de identificar y eso era muy raro, ya que las cámaras tenían una resolución aceptable, por eso a Gwyn le dio aún más curiosidad y la impulso a descubrir de quién se trataba.

La chica de cabello negro, cambio al traje que usaba para camuflarse como heroína y dejó en su habitación a la cachorra de lobo, llamada Lukinara, para cerrar la puerta de su habitación detrás de ella. De ese modo, se aseguraba de mantenerla a salvo, antes de bajar a revisar el lugar. Gwyn usó su habilidad de distorsionar la materia para crear un bastón de madera con una silla del comedor.

Ella bajo las escaleras con cautela, mientras que Kai llegaba a la puerta de su casa y tocaba sin cesar el timbre. Gwyn no lo escuchaba y mucho menos podía adivinar que él entraría de todas formas, con ayuda de la llave, que su padre usualmente ocultaba en el marco de la entrada.

Entre tanto Gwyn decidió atacar al sujeto usando su habilidad, transformando los objetos que había a su alrededor, creó una especie de celda. Difícilmente podía controlar el metal, pero lo hizo para limitar los movimientos de la figura oscura que se encontraba de espaldas cuando ella entró al sótano.

Aquella figura no se inmutó al notarla y aparento estar inmovilizado cuando Gwyn usó el bastón para golpearlo y encerrarlo en la prisión improvisada que había creado.

—Bien, ahora devuelve lo te robaste y luego te enviaré a una cómoda celda en prisión —dijo ella acercándose para tomar el paquete que el ladrón aún tenía entre sus manos.

—¡Qué irónico que lo digas, cuando la ladrona eres tú! —exclamó aquel tipo convirtiéndose en bruma traspasó los barrotes de metal y se liberó fácilmente.

—Eres un mago de humo —dijo Gwyn aún sorprendida por la aparición de un enemigo poderoso.

—Este artefacto pertenece a mi maestro.

—¿Maestro? No puede ser. ¿En todo caso, qué hacia en una tienda de ofertas en línea? —preguntó confundida pues la había comprado pensando que era una réplica del original.

—No importa, no eres de la familia del dragón amatista —protestó el tipo envolviendo a Gwyn en una niebla oscura.

—De hecho lo soy —aseguró liberando llamas de color lila de la palma de sus manos—, y esa daga me pertenece —Gwyn sonrió con una mirada desafiante en sus ojos violetas.

El aura de llamas lila la envolvió alejando la niebla y disipando los poderes del mago. Este al verla pensó haber encontrado lo que su maestro quería. Así que le ofreció un trato. Acompañarlo a ver a su líder, para convencerlo de que era la legítima dueña del instrumento que buscaba.

—¿Acompañarte? Es claro que es una trampa, deja de bromear y enfréntame —replicó ella sin caer en su juego.

—¿Para qué luchar? Si puedes obtener lo que buscas de una forma más sencilla, chica dragón —trató de convencerla de acompañarlo y abrió un portal frente a ella—. No tomará mucho tiempo, mi maestro ha estado esperando conocer a un descendiente del dragón amatista —afirmó viéndose reacio a pelear.

Ciertamente Gwyn tenía desventaja contra el mago de humo, su habilidad para controlar la materia, no parecía ayudarla y usar el fuego del dragón era peligroso en un ambiente cerrado y limitado, como el sótano de su casa.

—¿No vienés? Entonces adiós —se despidió el mago antes de atravesar el portal.

En otra situación Gwyn lo habría dejado irse o hubiera peleado hasta el final sin medir las consecuencias, pero estando ahí y poniendo en juego la reliquia ancestral de su familia, no podía simplemente dejar pasar la oportunidad de tenerla de vuelta.

—¡Espera! Iré —decidió y aunque no muy convencida dio un paso adelante para cruzar el portal.

Gwyn pensaba que de ser una trampa, al menos, no tendría que destruir el sótano de su casa para vencerlo. Además, sentía cierta curiosidad por el supuesto líder de aquel mago, que aparentaba ser solo un par de años mayor que ella.

—¡Gwyn! ¿A dónde demonios crees qué vas? —los gritos de Kai la hicieron voltear.

Ella extendió una de sus manos para tratar de alcanzarlo. El chico de sudadera amarilla corrió hasta ella y la alcanzó justo antes de que la magia desapareciera.

Continuará...

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Lilac FlameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora