ㅤ𓄳 Eskımo kıss

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ɞ┊Info┊ʚ
temática ⇢ domestic AU
etiqueta ⇢ WAFF n' fluff
shipp ⇢ marckie
marc ter stegen y frenkie de jong

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You're here with me

Los tonos cálidos propios del atardecer iluminan a través de las cortinas, la cocina desborda un aroma dulzón propio del caramelo y, sobre la mesa de madera pulida, yace un retazo de tela de algodón que aguarda por la primera bandeja de galletas.

Marc está de pie frente a la encimera. Tiene los ingredientes del glaseado entre sus manos y se siente enternecido ante la vista de sus dos niños inmersos en sus deberes asignados.

Miles, luego de haber aceptado que tendría que dejar su rompecabezas para participar en la hora del horneado familiar —como Frenkie suele denominarla—, terminó más interesado en la tarea de extender la masa que en la de cortarla, razón por la cual intercambió de puesto con su hermano. Ahora que tiene el rodillo entre sus manos, la tarea asciende en la escala de dificultad, cree que por ello también tiene a Ben junto a él dándole indicaciones.

Frenkie se halla de espaldas a la escena, revolviendo el jarabe de miel y limón para evitar que se queme. Poco después, voltea levemente para encontrarse con la secuencia de Ben pidiéndole 'ayuda' a Marc. Mientras tanto, Miles, lo más sigiloso que puede, se acerca al glaseado para sumergir un dedo en él. Trata de contener una risa ante la expresión que adquiere el pequeño cuando sus miradas se encuentran.

—Miles, eso es para las galletas —dice, sin la intención real de reprenderlo en su tono divertido—. Ben, deja de distraer a tu padre para que Miles se coma el glaseado.

Frenkie retorna su atención a la cocina; sin embargo, no necesita verlos para saber qué sucede tras él, lo deduce fácilmente al escuchar la indignación ficticia de su esposo, pasos apresurados y la risa de sus pequeños.

Las cosas se calman cuando la bandeja sale del horno y los niños deciden ir a bañarse mientras la temperatura de las galletas se reduce. Marc se acerca en tanto observa a Frenkie vaciar el jarabe, de consistencia similar a la jalea, en un pequeño frasco de vidrio.

—¿Eso te hará sentir mejor? —pregunta Marc con delicadeza, deslizando sus brazos alrededor de la cintura de Frenkie y apoyando su mentón en el hombro del contrario.

—Sí, eso espero —responde, su voz sonando rasposa—. Mi abuela solía prepararlo cuando me enfermaba.

Frenkie se recuesta en la espalda de su esposo quien, a su vez, esconde su rostro en el cuello del holandés y aspira suavemente. Vainilla, casi tan dulce como las galletas, Marc empieza a dejar pequeños besos sobre la zona.

—No deberías acercarte tanto, podría contagiarte —murmura Frenkie bajito, riendo ante el cosquilleo que le provoca aquel roce de labios sobre su cuello.

—¿Y... qué pasaría si no me importa que me contagies? —sugiere Marc. Baja sus manos hasta las caderas del contrario y lo gira, consiguiendo que aquella mirada azul se pose en él.

—¿Y los niños? —De Jong arquea una ceja.

—Pueden cuidarse solos —argumentar juguetón, haciendo un gesto para restarle importancia.

—¡Marc!

—Ya, también pueden enfermarse y no queremos eso —admite cuando Frenkie amaga zafarse del abrazo—. Lo sé, amor.

Las manos del holandés descansan sobre el pecho de su esposo, mientras que el agarre de Marc se afianza en su cadera. En el exterior, el sol aún se mantiene en el horizonte, lo que ilumina la cocina con tonos anaranjado. El sonido del agua cayendo se escucha de fondo, apenas perceptible.

—Nada de besos, Marc —advierte cuando la distancia entre ambos se reduce demasiado y puede percibir las intenciones de su esposo en su mirada.

—No me puedes pedir eso —se queja el contrario, cerrando los ojos con pesar a la vez que une sus frentes.

—Sin besos, dije.

La sonrisa de Frenkie se extiende cuando siente la nariz de su esposo rozar la suya. Al principio es un solo toque, luego dos, tres, cuatro y pronto él mismo se halla siguiendo el movimiento del contrario. Los párpados sellados, las respiraciones tenues llenando el ambiente y sus narices apenas tocándose.

—Marc-André...

Shh, esto es lo más cerca que estaré de besarte, déjame ser feliz también —pide en un susurro, sintiéndose un cosquilleo agradable en el pecho cuando Frenkie ríe suave.

—Marc —llama, el otro emite un sonido para indicarle a su esposo que lo está escuchando—. Te quiero.

Marc sonreiría aún más si le fuera posible, abre los ojos por un momento y deposita un pequeño beso en la punta de la nariz contraria. Ambos ríen despacio, cómplices, tan sumergidos en su burbuja algodonada que no perciben el sonido de los pasos bajando las escaleras ni notan las dos pequeñas figuras frente a la mesa, con intenciones de hurtar las masitas recién hechas.

—Papás se aman mucho, ¿lo viste? —susurra Ben, feliz.

—Sí, ya vi —responde Miles, que se ve forzado a levantar la mirada de las galletas cuando su hermano lo empuja levemente—. Que sí, Ben. Guácala.

—No, es bonito —suspira Ben, tan distraído en la escena que Miles se termina llevando su galleta favorita.

n/a: HOLA, la intención acá es que sea suavecito, si no se logra pueden decírmelo para saber si estoy consiguiendo expresar algo en los escritos y ver cómo mejoro eso

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n/a: HOLA, la intención acá es que sea suavecito, si no se logra pueden decírmelo para saber si estoy consiguiendo expresar algo en los escritos y ver cómo mejoro eso.

les agradezco eternamente por leer, por sus votos y comentarios, me hace muy feliz saber que les gusta <33. Cuídense y nos vemos mañana con un beso robadoo😼

Besos en AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora