Capitulo 21 - Recompensa por mi cabeza

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Debes estar bromeando. Cuando escuché las palabras del tipo, supe que estar aquí era muy peligroso.

"Incluso encontrar cualquier información sobre el familiar podría recompensarte con una buena cantidad", dijo el tipo, mostrando a su compañero un cartel de "Se busca" al más puro estilo de One Piece.

Me levanté del asiento, ajustando mejor mi capucha para tapar gran parte de mi rostro. Traté de ser lo más casual posible al salir del bar, pero justo cuando estaba a punto de agarrar la manija de la puerta, ésta se abrió de golpe, haciéndome caer al suelo y revelando mi cabello blanco.

Me encontré en el suelo, con la mirada de todos los presentes clavada en mí. Maldije en silencio mi mala suerte mientras me apresuraba a levantarme, tratando de mantener la compostura a pesar del revuelo que había causado mi caída.

"Lo siento", murmuré, intentando disculparme mientras me ponía de pie y volvía a ajustar mi capucha para cubrir mi rostro. La atmósfera del lugar se había vuelto tensa, y podía sentir las miradas de sospecha sobre mí mientras me esforzaba por parecer lo más inocente posible.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El hombre que se erguía como una montaña de músculos y que había franqueado la puerta se interpuso en mi camino antes de que pudiera rodearlo y escapar del bar. Su presencia imponente bloqueaba mi salida, y la tensión se palpaba en el aire, espesa como la niebla en una noche oscura.

"Espera un minuto, creo haberte visto en algún lugar", dijo, sus palabras resonando con una chispa de reconocimiento en sus ojos, mientras su mano se interponía entre él y mi salida.

"¿Eh? Estoy seguro de que se equivoca, señor", respondí rápidamente, tratando de deslizarme hacia un lado, pero su agarre firme persistía, impidiéndome avanzar.

"¡Oye! ¡Es el tipo de la recompensa!", gritó el hombre del cartel de "Se busca", su voz atronadora resonando en el bullicio del bar, señalándome con insistencia como si yo fuera el mismísimo objeto de deseo.

La tensión en el aire se intensificó mientras todos en el bar se volvían hacia mí, sus murmullos llenando la habitación. Traté de mantener la calma mientras sentía la mirada acusadora de cada persona que me rodeaba.         

"Lo siento, pero debe haber algún malentendido", intenté explicar, buscando una salida mientras sentía la presión de la multitud cerrándose a mi alrededor.

El hombre del cartel avanzaba hacia mí con determinación, su expresión decidida como la de un cazador que ha encontrado a su presa, y su compañero no se quedaba atrás, flanqueándolo con la misma determinación.

Retrocedí paso a paso, sintiendo la fría pared en mi espalda, mientras más y más personas se levantaban de sus asientos, formando un círculo ominoso a mi alrededor. Incluso el cantinero, cuya neutralidad había sido mi última esperanza, se unió al coro de acusaciones.

"Es verdad, ahora te recuerdo", dijo la montaña de músculos, sacando algo de su bolsillo y mostrándolo. "Este eres tú", agregó, mostrándome un cartel de "Se busca", con una expresión típica de villano.

Mi corazón dio un vuelco al ver mi propia imagen estampada en el cartel de búsqueda. La situación había pasado de mala a peor en cuestión de segundos. 

Antes de que pudiera hacer algo, el hombre del primer cartel intervino con una voz llena de determinación. "¡Hey! ¡Yo lo vi primero!", exclamó, con su compañero a su lado, señalándome con insistencia.

Aprovechando esos segundos de distracción, deslicé mi mano izquierda bajo mi capa, agarrando la daga que siempre llevo escondida. Una vez que la tuve entre mis dedos, mi expresión tensa pasó a ser más relajada pero calculadora. Las runas de Gandálfr se activaron, otorgándome una claridad mental y una habilidad para el combate que he aprendido a apreciar en situaciones como esta.

La vida isekai no es para mí - camino por el OmniversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora