✯ c a p í t u l o c i n c o

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El tiempo

JungKook estaba recargado sobre el mural de la puerta al patio mientras observaba a TaeHyung sobre la hamaca viendo ese catálogo de colores y apuntaba cosas en su libreta

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JungKook estaba recargado sobre el mural de la puerta al patio mientras observaba a TaeHyung sobre la hamaca viendo ese catálogo de colores y apuntaba cosas en su libreta.

El doncel se estaba integrando en las nuevas modas para cuando su embarazo culminara y pudiera ser el decorador de interiores que siempre quiso. Su terapeuta lo había dicho, debía aprender a hacer las cosas para él y por él.

No necesitaba la aprobación de nadie para ser bonito, porque ya lo era. Era hermoso por el simple hecho en existir.

Su valor como humano, hombre y doncel no lo definía nadie más que él mismo. Había vivido tanto tiempo en una cueva que ahora que estaba en el mundo todo se sentía tan diferente.

JungKook amaba ver el cambio de su amigo. Ahora su mirada era pacífica y tranquila, no había miedo ni nerviosismo. Su embarazo seguía avanzando saludablemente y el brillo resplandecía a su alrededor.

No podía arrepentirse si TaeHyung lucía así de tranquilo y feliz en ese tiempo recuperado consigo mismo.

Con cuatro meses de embarazo, su vientre había crecido de manera adorable a su vista. JungKook estaba cada día más enamorado de ese hombre que ahora estaba muy ocupado escogiendo el color para la habitación del bebé.

Ellos vivían felices.

La adoración de JungKook era TaeHyung y ese bebé que crecía en su vientre, a lo largo del tiempo lo había demostrado.

La atención que recibía el ahora castaño era superior. Se sentía un doncel mimado y cuidado con JungKook.

"—¿Kookie?

El castaño lo despertó a mitad de noche.

—¿TaeHyungie? —encendió su lámpara de noche y vio a su amigo verlo desde la puerta de su habitación. —¿No puedes dormir? ¿Estás bien?

—Es que... —bajó la mirada y acarició su vientre.

—¿Qué pasa Tae? —preguntó enderezándose. —Dímelo.

—T-Tengo hambre... se me antojo un rol de naranja. —sonrió mientras sus mejillas se pintaban de rojo. —El bebé quiere.

JungKook sonrió y se levantó para rodearlo con sus brazos.

—Vuelvo enseguida. —acarició su vientre y luego le picó la mejilla con ternura.

—¡Espera!

—¿Qué ocurre?

—No quiero estar solo.

JungKook terminó saliendo a la tienda con TaeHyung bajo mil capas de abrigos, porque no podía arriesgarse a que se enfermaran.

All for Love ➴ kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora