Los mejores amigos deben estar en las buenas y en las malas, eso pensó JungKook cuando TaeHyung se casó con el "hombre perfecto" para él.
¿Qué sucede cuando no lo es?
¿Qué pasa cuando HaJoon ya no es el hombre perfecto que conoció?
JungKook tendrá...
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TaeHyung observó su casa con una sonrisa.
Había varios ramos de diferentes tipos de flores adornando cada espacio. JungKook era un detallista de corazón.
Cada día le llevaba un ramo de nuevas flores.
"Mientras yo exista, tú siempre serás apreciado"
TaeHyung sentía que las nubes no eran lo suficientemente altas para explicar lo mucho que amaba a ese hombre.
Su aspecto maduro e intelectual simplemente lo encantaba más. Incluso si para muchos JungKook lucía como un "aburrido" para él era todo lo contrario. Con ese hombre tenía las emociones de todos los colores del arcoíris.
Estaban conectados de una manera que nadie entendería.
Se sentía como el favorito de Dios. Tenía a un hombre que lo amaba y le daba absolutamente todo lo que quería. No solo hablaba de lo material, aunque eso también influía mucho, pues JungKook soltaba todo el dinero que pudiera necesitar con una sonrisa y sin fijarse en los números a la derecha, pero también lo satisfacía mentalmente. El hombre era un jodido cerebro funcional andante.
Lo amaba.
Cuando se besaban, a veces soltaba datos interesantes a mitad de sus sesiones de amor mutuo que tenían.
Le fascinaba.
Era tan delicado, tan amoroso y comprensivo.
"Tae, no tienes que agradecer por esto. Amor, respeto, compresión es lo básico que puedes esperar de una persona enamorada. Recuérdalo siempre"
¿Ahora lo entendían?
Tal vez no era el hombre "perfecto", pero era el indicado.
Siempre lo fue.
Ahora también tenían citas a todas horas. Le gustaba eso, porque si JungKook ya era atento en casa, en la calle lo era más.
TaeHyung era un mundo y JungKook su órbita.
Entre JungKook más lo respetaba, más ganas tenía de que le perdiera ese respeto.
No iba a negarlo, quería ser jodido, quería que el azabache lo tomara y lo hiciera suyo. Pero se lo estaba haciendo muy difícil, JungKook no entendía ninguna de sus indirectas.
Un día, mientras dormían, el castaño se coló a su dormitorio y le dijo con esos ojos coquetos que poseía que estaba demasiado solo en esa cama. JungKook solo lo arrulló en sus brazos. Ahora dormían juntos todas las noches, al menos ese era un avance.
Pero quería más.
Por eso, esa misma tarde, antes de que JungKook llegara de trabajar, fue al centro comercial y compró ropa bonita para recibir a su hombre.
