★ 𝓔𝓵 𝓻𝓸𝓳𝓸 𝓭𝓮𝓼𝓽𝓪𝓬𝓪 𝓶á𝓼... ★

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·..·𝓒𝓪𝓶𝓲𝓵𝓪 pvs ★·..·

7:45 am, día en el que mi prima me llevaría a comprar mi vestido para mi primera presentación. Intentaremos que no sea muy costoso, no tenemos dinero para poder pagarlo, así que uno barato tendremos que comprar.

-Vamos Cami, el bus pasa en 30 minutos, si lo perdemos tu pagaras el taxi.- Gritó Candela mientras me esperaba en la puerta, yo estaba poniéndome los zapatos. Bajo corriendo como puedo, les juro que casi me caigo de cara al hacerlo. Mi abuela estaba en la cocina preparando un pastel de manzana. Ella me grita desde la cocina -¡Morenita mía, ven que te voy a dar la bendición!- Es lo usual, ella siempre nos bendice cada que salimos a algun lugar, según ella para que dios nos acompañe en nuestro camino, en cuba es común hacer eso y nosotros somos de allí. Es muy tierna. Voy donde ella y me bendice con cariño, lo mismo con Candela y nos vamos a la parada del bus.

Candela se limaba las uñas mientras esperábamos, yo miraba impacientada mi reloj para que no tardará mucho, tenía que trabajar en 1 hora y si llegaba tarde una vez más me van a hacer limpiar los baños de la cafetería por un mes. Eso sería lo más repugnante que podría haber, creo que mejor será que eso no pase.

Llega el autobús y nosotras subimos a los últimos asientos, delante nuestro estaban unas chicas gritando por el concierto de unos tales "Tokios en hoteles" o no sé muy bien cómo era el nombre. Bajamos, el clima cálido pero con una brisa era lindo. Un verano común en Alemania aunque extraño el caliente verano de Cuba. Tenía tan solo 5 años cuando nos mudamos a Alemania, pero recuerdo bien todo de Cuba, la calidez, los árboles, las personas. De tanto pensar en eso nos toco bajar.

Llegamos a una tienda nada lujosa, era normal, lo que podríamos pagar, Candela empezó erigiéndome muchos vestidos, muy opacos y no resultaban para nada. Hasta que mis ojos se encontraron con un fabuloso vestido rojo pasión, era perfecto para mi, no era muy atrevido pero tampoco era aburrido. -Cande, esté me gusta, déjame llevarme este.- Le implore a mi prima la cual era quien llevaba el dinero, no era mucho, pero estaba bien. -Claro Cami, ese te va a quedar bien. ¿No es muy caro verdad?- Busque el precio en alguna parte del vestido, y, ¡Vamos! Era barato, entonces Cande acepto comprarmelo.

Luego de que Candela se haya comprado dos vestidos y yo uno vamos a la parada del bus, pero al ver que iba tarde al trabajo me levanto de un salto -Cande, yo me voy en taxi para el trabajo, dile a la abu y a la tita que las quiero. Ah,y que volveré a el almuerzo- Le doy un beso en la mejilla y salgo corriendo a por un taxi. Por suerte pude agarrar uno, es difícil hacerlo, pero lo conseguí. Le dije al taxista dónde ir, y al llegar le pague y corro al camerino para ponerme el uniforme de mesera. La odiosa de Katherina me empezó a reprochar la llegada tarde -Creo que vamos a tenerte que descontar el sueldo por tus llegadas tarde.- Que esas malditas llegadas tardes se las meta por el maldito culo haber si le entran.

Corro a atender unos clientes, cuatro chicos pesados, pero estos tarados eran diferentes, eran como emos. Su ropa y esas cosas. El tarado de trenzas habla por los demás. -Hola linda, traenos huevos fritos, pan tostado, café negro y tocino. Gracias muñequita.- El idiota me guiña el ojoa, simplemente voltee mis ojos y me fui a decirle la orden al cocinero. Pude ver como sus amigos reían de como lo ignore, eso me hizo sentir bien. A los minutos volví a la mesa de ellos para darles su orden. -Buen provecho.- Les dije mientras les servía la comida en la mesa. El chico de trenzas me ve y ve la comida, pero mi sexto sentido me dice que el me miraba a mi como si fuera la comida, eso era incomodo, pero me acostumbre un poco a esas miradas.

Mi turno terminó y fui corriendo a casa para el almuerzo, me cambi como pude y me puse la ropa normal. Baje y vi que mi abuela y mi tía prepararon la cena. Comimos con rapidez. Todos van a dormir a las 8, pero yo, yo no, yo me estaba preparando para ir a un bar a cantar, a cantar, lo que más amor. Obvio me iba a poner mi vestido nuevo rojo, con una botas negras no tan altas y un gorrito rojo que combina, me maquille un poco las pestañas, brillo labial y perfume de vainilla hecho por mi misma, era un perfume único.


★ 𝓣𝓸𝓶 ★

Despues de esos estupidos conciertos, que en realidad me fascinan mucho estaba muy cansado, necesitaba relajarme. Pero no quiero ir a un stripclub, quiero ir a un bar normal, sin mujeres que me distraigan, y creo que ir a un bar repletos de hombres me ayudara a olvidar el estrés de terminar un concierto. Las fans me había seguido hasta que logre escapar. Llegue a un bar muy alejado, entre y el aroma a vodka y whisky inundo mis fosas nasales, eso era un lugar donde no encontraría mujeres ni putas. Me siento en la barra y pido 2 vasos de whisky. Todo era relajado, voces masculinas, colonia de hombre, caras feas... Hasta que en el escenario pasa una mujer que me resuelta conocida, sentía su exquisito aroma a vainilla que me inundó por completo la nariz, ese aroma me resultaba único. Ella sube al escenario con un vestido rojo que destacaba el lugar y su tono de piel, piel canela hermosa. Me resulta raro, ya que siempre fui el amante de las rubias, pero no sé qué tenía esta morena que me deslumbró. La belleza empieza a cantar una bella canción mezclando el español, aleman y ingles, me parecían increible. Veía que todos los hombres la observaban, y quien carajos no lo haría. De verdad, el rojo destaca más...

Cada que ella cantaba era como si un torbellino de emociones me golpeara, pero quizás solo era atracción. Solo es otra mujer, quizás le pida su número luego de que ella acabe.

La chica acaba y veo como todos aplauden, voy donde ella y con mi mejor voz digo. -Hola preciosa, soy Tom Kaulitz, seguro me conozcas por que soy el guitarrista de Tokio hotel.- Ella me ve con confusión, no puedo creer que no me reconozca. -No, disculpa, te conozco pero por qué fuiste a la cafetería en la que yo trabajo hoy en la mañana. Pero  nada más. ¿Por que me buscastes?- Bueno, al menos sabe quien soy, pero no en el aspecto que yo esperaba. - Quiero tu numero muñeca, quizás podamos pasar una linda noche juntos. ¿Cual es tu nombre?- -Ahora no gracias, estoy muy ocupada. Otro día o mejor nunca, adiós.- Ella desapareció corriendo como si no le interesara, pero yo no no me rindo, menos con un bombón como ella. Su piel canela, cabello ondulado y largo, carita de muñeca. Es una chica exotica para mi.

Ella no lo sabe aun, pero va a ser mi esposa. Solo juego, yo jamás me casaría, eso es para idiotas enamorados, y yo no me enamoro. Soy un chico de una noche, las mujeres me aman y todas son mías, y ella no será la excepción.

Salgo del bar al ver que están por cerrar y vuelvo a casa o como sea el lugar donde se duerme. Encuentro a Bill tirado en el sofá escuchando Britney Spears y comiendo pizza. Me acerco y le lanzó un almohadón por la cabeza. -¿Qué haces despierto a esta hora idiota?- Veo como se enfada por el golpe. -Te estaba esperando, no puedes desaparecer así como así.- -Ya, ¿Qué te importa? Tengo 21 años, hago lo que se me antoje.- Bill le devuelve el golpe con el almohadón.-¿Y donde mierda estabas? ¿Cogiendo con una puta?- El se ríe y yo igual, eso normalmente hago, pero no está noche, no está. -No idiota, estaba en un bar. Hoy no habían putas, pero vi a una chica.- Sonríe al recordarla, pero solo es atraccion. -¿Ah sí? ¿Y que?- -Bueno, no sé, me gusto, pero ella se fue. No me dijo s nombre, ni su número. Pero, ¿Recuerdas la camarera que nos atendió hoy?- El muerde su labio inferior intentando recordar y sus ojos se abren al hacerlo. -Ahh, si. ¿Ella verdad?- -Si, ella misma. Te juro que la voy a encontrar.- Estaba decidido, ella tendría que ser una de las chicas con las que yo estaría, sería solo una noche, nada más. ¿Qué podría pasar?










 ¿Qué podría pasar?

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