VII

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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

Sus alumnos eran un fracaso. Un completo fracaso. Pero Toph tenía fe en ellos, quería que se volvieran los mejores, que fueran capaces, al igual que ella, de controlar el metal. Que fueran reales maestros metal. Pero ellos continuaban fracasando, y Toph perdía la paciencia. Nunca había poseído mucho de ésta, en realidad. Y necesitaba desesperadamente distraerse, por lo que la llegada de Sokka le parecía de lo más gratificante ahora. Haciendo mención honrosa a su estudiante el oscuro, que todo odiaba y a todos odiaba, ella odiaba sentirse tan harta.

Y estar con Sokka era divertido.

Y reencontrarse con ellos significaba ver a Zuko.

Y había pasado mucho tiempo desde que no veía a Zuko.

Realmente extrañaba al señor del fuego.

Pero, volviendo al asunto de volver a encontrarse con Sokka, abrazar a Sokka, tener que soportar las estupideces de Sokka, y respirar el aroma pestilente de los pies de Sokka. Estaba feliz de tener nuevamente a su amigo. Y, aunque el temor al abrazarlo persistía, era feliz de, al menos, poder haberlo hecho.

-No lo sé... -Suki, quien había ido por ellos hasta su escuela de metal control, miró más allá de la ventanilla del tanque, dándole ahora la espalda a Sokka y Toph –Él solo parece tan... tan solitario

-"Solitario" no es la forma en que lo describiría –La maestra ciega aclamó, sintiendo la emoción hacer mella en su interior. Zuko estaba tan cerca. Tan cerca y tan lejos a la vez. Detener a su ejército de enfrentarse al ejército del reino tierra no era precisamente su idea de un reencuentro normal –Sería más como un "con un tornillo zafado de la cabeza"...

-¡Oohh! ¡Eso es! –Gritando, como si el sentido de la audición de Toph no estuviera ya suficientemente desarrollado, Sokka prosiguió con el plan, y la más joven se vio obligada a dejar sus pensamientos hacia Zuko.

"Estabas con tu gente, en tu nación. Tenías a Suki y Ty Lee contigo. ¿Por qué te sientes solitario Zuko? ¿Qué es lo que añoras?"

Por alguna razón bastante extraña, había esperado que la próxima vez que viera a Toph, fuera bañada bajo la luz de la luna, con sus brillantes y ciegos ojos volteados en su dirección, y las mejillas sonrojadas por la expectación. Que él diría algo cursi como había aprendido de su tío Iroh, y ella se reiría por lo bobo que parecía.

Nada más alejado de la realidad.

Ella estaba discutiendo con Katara, montada en uno de los tanques de su ejército, con Sokka y Suki como sus secuaces. Y lucía tan malditamente linda como lo había hecho la última vez que se vieron, durante su cumpleaños en casa del tío Iroh, incluso más. Tenía quizás el mismo aspecto, pero comenzaba a ser una adolescente, una joven de curvas suaves pero pronunciadas a la vez, perfectamente disimuladas bajo la ropa de aspecto ligeramente masculino que Toph tanto disfrutaba llevar.

Estaban discutiendo como si su presencia no fuera importante, y luego desmanteló todos los tanques de la nación del fuego con su metal control. Pequeña mocosa malcriada. Seguramente había sido idea de Sokka, por lo que el guerrero se había ganado, sin duda alguna, una flameante patada en el trasero para la próxima vez que se vieran.

-Zuko necesita vernos ahora. –La antesala de una guerra sin sentido había llegado a su fin y, en vista de que Zuko no había dado señales de despertar, Toph debió regresar a su academia de metal control, más solicitada que nunca. –Ey Toph, venga, debemos irnos.

-No puedo dejar mi academia Sokka –Le dolía el alma decir aquello, le dolía no haber podido cruzar siquiera una palabra con Zuko desde su encuentro en el campo de batalla. –No puedo ir. –Su amigo suspiró, acercándose a ella para darle un sutil abrazo que tensó por completo sus músculos

Broken Soul | TokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora