18

12 1 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Han tomado el puente y la segunda sala

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Han tomado el puente y la segunda sala. Hemos atrancado las puertas... pero no podemos detenerlos mucho tiempo, el suelo se retiembla, tambores... tambores en lo profundo. No podemos salir. Una sombra se mueve en la oscuridad. No podemos salir. Ya...

—¡TUK! ¡Imbécil! ¡Arrójate tú la primera vez y líbranos de tu estupidez!

Había tocado el esqueleto, primero cayó la cabeza, luego el cuerpo restante, claro que hizo eco, logró que los demás detuvieran sus observaciones, su curiosidad. Gimli lloraba al lado de la tumba, Eldar a su lado detuvo sus sollozos. Trancos y su hermano se vieron un momento antes de que el Istari gritara al Mediano. No había forma de defenderlo de la ira de Mithrandir. Se volvieron a escuchar los tambores, las pisadas, los gritos, gruñidos, la movilización.

—Frodo— el susodicho sacó su espada y brillaba.

—¡Orcos! — exclamó Legolas. Boromir fue a la entrada a asomarse y tres flechas casi entraban en su rostro.

—Atrás, no se alejen de Gandalf— ordenó Aragorn a los Medianos.

—Tienen un troll de las cavernas— Boromir comunicó la información cuando Aragorn le ayudó a cerrar la puerta.

—Brillante— se quejó Eldar pasando cualquier cosa para bloquear la puerta. Gandalf sacó su espada, los Medianos sacaron su espada. Legolas alistó su arco, los Hombres sacaron su espada, Eldar también. Gimli se colocó sobre la tumba.

—¡Que vengan! Todavía hay un enano en Moria que respira.

—Dos— se enorgulleció Eldar.

Golpeaban la entrada para tratar de pasar. Eldar se colocó entre su hermano y su primo, los Medianos lo más atrás posibles. Todos en vilo, pronto demostrarían de qué estaban hechos. El Medio Elfo contuvo el aliento y llevó a su mente, seguro en brazos de Glorfindel, tratando de encontrar paz, porque a veces escuchaba un susurro en su oído. Abrieron un pequeño agujero y Legolas disparó, Estel disparó otra flecha, seguidas de otras dos y las puertas cayeron.

No había tiempo suficiente para disparar flechas, así que todos atacaron, los superaban en sobremanera. Eldar rebanó cuellos y los pateaba lejos. El troll de las cavernas por fin entró, iba a atacar con su mazo a Sam, Eldar lo empujó debajo de la enorme bestia e intentó detener el arma antes de dejarla caer a su costado. Trancos y Boromir jalaban la cadena que le sobraba a la bestia, se tambaleó. Boromir cayó y Aragorn lo salvó mientras Eldar seguía batallando con el troll codo a codo con Gimli. Legolas disparó dos flechas dándoles tiempo a los otros de levantarse.

Eldar seguía rebanando cabezas y pateando a los que podía. Incluso Sam usaba su sartén para aniquilar orcos. Aragorn se abría paso entre los orcos para alcanzar a Frodo. Eldar lo escuchó para ir en busca del Mediano, ninguno fue tan rápido, Frodo llamaba a gritos a Aragorn. Los Medianos lanzaban rocas al troll, Aragorn salió disparado a un costado, así que el Medio Elfo se apresuró a atacar de nuevo a la bestia. Lo tomó de la cadena y jaló hacia atrás dándole tiempo a Frodo a correr a ver a su hermano, aprovechando el pico, impactó a Frodo. Merry y Pippin le brincaron encima al troll mientras Eldar también lo atacaba y el resto se encargaba de los orcos. Gimli le dio un hachazo, Merry le clavó la espada en la nuca, Eldar en el estómago y Legolas disparó al cuello.

—Frodo— llamó Sam.

—Sí, no, no— Aragorn lo volteó y solo jadeaba.

—¡Está vivo!

—Estoy bien, no estoy herido.

—Deberías estar muerto.

—Esa lanza hubiera atravesado a un jabalí.

—Creo que este hobbit tiene habilidades ocultas— el Mediano se abrió la camisa y descubrió la cota.

—Mitril— dijeron Gimli y Eldar a la par.

—Está usted lleno de sorpresas, señor Bolsón— dijo el Enano.

Se escucharon más aproximándose, así que Gandalf les ordenó ir al puente. Todos corrieron con el Istari a la cabeza. Miles de orcos los rodeaban a cada paso que daban, no había forma de escapar. Incluso bajaban del techo. Eldar jaló a los Medianos para ponerlos entre ellos y Trancos, lejos de todos. Un rugido se escuchó a lo lejos, una luz al final del camino, los orcos se fueron muchos más rápido de lo que les tomó salir de su escondite. Los hermanos se voltearon a ver.

—¿Qué es esta nueva brujería? — susurró Boromir al Istari.

—El Balrog.

—El Daño de Durin— susurró Eldar.

—Un demonio del mundo antiguo, este enemigo es demasiado poderoso para ustedes, ¡huyan!

Echaron a correr de nuevo, de nuevo Mithrandir a la cabeza, guiándolos por una puerta lateral. Se paró para darles paso y cuidar la retaguardia. Boromir fue el primero en cruzar y casi caer a falta de escaleras, Legolas lo sostuvo y pronto los alcanzaron Eldar, Gimli y el resto.

—Gandalf.

—Guíalos, Aragorn, el puente está cerca— lo señaló con la cabeza—. ¡Obedece! ¡Las espadas no sirven de nada aquí!

Comenzaron abajar las escaleras, por la lateral, para aproximarse todo lo posible a su destino. De nuevo se quedaron sin escalera, pero la distancia era mucho menor, no habría problema para cruzar. Legolas pasó primero. La estructura temblaba y amenazaba con derrumbarse a cada paso de aquella bestia que ninguno había visto. Gandalf brincó. Flechas volaban de lo lejos, Legolas y Aragorn respondieron al ataque. Boromir sostuvo a Merry y Pipin, cruzaron y otro pedazo de estructura cayó. Había mayor distancia que separaba ambos extremos. Aragorn lanzó a Sam.

—¡Nadie arroja a un Enano! — Gimli alzó la mano, brincó y Legolas lo sostuvo—. ¡De la barba no! — la estructura seguía derrumbándose.

—Aragorn...

—Tú primero.

—Me tienes que seguir— sentenció Eldar.

—Siempre— el Medio Elfo alcanzó a ver una pequeña sonrisa, luego brincó y aceptó la mano de su primo.

—¡Agárrate, Frodo! — la estructura comenzó a fracturarse—. Inclínate hacia delante— el peso y la gravedad hicieron lo demás.

—Te tengo— sostuvo a Estel.

Todos siguieron corriendo escaleras abajo sin importarles que la escalera seguía cediendo bajo los grandes temblores que provocaba la bestia. Gandalf volvió a ordenar que avanzaran mientras él custodiaba la retaguardia, ordenándoles cruzar el puente. El fuego se acrecentó, esa especie de rugidos parecía alimentar las llamaradas. Una bestia enorme, de cuernos gigantes enmarcando su rostro, su piel ardía y de su boca parecía que saldría fuego, rugió y comenzó a avanzar a paso lento, pero decidido hacia ellos. Parecía tener alas y no las usaba para adelantarlos. Aragorn los guiaba y Eldar cubría la retaguardia por delante del Istari. Quien se quedó a medio puente, giró sobre sus talones.

—¡Tú no puedes pasar!

—¡Gandalf!

—Yo sor servidor del Fuego Secreto, dueño de la llama de Añor— alzó su báculo en una mano y su espada en la otra—. ¡El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udun! — alzó su espada de fuego y no sirvió de nada contra el Istari—. ¡Vuelve a las sombras! — dio un paso y "conjuró" un látigo de fuego—. ¡No pasarás! — Gandalf alzó su bastón y con magia deslumbrando, impactó el puente, el Balrog intentó avanzar y se derrumbó, con su látigo consiguió atrapar el tobillo del Istari.

—¡No! ¡No! — Boromir lo detuvo.

—Gandalf— gritaba el Mediano desperado.

—¡Huyan, tontos!

EldarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora