Los mejores amigos deben estar en las buenas y en las malas, eso pensó JungKook cuando TaeHyung se casó con el "hombre perfecto" para él.
¿Qué sucede cuando no lo es?
¿Qué pasa cuando HaJoon ya no es el hombre perfecto que conoció?
JungKook tendrá...
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El sonido del televisor era lo único que acompañaba su solitaria vida en esa gigantesca casa. Estaba acostumbrado, ya lo había dicho, le gustaba fingir que todo estaba bien.
El cielo comenzaba a pintarse oscuro cuando una llamada iluminó su teléfono.
Miró extrañado el contacto.
—¿Hola?
—¡TaeHyung!
—¿Quién eres?
—Dios santo, tienes que saberlo... —un quejido se escuchó. —Presta atención, necesito que llames a Lee, él va a rastrear mi ubicación, tienen que venir por mí, tienes que salvarme TaeHyung.
El doncel se acomodó sobre el sofá y luego respondió.
—N-No entiendo...
—¡Carajo! Estoy secuestrado TaeHyung, tu jodido mejor amigo me tiene encerrado en una bóveda con varios imbéciles. —habló en susurros fuertes. —JungKook lo planeó todo, estoy atado de los pies, ellos me golpearon hasta dejarme jodido. Duele, demasiado, ¿entiendes? Y eres el único puto número que pude recordar, por eso debes llamar a Lee.
TaeHyung jadeó en sorpresa.
—¿Qué quieres decir con que JungKookie te tiene así?
—¡Me quiere matar, TaeHyung! Lo escuché, están desarmando mi auto, puedo oírlos desde aquí. —contó con temor en su voz. —No es una puta broma, van a hacerlo y tienes que sacarme de aquí. Soy tu esposo, el padre de tu hijo.
—Dios mío. —lloró. —L-Lo haré... pero debes darme más detalles, no puedo enviar a Lee en blanco.
Su corazón comenzó a latir con fuerza.
No podía ser cierto.
—JungKook es un puto demonio TaeHyung, yo lo vi. Está obsesionado contigo, cree que tiene oportunidad y por eso quiere matarte, sacarme del camino. —respondió con poca fuerza. —Mi pierna está sangrando demasiado, cariño.
TaeHyung soltó un sollozo.
—Estoy llamando a Lee, por favor resiste Joon. —suplicó. —V-Va a venir, irá por ti.
—Muy bien, tiene que darse prisa, este hombre está loco.
El rubio tapó su boca para cubrir sus llantos.
—Kookie no lo haría...
—Tu maldito Kookie está loco de remate, entiéndelo bien. —soltó. —Ahora deja de llorar, tienes que calmarte para que me puedas ayudar.
