Capitulo 02

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Bicho raro

...

Hay una diferencia obvia entre Chiquita y Ahyeon. Chiquita era popular y conocida mientras que Ahyeon era una chica normal que no era conocida por ser popular pero tampoco por estar en el fondo de la cadena alimenticia.

A Chiquita le encantaban los deportes y salir, mientras que Ahyeon pasaba la mayor parte del tiempo dentro de casa, estudiando o leyendo.

Y lo más importante, a Chiquita le encantaba el afecto. Era conocida por ser bastante susceptible, inocente o no. En su mayor parte, sus caricias eran inocentes. Cuando reía, apoyaba su cuerpo en quien estaba sentado a su lado y se agarraba inconscientemente a la rodilla o a la mano de la persona.

Sin embargo, si Chiquita sentía algo por una persona, sus caricias se prolongaban y eran muy intencionadas. Cuando Chiquita se siente atraída por alguien, va a por todas. Ve que no tiene sentido negar lo evidente y contenerse. Se podría decir que si quiere a alguien, lo tendrá. Era todo lo contrario a Ahyeon.

Ahyeon fue criada por padres que nunca le mostraron ninguna forma de afecto. Creció con padres que rara vez estaban en casa o padres que rara vez estaban en casa o padres que ni siquiera le daban un abrazo. Eran raro verlos incluso sonreír. Ahyeon estaba acostumbrada a ello.

Un leve toque de una persona la dejaba muy incomoda. Pharita sabía que nunca jamás debía poner un dedo sobre su amiga, sabiendo que sólo dejaría a la chica incomoda. Por eso Ahyeon nunca había tenido una relación.

Ni tampoco quería estar en una.

...

Ahyeon contuvo los ojos en blanco mientras miraba al chico que tenía delante. él bloqueaba la entrada de la biblioteca y sonreía como si creyera que su sonrisa hacía que el corazón de Ahyeon se agitara, cuando hacía exactamente lo contrario.

-Eres muy atractiva, ¿lo sabías? - Preguntó, dando un paso adelante. Ahyeon apretó la mandíbula y dio un paso atrás.

Empezaba a tener una terrible migraña por su horrible colonia, que era demasiado excesiva para su gusto. A ella le gustaba el olor simple y dulce, pero nunca lo admitiría.

- Gracias, ahora si me disculpas - murmuró, tratando de dar un paso a un lado y pasar por delante de él, pero el estúpido deportista inmediatamente bloqueó su camino con su brazo.

Ella gimió con fastidio interno y rezó a los Dioses de arriba para que le dieran fuerza o de lo contrario nada la detendría de quitarle la sonrisa de la cara.

- ¿Como te llamas, chica bonita? - Preguntó, inclinando su cara hacia la de ella. La pelimarrón abrió los ojos hacia la proximidad. Demasiado cerca. 

La incomodidad la recorrió, tensando cada músculo de su cuerpo. Su corazón se aceleró de la peor manera posible y su cuerpo se sintió frío.

Ahyeon sintió que empezaba a sentir ansiedad. Sus dedos empezaron a temblar y sintió la garganta seca. Comenzó a dar un paso atrás, odiando dicha sensación.

Estaba dispuesta a salir corriendo hasta que sintió que sintió que su espalda chocaba con algo cálido. Algo seguro. Curiosamente, el calor alivió la creciente tensión de su cuerpo.

Su nombre no es de tu incumbencia, Niki.

Unas manos suaves se colocaron en ambos brazos de Ahyeon desde atrás. Y esas manos la apartaron con cuidado del deportista y la llevaron detrás de la dueña de aquella voz.

Ahyeon no necesitaba ver para saber quién era la dueña de las manos. Sólo lo supo por la VOZ. Aunque el tono era oscuro y lleno de protección, la voz, parecida a la miel, seguía sonando familiar a los oídos de Ahyeon.

Tócame - ChiyeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora