₂₅Etherea

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Ya te lo he dicho, pero lo repito: No estás maldita y no eres un monstruo

༺Ya te lo he dicho, pero lo repito: No estás maldita y no eres un monstruo༻

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Había alguien en aquella tienda. Kryo lo supo incluso antes de acercarse a la entrada. Sonrió maliciosa por la idea que se le cruzaba por la cabeza. Después de la cena, Kryo había estado vagando por el campamento a trompicones, habiendo bebido más hidromiel de la cuenta. La noche era oscura y silenciosa, y Kryo se sentía valiente y juguetona. Cruzó el umbral premeditadamente despacio, indolente, las velas que iluminaban la carpa se apagaron en su entrada, dejando a la oscuridad abrirse paso en el lugar. Solo la luz de la luna se filtraba débilmente a través de la tela, pintando sombras en las paredes.

Al segundo siguiente, Kryo saltó un largo trecho, se arrojó sobre la figura que estaba cerca de la cama. El forcejeo por obtener el poder se hizo entre ellas en segundos. Kryo la apretó contra las sábanas, sintiendo el cuerpo debajo de ella. Un momento después, la persona logró escurrirse de entre sus manos y un golpe en la nariz le nubló la vista en segundos. 

Kryo se mantuvo erguida sobre ella, sorprendida por el giro repentino de los eventos.

Octavia habló con voz agitada desde debajo de ella.

—Eres tú... —murmuró, sin moverse—. Escucha, hay dos opciones. La primera: te sientas a mi lado y me explicas qué es esto. La segunda: nos quedamos en esta posición, pero al menos me gustaría quitarme las botas.

Kryo se sonrojó ligeramente. Optó por la primera y se salió de encima de Octavia, quien suspiró y se puso de pie.

—Enciende las velas —dijo— Yo no veo en las tinieblas, como tú, y me gusta verte.

—Yo no veo en la oscuridad —replicó Kryo, encendiendo las velas rápidamente.

—Mierda.. tu nariz.—maldijo, cuando se volvió hacia Kryo.

Kryo tocó su nariz con cuidado, sintiendo el dolor que comenzaba a hacerse presente.

—Sí, bueno. Eso realmente no estaba en mi plan —dijo con una sonrisa forzada, tratando de restar importancia. Se acercó a la mesa alta y delgada. Vivaracha, se sentó en la silla, extendiendo delante de sí las botas que traía.— ¿Tienes agua? —preguntó, elevando su nariz para evitar que la sangre escurriera más.

Octavia no respondió, Kryo estaba mirando el techo mientras oía como Octavia vertía algún líquido sobre lo que identificó como un recipiente de madera. Luego, sumergió algún tipo de paño en el líquido y lo estrujó. Sus pasos y movimientos nunca pudo escucharlos, y aunque no pudiera sentirla, los utensilios a los que tocaba le permitía verla sin siquiera hacerlo. Luego, el rechinar de la mesa junto a ella le hizo saber a Kryo dónde se encontraba nuevamente.

Octavia se sentó sobre la mesa, tirando los pies entrelazados de la joven de cabello blanco al suelo. Kryo apenas tuvo tiempo de rechistar cuando una mano cálida se posó en su nuca.

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora