Capítulo 1

985 165 168
                                    

Ashlee:

Era de noche, James dormía plácidamente a mi lado como si no hubiéramos discutido hace unas pocas horas. Miré el reloj en la mesita de noche, eran las dos y diecisiete de la madrugada y aún no veía la pantalla de mi móvil encenderse.

Yo seguía abrazada a mis rodillas intentando ignorar el dolor punzante en mi brazo derecho. Miré de reojo la herida que ahora se encontraba vendada y con una enorme mancha roja en el medio, cerré los ojos ante el horrible recuerdo de lo sucedido hace poco.

Volví a abrirlos para voltearme cuando vi el destello de la pantalla de mi celular, una notificación. La abrí y el alivio recorrió cada zona adolorida de mi cuerpo. Me levanté con cautela procurando no despertarle, abrí el cajón de mi mesa de noche y dejé una nota sobre la mesa de noche de James. Una nota que decía bien grande: "Terminamos". Se acabó, no pensaba seguir aguantando nada de esto.

Bajé las escaleras rápidamente y sigilosamente hasta que llegué a la puerta principal. La abrí con cuidado y recogí mi llave junto a la de James y después cerré la puerta con seguro. La llave de James, la lancé hasta que cayó en el patio trasero del vecino, un patio que nunca tenía a nadie, por lo tanto era imposible que James recuperase la llave. O eso espero.

Charlotte estaba allí recostada a su auto con los brazos cruzados. Me dedicó una mirada compasiva al verme en mi estado moribundo.

—Ya pasó. —dijo cariñosamente cuando me lancé sobre ella para llorar.

Charlotte no sabía nada, no hasta hoy. Tenía miedo de decirle a alguien, James siempre me amenazaba de múltiples formas. Si le contaba a alguien, lo denunciaba o terminaba con él me estaba jugando la vida a mí y a las personas que pudieran involucrarse y eso es justo lo que acabo de hacer ahora.

Charlotte me acompañó para poderme adentrar al vehículo en el asiento del copiloto.

—Eso te lo hizo él. —interrogó cuando se percató de la venda en mi brazo y los moretones en mi piel.

Con mi labio inferior temblando asentí ante su pregunta. Vi cómo su mirada se oscurecía y cómo apretaba con fuerza la manilla de la puerta del coche.

—Vamos al hospital. —murmuró—. Y no quiero quejas ni berrinches, irás y punto.

Pues sí, así era Charlotte. Podía ser muy alegre y amable, pero en tan solo microsegundos podía transformarse en una bestia, sobre todo cuando lastimaban a alguien que le importaba y supongo que yo soy ese "alguien".

Charlotte siempre ha sido una chica bonita, decidida, inteligente y sobretodo con un carácter fuerte. Ella es mi mejor amiga, actualmente intenta ser una supermodelo y trabaja como programadora desde casa —o más bien, trabaja como hacker—. Eso sí, Charlotte siempre es muy generosa y colaborativa.

Para mejorar el ambiente tenso decidí poner un poquito de música en la radio. Charlotte tenía la vista fija al frente con su ceño fruncido y conducía a una velocidad considerablemente un poco más alta de lo que debería.

Supe que la idea de la música fue una buena opción cuando la vi relajar sus músculos, aflojar el agarre del volante y su mirada se volvió más suave.

—Qué bien me conoces. —sonrió de lado dándole aprobación a mi idea.

Estaba sonando "Kill this love" de BlackPink —vale, Charlotte es muy fan del K-pop a diferencia de mí que prefería más la música de "Bruno Mars" o de "5 seconds of summer". Por suerte, nunca nos peleamos por los gustos musicales, simplemente ambas sabíamos disfrutar del gusto de la otra—.

Miré por la carretera notando cómo había comenzado a llover de forma moderada, personas corriendo de un lado a otro entrando en portales ajenos para cubrirse de la lluvia, otros que corrían hasta la parada más cercana, otros que se mataban por intentar entrar al autobús que se había detenido en la esquina antes de doblar. En fin, todos huían de la lluvia.

Casi inmediatamente que volví la vista al frente escuché la voz de Charlotte cantando un poco más animada —de hecho, muy animada—, la canción "Helicopter" de CLC, otro grupo coreano de K-pop.

Sonreí al verla cantar tan animada, pero su sonrisa se esfumó cuando recibí una llamada, una llamada que me puso la piel de gallina.

—Cuelga. —ordenó Charlotte neutral—. Debió pensarlo dos veces antes de comportarse como un imbécil contigo.

Miré la pantalla viendo la llamada entrante de James, estaba indecisa con lo que iba a hacer. Charlotte se detuvo suavemente cuando el semáforo cambió a rojo. Me arrebató el celular y colgó inmediatamente la llamada, después de eso fue hasta mis contactos y bloqueó a James para no recibir ninguna llamada de su parte. Lo mismo hizo en WhatsApp y el resto de mis redes sociales.

—Es lo mejor. —me devolvió el teléfono cuando otro vehículo le pitó al ver que ella seguía estacionada con el semáforo ya en verde.

Miré mi celular dudando sobre esa decisión cuando Charlotte me lo arrebató nuevamente y lo dejó en el posavasos del carro.

—Deja de sobrepensarlo todo, eso solo te hará daño. Deberías estar feliz de que ya te alejaste de ese monstruo.

¿Feliz? Claro que estoy feliz. Volteé a verla al rostro, Charlotte dirigió rápidamente sus ojos al retrovisor y entonces suspiró.

—No fue un regaño. —aclaró—. Él nunca ha sido bueno para ti, lamentablemente yo no me di cuenta de eso al principio, actuaba tan bien. —se sinceró.

Asentí. Ella tiene razón, nadie esperaba que él fuera ese tipo de monstruo.

—¿Es la primera vez que te hizo esto? —preguntó después de doblar la esquina.

Negué con la cabeza, ella gruñó.

—¿Qué otra cosa aparte de esto te ha hecho? —apretó los dedos en el volante, se había comenzado a enojarse de nuevo.

Agarré mi celular y fui al blog de notas y empecé a escribir rápidamente todos los tipos de violencia que ha hecho James hacia mi persona. Una vez Charlotte aparcó en el estacionamiento del hospital le di mi celular para que leyera lo que escribí.

—Se acabó, ese tipo lo voy a denunciar. —aseguró saliendo del carro.

Salí detrás de ella, por suerte, el estacionamiento tiene un techo, únicamente nos mojaríamos en el pequeñísimo tramo para entrar al hospital.

—Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarlas? —preguntó amablemente una enfermera.

—Vinimos para que puedan curarle el brazo a mi amiga. —señaló mi herida con tristeza.

—Oh, lo siento. —susurró la chica mirándome—. Vengan conmigo. —dicho eso, la seguimos.

Silencio del Corazón. - [Completa✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora