Capítulo 18

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Al ver que hablaba en serio, uno de sus hombres envió rápidamente una carta al emperador diciendo lo que Ji Hong había pedido, y es que solamente los soldados que deseaban ya morir pedían tal cosa.

Al ver que hablaba en serio, uno de sus hombres envió rápidamente una carta al emperador diciendo lo que Ji Hong había pedido, y es que solamente los soldados que deseaban ya morir pedían tal cosa

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Entonces el emperador ordenó que lo trajeran de inmediato. Cuando Ji Hong entró ante su presencia el emperador preguntó con autoridad:

- ¿Porque quieres morir Ji Hong, acaso no te di una esposa, autoridad y riquezas? ¿O es que lo que te he dado no ha sido suficiente?-.

A lo cual Ji respondió :

- Cómo puedo ser feliz si la mujer a quien amo no está conmigo -.

- ¿Es que no amas a la princesa Ye Ningzhi?-.
Preguntó el emperador un tanto exaltado.

- No -.Respondió el general.

- ¿Entonces quien es? -. Dijo él emperador.

- Lo diga o no de todas formas moriré, sea en la batalla o por tu espada. La mujer a quien amo es, es Jing Tian -. Respondió el general importandole ya nada de lo que podría pasar.

- ¿De verdad la amas tanto que estas dispuesto a dar tu vida por ella? -. Preguntó el emperador con enfado.

- Si su Majestad, hoy estaba dispuesto a morir en la batalla. Si no puedo ser feliz con Jing Tian, entonces no deseo vivir, pues si vivo jamás podré ser feliz con Ye Ningzhi -.
Contestó Ji esperando ya su muerte.

Entonces, al escuchar su respuesta el emperador ya calmado reconoció lo siguiente:

- No he conocido a ningun hombre que de la vida por su amada. Estabas tan decidido que tuve que detenerte. Pero fuiste leal Ji Hong, estuviste dispuesto a obedecerme y no cuestionaste mi decisión. Ahora, si es lo que deseas, anulare tu matrimonio con la princesa Ye Ningzhi. Y concederé mi autorización para tu nueva unión con Jing Tian. Yo hablaré con la princesa más tarde. Ella tampoco merece vivir toda una vida careciendo de amor -.

- Larga vida al emperador, gracias por su misericordia su Majestad -. Contestó Ji Hong llenó de gratitud y felicidad.

- ¿Acaso crees que dejaría morir al mejor de mis guerreros? Ahora ve, y vuelve a dirigir a tus hombres en la batalla. La victoria se consigue si los soldados cuentan con un buen general -. Afirmó el emperador.

Así que luego de hacer una reverencia, Ji Hong salió de su presencia, montó su caballo y cabalgó a todo galope al lugar de la batalla.

Así que luego de hacer una reverencia, Ji Hong salió de su presencia, montó su caballo y cabalgó a todo galope al lugar de la batalla

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Su rostro no podía contener la felicidad, está vez su corazón palpitaba tanto como el de su mismo caballo galopando. Con gran ímpetu peleó al lado de sus hombres y no descansó hasta que ganaron la batalla al anochecer.

Luego que terminó todo, volvió rápidamente a su mansión, pues deseaba contarle a su amada la decisión que había tomado el emperador

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Luego que terminó todo, volvió rápidamente a su mansión, pues deseaba contarle a su amada la decisión que había tomado el emperador. Así que al llegar, la buscó desesperadamente. Entonces fue a su aposento, pero al entrar, resulta que encontró a Jing Tian recostada sobre la cama sosteniendo en sus manos un pequeño frasco de cristal.

 Entonces fue a su aposento, pero al entrar, resulta que encontró a Jing Tian recostada sobre la cama sosteniendo en sus manos un pequeño frasco de cristal

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Al ver esta escena Ji Hong gritó:

- ¡¡Jing lo bebiste!! -.

La esclava del pabellón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora