Capítulo 57

6 0 0
                                    

Deseaba morir como nunca. Tanto que sentí miedo de mí, de mis pensamientos, de mis sentimientos. No me reconocía.

No soy feliz, esa es la verdad. ¿Merezco ser feliz? No, no me siento merecedora de ello, pero sí, lo llegué a desear con tanta fuerza, y es que nada me hizo feliz, ni el amor de un hombre, ni el amor de madre, bolsos, lujos, viajes, mansiones, nada de eso me hizo ser feliz, me dió un momento de felicidad, nada más, y es que, ¿Qué es la felicidad? ¿La felicidad es tener una bonita familia, una bonita casa y un buen sustento económico?, ¿La felicidad es viajar por el mundo, conocer cada parte de el, tener más amigos e ir a eventos y fiestas?, ¿La felicidad es ser madre?, ¿La felicidad es ser hermosa y famosa?, ¿Qué es la felicidad y porque no la tengo en mi vida?

Si acaso hay un lugar en el mundo en el que pueda ser feliz, quisiera estar ahí, pero se, que a donde quiera que vaya, la tristeza me persigue.

No recuerdo donde empezó. Tal vez fue a medida que fui creciendo, tal vez fue algún suceso en mi niñez que tal vez no recuerdo, tal vez fue ver a mi madre trabajar todo el tiempo, tal vez la razón fue no haber tenido un padre presente y cariñoso, tal vez la razón es que mi mamá sufrió bastante durante el embarazo, desearía no haber nacido, eso hubiese sido mejor que estar aquí, vagando en un planeta solo respirando, como si fuera un objeto en medio del mar, algo que no debería estar ahí pero por razones ajenas es donde termino.

Sin Alexandré, ¿quien soy realmente? ¿Quién era antes de él? Ya no lo recuerdo, no se quién soy y no recuerdo quien era.

Debe haber algo, una razón, una respuesta científica o espiritual pero debe haber una respuesta.

— Has estado todo el día viendo por la ventana, ¿qué no te aburres? — Pierre me saca de mis pensamientos pero igual decido ignorarlo. Desde que estoy en este confinamiento en casa de Florence se la pasa molestando, aunque no me quejo mucho, prefiero estar aquí encerrada 24 horas antes que volver a mi casa.

Lo que antes era mi espacio, mi casa, ahora solo muestra lo que siempre ha sido, la casa de Alexandré, su espacio, su lugar seguro, esa casa es una parte de Alexandré, no puedo estar ahí sin él, no lo soportaría. No soportaría si quiera pisar el umbral de nuestra casa sin esperar a que él estará en su despacho,  aun lo sigo esperando, aun sigo esperando que todo esto termine y que pueda volver a verlo.

— Eres el nuevo fantasma de la casa, ya no más  parloteo por ahí y por allá como solías hacer. — Pierre se acerca aun más y pone sus manos en mis hombros mientras aun le ignoro dándole la espalda. Su tacto me incomoda pero da igual, no hago nada para evitarlo— Nos llevábamos tan bien hasta que te metiste donde no debías. Pudimos ser grandes amigos pero decidiste ser una perra, y las perras no me caen bien. — Pierre se atreve a tomarme de la nuca y es ahí cuando decido voltear y enfrentarlo.

Lo detesto, detesto a todos en esta maldita casa pero estoy cansada, cansada de seguir caminado en este circulo junto a ellos.

— Pierre, ¿Sabes cual es la diferencia entre tu y yo? Yo soy el centro de atención, la única persona que piensa en ti es tu madre, pero incluso ella piensa en mi ahora más que nunca. Debe ser difícil para ti, ¿no?,  llega una extraña a la casa y de repente todos se olvidan de ti.

— No te hagas ideas equivocadas, es solo porque estas embarazada, sabes lo que ese bebé significa para nosotros, tu no le importas a nadie. — Fingí una gran sonrisa ante sus palabras. Tiene razón. Todo gira en torno al bebé, si me alimento bien o no, es como si la vida de todos gira en torno a alguien que todavía no nace.

— ¿Qué haces aquí, Pierre? ¿A qué viniste? Solo me basta gritar y te sacaran a patadas de mi habitación. Si tanto crees en tus palabras entonces no deberías estar aquí.

The million dollar manWhere stories live. Discover now