Se acostó temprano esa noche, ni siquiera eran las nueve, cerraba los ojos y se reacomodaba en cama, pero por más que quería no lograba conciliar el sueño.— Agh! — pataleo hasta quitarse la sabana.
Observo el techo por unos minutos, sentía su cuerpo caliente. Lo que había estado escuchado los últimos días, hasta la tarde anterior solo se rebobinaba en su cabeza y estaba haciendo estragos en su cuerpo. Desde que se había mudado, ella no se había tocado, bueno tampoco es que lo hiciera con mucha frecuencia no solía pensar mucho en ello, ni tampoco sentía la necesidad, por lo que no tenía juguetes, lo consideraba demasiado obsceno, pero una que otra vez recurrió al grifo de la regadera.
— Demonios — Volteo a ver la puerta de su baño. No quería hacerlo.
Cerro los ojos con fuerza, y acepto que no lograría conciliar el sueño, así que se levantó y fue hacia la ducha, odiaba sentirse así, detestaba que sus hormonas la controlaran, pero sobre todo detestaba haberse excitado por como sus vecinos hacían el amor, la hacía sentir sucia. Todas esas eran emociones que no quería y que sobre todo no necesitaba en ese momento. Había sido una semana terrible para ella, su hermana se había mudado a otra ciudad, el que consideraba su amigo la había traicionado de una manera vil, por si fuera poco, su empleo estaba pendiendo de un hilo, amenazando con hacerla volver a casa de sus padres; pero pensar en todo ello no aminoraba el calor de su cuerpo. Tomo con pesar el grifo.
— ¡Maldita necesidad! — suspiro, con los ojos llorosos— Son... solo hormonas... — dijo en una voz baja.
Se quito la ropa, acto seguido entro en la bañera, regulo la presión y la temperatura del agua, se puso en posición para recibir el impacto del agua, decidida a olvidarse de todo por al menos unos minutos. Poco a poco el flujo del agua comenzó a hacer efecto, su cuerpo se fue relajando, comenzó a dejar vagar su imaginación primero en actores que le parecían atractivos, buscaba algo de inspiración, pero cuando lograba empezar a sentirse bien, no lo conseguía volvía a recordar todo lo sucedido durante la semana y volvía a rebobinar los gemidos de sus vecinas. Todo estaba mal, se sentía disminuida, patética y sobre todo se sentía sola, apago el grifo dejándolo caer y comenzó a llorar amargamente, sin poder contener su voz, la noche era fría y solo se escuchaba en la lejanía pocos autos, la ciudad estaba más silenciosa de lo habitual, por lo que su llanto envolvió su baño y comenzó a filtrase por su departamento.
Entre los espacios que tomaba para respirar y seguir llorando, se escuchó un estornudo seguido de una maldición, proveniente del otro lado de pared, lo que la hizo quedarse quieta, forzándose a contener la respiración, hubo silencio. Lo que la hizo pensar si lo que había escuchado fue real. Espero un momento, pero nada se escuchaba. Se levanto, recogió el grifo, se limpió las lágrimas y comenzó a reírse casi como teniendo una catarsis. La verdad es que se sentía algo loca.
— ¿Te encuentras bien? — Se escucho una voz masculina proveniente del otro lado del muro.
Ella se quedó callada inmediatamente, quedo pasmada con los ojos abiertos mirando la pared.
— Yo... — hablo nuevamente el hombre del otro lado — yo lo siento, al principio no tenía la intención de entrometerme... sé que es extraño, pero la verdad es que me estoy comenzado a preocupar... ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda? — seguido de eso volvió a haber silencio.
Ella no sabía en que pensar se había quedado en blanco, parpadeo varias veces intentando encontrar palabras en su boca, después de unos segundos, se aclaro la garganta y finalmente en un hilo de voz logro decir: — estoy bien... solo me desahogaba —.
— Día largo, eh — dijo el con tono de comprensión.
— Semana larga en realidad — dijo ella con un suspiro. — Lamento que hayas tenido que escuchar todo ese alboroto —.
— No te preocupes, a decir verdad, no sabía que estas paredes tenían tan poco aislamiento, ha sido toda una sorpresa... espero no se escuche más allá de la ducha — ella se rio nuevamente.
— Debo admitir, que hasta hace unos días yo tampoco sabía que se podía escuchar el otro lado — inmediatamente se arrepintió de su comentario, él se daría cuenta de que los había estado escuchado teniendo intimidad. — yo.. no— comenzó a tartamudear.
— ¿Disculpa? — Pregunto interrumpiéndola — mis padres son los dueños, y ha estado vacío desde hace mucho tiempo, acabo de llegar, no he ni terminado de desempacar ¿Qué has estado escuchado? —.
— Bueno... — cayo en cuenta de que la voz era diferente a la que había estado escuchando y que en realidad no había escuchado voces masculinas hasta ahora — he escuchado a mujeres, varias en realidad —.
— ¿QUE? Pero que rayos. Imposible. Que locura — él se quedó pensando, le parecía impensable, además de sus padres él tenía la única llave, tendría que cambiar lo más pronto posible la cerradura, y colocar cámaras, si eso tendría que hacerse... — aaaa.. achú— ella estornudo fuertemente.
— Salud — dijo el instintivamente, pero ella volvió a estornudar y acto seguido el también— se quedaron en silencio un momento hasta que el dijo: — Yo... mm estaba por bañarme, así que creo que me esta comenzado a hacer efecto el frío —.
Eso hizo que ella se percatara de que probablemente estaba desnudo, lo que la hizo recordar que ella estaba desnuda, mojada de la cintura para abajo. Un rubor invadió su rostro, nuevamente se aclaro la garganta: —quizás debamos terminar la conversación aquí, yo igual tengo que ducharme— el le dio la razón y pronto solo se escucho el correr del agua de ambas duchas, cuando hubieron terminado, ella le dijo buenas noches y sin esperar su respuesta salió del cuarto de baño.
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El vecino
RomanceLea esta en un nuevo entorno donde todo le parece desconocido al principio parecia facil, pero pronto se ha sentido abandonada por quienes se supone más aprecia. Una noche mientras saca su frustración en su ducha, tiene una interacción inusual con...