XXVII.

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Era el hijo primogénito de Alicent Hightower, una bella mujer de cabello castaño rojizo y unos grandes ojos verdes de cervatillo. Y el segundo hijo de Viserys Targaryen, el proclamado rey de los siete reinos, un hombre que no había tenido reparo en casarse con una adolescente de quince años, teniendo treinta onomásticos.

Hijo de un hombre que nunca lo quiso, tal vez cuando era un bebé que podía presumir ante todos. Pero al final de cuentas, no podía permanecer siendo un bebé todo el tiempo, pronto creció y su padre nunca se intereso realmente en él.

Ese hombre no se interesaba por nadie.

A menos que te llamaras Rhaenyra Targaryen, y fueras la única hija que logró engendrar con Aemma Arryn.

Cuando su hermano menor, Aemond, perdió el ojo a manos de su sobrino Lucerys, y se desencadenó el desastre posterior, supo que bando había elegido su padre.

Ahí era donde radicaba el verdadero motivo para que su madre les enseñará a odiar a los bastardos de su hermana, y de paso a ella.

Rhaenyra era una mujer que no se preocupaba por las leyes, y mucho menos por las tradiciones.

Una noche escucho a su madre llorar y suplicarle a Rhaenyra que no los lastimara, y Rhaenyra le pidió a Alicent que aceptara un matrimonio entre él y Jacaerys Velaryon.

Su sobrino.

Ese pequeño niño de castaños y oscuros cabellos, ese niño de ojos cafés y piel morena.

Ese niño que lo seguía, hace mucho tiempo atrás, como un bebé perseguiria a su madre.

Se sentía orgulloso de ser admirado por sus sobrinos, los adoraba mucho.

Hasta lo de Driftmark.

No diría que su hermano había sido un santo, pero su hermanito vio opacado el momento más importante de su vida por su mutilación.

El reclamar a su propio dragón debió haberlo hecho inmensamente feliz.

Y por culpa de las malditas hijas de su tío Daemon todo se había arruinado.

Nunca lo admitiría al resto, pero el hecho de lo que ellas desencadenaron con su berrinche y enojo, fue parte de lo que le llevó a aceptar casarse con Jacaerys.

Baela lo amaba, y ella creía que algún día se casarían y gobernarian juntos.

Fue su primer error.

Ella no debía creer que alguien como Rhaenyra Targaryen permitiría tener en contra a alguien contra su sucesión.

Su madre siempre lo había dicho.

Él, Aegon II Targaryen, era el desafío de Rhaenyra, incluso desde el momento en que dio su primer respiro.

Jacaerys no desobedeció a su madre. Y pronto lo encontró aceptando su compromiso.

Aegon había dejado su vida libertina, justamente cuatro años antes de casarse. Y sabía que su abuelo, Otto Hightower, se había deshecho de todos los que algunas vez tuvieron que ver con él, o los que lo vieron, en carne y hueso, visitando lugares de dudosa procedencia.

Aegon no sabía exactamente cuál era el plan de su madre.

Solo sabía que existía uno.

Solo sabía que existía uno

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"The dragon jewel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora