Capítulo 22

5 1 0
                                    

—No puede ser —dijo Kenji apartándose de un salto del ordenador.

—¿Qué ocurre? —preguntó Mai, que era la que se encontraba más cerca de él.

Kenji parpadeó varias veces y revisó el código una y otra vez para detectar errores. Sin embargo, no había ningún error. Zlatko se había desconectado del ordenador.

—He perdido la conexión con el robot —confesó con culpabilidad—. No me creo que haya sido tan estúpido como para dejar que esto pase.

—Kenji, no digas eso. Nos has salvado la vida, ¿recuerdas? —resaltó Mai en un intento de animarle.

Zaira, que estaba sentada en el suelo charlando con Neit, se levantó para acercarse con un par de pasos.

—Eso. Además, no pasa nada. Vamos a ir a ver qué ha ocurrido.

Neit se acercó rápidamente a ella.

—¿Estás loca? ¡Te van a matar! —exclamó la gata asustada por el destino de Zaira.

—¿Y qué quieres, qué deje que vayan ellos solos? No, Neit. Ahora somos un equipo. Nos necesitamos unos a otros. Vamos a ir allí arriba, porque la única manera de alcanzar nuestro objetivo es creando nosotros el camino.

Probablemente era la primera vez que veía a Zaira decir algo tan profundo. Así que dejó a un lado aquella lectura del tarot que le avisó sobre protegerla.

—Está bien. Pero hay que ser cuidadosos. Si hacemos algo mal, podría costarnos la vida.

Los cuatro gatos se dirigieron al ascensor tratando de no llamar la atención y pulsaron el último botón, ese que tanto asustaba.

Quién diría unos días atrás que un gato sobresaliente, una gata callejera, una gata misteriosa y su mejor amiga extremadamente optimista estarían en el mismo ascensor dirigiéndose a lo que podía ser el final de sus vidas. Pero así fue. Porque a veces en la vida no te esperas lo que va a pasar, pero puede que conozcas a gente que cambie su rumbo por completo.

La escena era tan silenciosa que solo se escuchaba el ruido del ascensor subiendo a su destino final. Todos los gatos allí presentes se cuestionaban lo mismo: ¿lograrían escapar?

Entonces, Zaira, incomodada por el largo silencio, hizo una pregunta con la que se sentía más esperanzada.

—¿Qué es lo que queréis hacer cuando escapéis?

Parecía que ninguno iba a contestar, pero Mai decidió hacerlo.

—Al principio estaba obsesionada con conocer más a aquella humana, Natalia era su nombre... Pero, ahora... Ahora no me importa tanto como antes. Supongo que lo que me gustaría sería llevar una mejor vida, junto con alguien que me acompañe.

Kenji decidió seguir.

—A mí me gustaría aprender muchas cosas nuevas y, sobre todo, descubrir qué parte de lo que queda en mis recuerdos después de la manipulación es real.

Por último, intervino Neit al ver que Zaira la miraba fijamente esperando su respuesta.

—Yo no tengo nada que hacer. Vosotros tenéis un futuro muy grande por delante —declaró la gata para después respirar hondo—. Sólo pido que no me dejéis sola.

Era de las únicas veces que Zaira había visto a Neit abrirse tanto con otros gatos. De algún modo, eso la ponía muy feliz.

—¿Y tú? —preguntó la gata egipcia.

Zaira recapacitó por unos segundos.

—Yo quiero volver a ver a mi dueña. Pero, sobre todo, quiero quedarme contigo.

Neit sonrió como nunca antes.

De repente, esta pregunta había transformado el ambiente de tensión en uno de esperanza. Los cuatro gatos miraban entonces hacia el futuro, esperando una vida mejor.

En ese momento, en el que el ascensor se sumió de nuevo en el silencio, Zaira se dio cuenta de que Neit llevaba un collar que nunca había visto antes.

—¿Qué collar es ese?

—Es un ágata. Atrae la buena suerte. Espero que funcione...

Zaira no creía mucho en esas cosas, pero por una vez esperaba que fueran ciertas al ver que el ascensor había abierto sus puertas.











El Mundo Perdido de los Gatos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora