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—¿Sabes que eres la mejor amiga del mundo?

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—¿Sabes que eres la mejor amiga del mundo?

La inesperada confesión de Bibi me hace parar mis acciones mientras termino de ponerme el vestido. Como amiga mía de toda la vida, sé que cada vez que me dice algo así es porque tiene intenciones ocultas y quiere empezar a dorarme la píldora para conseguir algo, por lo que me giro para mirarla y alzo una ceja.

—¿Por qué lo dices así..., de repente? ¿Qué es lo que quieres?

Bibiana, que está en uno de los enormes baños de nuestra suite, se asoma para mirarme con una expresión perfectamente inocente que solo me hace pensar peor. Tiene media cara maquillada y ahora empieza a terminar de pintarse los ojos mientras habla.

—¡No quiero nada, idiota! Lo digo porque lo creo realmente, no hay más que ver todo lo que nos ha pasado estos últimos días. Gracias a ti he venido a Mónaco a ver el Gran Premio desde la zona VIP, he conocido a Charles Leclerc y, más importante, a mi piloto favorito y crush absoluto, Carlos Sainz, y voy a disfrutar de otra semana en esta ciudad contigo en esta pedazo de suite antes de poder disfrutar de otro Gran Premio en Austria. Pero ni siquiera lo digo por todo eso esta vez.

—¿Ah, no? ¿Y por qué lo dices entonces, alabadora profesional?

—Porque en lugar de haber dormido esta noche junto a tu nuevo y espectacular dios griego que bebe los vientos por ti, has decidido hacerlo con tu mejor amiga para hacer turismo por la ciudad mientras él trabajaba. ¿Qué persona pasaría de uno de los sex symbols del momento por mí? Yo digo que la mejor amiga del mundo... o la mujer más idiota de este, aunque en tu caso, se trata de la primera opción.

La declaración final me hace romper a reír a carcajadas, terminando de ponerme el vestido antes de empezar a peinarme. Aunque ayer tanto Charles como Bibi me propusieron —mejor dicho, prácticamente me forzaron a punta de pistola— coger mis cosas y llevarlas al ático de Charles, preferí dejarlas donde estaban para poder quedarme con mi mejor amiga. Siempre puedo irme cuando quiera a dormir con Charles, llevarme una mochila o lo que sea, y así puedo disfrutar de este viaje con Bibiana como había planeado.

Hoy, por ejemplo, Carlos y Charles nos van a invitar a salir de fiesta a uno de los clubes de moda de la ciudad, y me encantan mis sesiones de preparación con Bibi. De todas formas, probablemente esta noche termine durmiendo con Charles, así que me alegro de haberme quedado aquí la noche pasada.

—Bueno, no voy a dejarte tirada por un tío, ¿qué tipo de amiga sería entonces?

—¿Si me dejases tirada por Charles Leclerc, dices? —pregunta, mirándome como si me hubiera crecido una cabeza adicional en uno de mis hombros—. Una amiga inteligente y sin problemas cognitivos. ¿Quién no dejaría a alguien tirado por ese hombre?

Vuelvo a reír mientras recojo mi larga melena en una coleta alta que me llega casi hasta el trasero. Repaso mi maquillaje un poco ante el espejo y me enfundo mis tacones plateados a juego con mi vestido, brillando como una estrella. A pesar de que me veo bien frente al espejo, no puedo evitar recordar cómo viste la gente de esta ciudad y la clase que desprenden, por lo que las inseguridades vuelven a mí en forma de tsunami.

Todo al rojo {Charles Leclerc}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora