𝔼𝕩𝕥𝕣𝕒: ℍ𝕠𝕟𝕖𝕪𝕞𝕠𝕠𝕟

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Desde que aquella pareja de esposos había entrado a la habitación besándose con necesidad, no se escuchaban más que gemidos y gritos del cuarto.

Pero ¿qué esperaban? Eran recién casados y desde que llegaron hasta una de las propiedades de Changbin que se encontraba en Estados Unidos para pasar su luna de miel, no podían aguantar la tensión sexual entre ellos. Siendo además que todo el camino, cada que podían se besaban con pasión e incluso se toqueteaban por encima de la ropa.

Así que desde que entraron a la casa se habían empezado a desnudar, sin importarles ver la casa antes o algo así, sólo se quitaron sus ropas mientras se besaban con anhelo.

—Ah, princesa... T-te ves tan linda de esta manera... —Gimió Changbin sin parar sus movimientos.

Ahora mismo se encontraba encima de Jeongin con su grueso falo metido entre las enormes tetas de su esposa que gemía encantada por el ardor en sus pechos al sentir a su esposo moverse con rudeza de esa manera, mientras ayudaba sosteniendo sus tetas para mejor movimiento.

—Princesa... —Gimió de nuevo y comenzó a mover con más fuerza sus caderas. Papi se va a correr, q-quiero que te lo tragues todo. —Jeongin asintió perdida en el placer de además de tener la polla de su papi entre sus pechos tenía un vibrador dilatándola en su coño.

Justo en ese momento, su esposo se corrió. Alcanzó a tomar un par de tiras de semen que cayeron en su rostro, aunque la mayor parte se haya quedado manchando sus senos. Sintió como el mayor salía de entre éstos para acostarse encima de ella e iniciar un intenso beso.

Jeongin tomó su nuca para profundizar aún más el beso, sintiendo la lengua del otro en toda su cavidad bucal. Le encantaba cuando la besaba tan rudo.

Cuando por fin se separaron, Changbin bajó directo hasta su vagina abriendo sus piernas.

Introdujo dos de sus dedos para sacar aquel vibrador de su interior, escuchando como su esposa gimió al sentirse vacía. Dio una larga lamida después de aventar a algún lado de la habitación el aparato y retiró luego su rostro de ahí.

No avisó cuando entró de una ruda embestida dentro de la menor, sacándole un chillido. Mucho menos espero para moverse lento. De una comenzó a sacar su miembro y luego introducirlo por completo, haciendo a Jeongin gritar por su intensidad.

—¡M-más! ¡Más, papi! ¡Ah! ¡A-ahí...! —Gritó el nombre de su esposo cuando éste comenzó a maltratar su punto. Apretó las sábanas bajo ella, sintiendo un inmenso placer.

Changbin tomó sus piernas para ponerlas ambas sobre sus hombros y así tener más acceso, mientras Jeongin sintiendo con más precisión aquel trozo de carne dentro de ella.

Jeongin comenzó a estrujar sus tetas con sus manos. Pellizcando sus pezones con fuerza, haciéndola gemir gustosa, mientras el alto le susurraba miles de cosas sucias al oído.

—¿T-te encanta sentirme dentro, verdad? Te encanta lo duro que te doy... No te i-importa que te maltrate, ¿cierto, perra insaciable? —Esas palabras encendieron algo dentro de ella. Tal vez era el tono con el que lo dijo, la manera en que lo dijo, o el hecho de que todo era verdad. Era insaciable. Pero comenzó a sentir que pronto se vendría, siendo notado por su marido cuando comenzó a mover sus caderas desesperada. —¿Te excita tanto? ¿Tanto te pones con mis palabras sucias, pequeña zorrita?

Jeongin no podía ni responder de tanto placer que sentía. Le encantaba su rudeza, le encantaba que no tuviera piedad con ella. Le encantaba sentirse humillada con todo lo que Changbin le daba y decía al oído. Por Dios que sus comentarios denigrantes la ponían al mil.

𝔻𝕒𝕕𝕕𝕪! - ℂ𝕙𝕒𝕟𝕘𝕚𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora