𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙪𝙣𝙤.

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ᴛ ᴜ ᴄ ɪ ᴇ ʟ ᴏ
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖚𝖓𝖔: fin.

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¡Cielo, abrí por favor! Nos estás preocupando.

─No podemos ayudarte si no sabemos qué tenés.

─¡El show arranca en media hora! Tenemos que decidir si se cancela o no, la gente no puede estar esperando tanto tiempo.

─Voy a llamar a Álvaro.

Cielo Fritzenwalden, segunda hija en una larga fila de hermanos provenientes de María y Erick Fritzenwalden. Siendo conciente de que estaba cumpliendo sus sueños y la gente la amaba, no podía sentirse feliz, contenta o satisfecha después de haber recibido la peor noticia del mundo. Sentía como sus paredes iban cayendo una a una y la presión en el pecho era cada vez más fuerte, tajante. El aire en sus pulmones iba desapareciendo y su vista se iba nublando poco a poco.

Escuchó a alguien decir que iban a llamar a Álvaro para que abriera la puerta y busque respuestas al estado de ánimo de Cielo, que cambió tan repentinamente luego del ensayo general. Segundos antes se encontraba cantando y bailando con sus coristas y bailarines, ensayando por última vez las coreografias que debían realizar esa misma noche, pero fue una simple llamada la que cambió el rumbo de su vida para siempre.

Matías, su amigo, el amigo de su hermano mayor, su primer amor. Matías, el que siempre iba a estar disponible para ella, hacerla reír y disfrutar de los pequeños momentos de la vida. Ese Matías fue el encargado de llamarla. Y como pocas veces en la vida, se encontró con un hombre ahogado en lágrimas, tratando de hilar dos oraciones sin trabarse por las lágrimas, tratando de explicar con todas sus fuerzas, con sus últimas fuerzas, que Fede había fallecido.

El dolor punzante en su cabeza fue inminente para ayudarla a entender que eso no fue producto de su imaginación, una pesadilla de la que se despertaría tarde o temprano y recordaría con un sabor amargo en la boca. No. Era verdad. Quería llorar, patalear, chillar de dolor por haber perdido a su hermano mayor, por haber perdido a otro miembro de su familia sin posibilidades de despedirse, sin poder decirle cuánto lo amaba y cuan importante era en su vida.

Cielo siempre había sido una persona demostrativa, siempre le había recordado a sus padres que los amaba eternamente, su hermano mayor tenía suerte de tener a su Cielito gritarle cuánto lo amaba cada vez que se lo cruzaba por los pasillos de su hogar. Los mellis, Maia, Martín y Tomás siempre contaron con un ser de luz que los amaba y protegía de todo y todos. Pero, Cielo sentía que tal vez le faltaron oportunidades para decirle a Federico que era una de las personas más importantes en su vida y que si le pasaba y ella no estaba ahí para evitarlo, iba a sufrir toda la vida con la culpa. Federico se murió sabiendo que tuvo a la mejor hermana del mundo, Cielo no sabía qué hacer con su vida sin su hermano en ella.

𝙩𝙪 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤; floricienta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora