El diablo no tiene ninguna debilidad.
Hwang Hyunjin un humano considerado como el príncipe del infierno entre los demonios no es considerado la debilidad del diablo apesar de que este este perdidamente enamorado de su humano.
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—¿Que es esto?— Le pregunté al diablo con emoción, tengo alas maldita sea y joder que buen estilo el que me cargo, jeans negros, botas combat negras, playera negra la cual deja al descubuerto mis brazos y cuello tatuados y lo más hermoso del outfit son mis enormes alas con plumaje negro, plumas afiladas como cuchillos y la daga en mi cinturón, no es que sea egocéntrico pero mierda que hermosura la que me cargo.
—¿Te gustan?— Felix me respondió con una pregunta, estamos hablando tranquilamente en medio de las llamas y el caos, el vaticano está apunto de convertirse en cenizas, afuera seguramente hay miles de militares listos para disparar e iniciar la tercera guerra mundial y yo estoy aquí emocionado por haber muerto y luego resucitado como un ángel.
—¿Que si me gustan?— Corrí a abrazarlo, lo alcé en mis brazos y bese su mejillas incontables veces, ¿ahora soy más fuerte o Felix es más ligero? —Me encantan, son negras y combinan con mis tatuajes— ladee el cuello para dejar a la vista uno de mis tatuajes más grandes, el tatuaje de unas alas negras el cual me lo hice a los 19 años cuando quería escapar de todo el desastre que era mi vida, nunca pensé que llegaría a tener unas de carne, hueso y plumas.
—¿A esto te referías cuando dijiste que yo también tenía alas?— Recuerdo que Felix lo mencionó y yo le respondí que los homosexuales no iban al cielo y que tampoco podían tener alas o algo así recuerdo.
—Si, pero tenemos toda la eternidad para hablar de ello, ahora necesito que me ayudes a llevar a todas estas almas pecadoras al infierno y también detener la guerra que se avecina— Sonrió y se elevó un poco y luego se inclino a besarme, una imagen perfecta de ver.
—Será un gusto mi rey— Bese una vez más sus labios antes de alejarme de él.
Tomé mi daga la cual se convirtió en una espada flameante, Felix abrió un portal al infierno y yo tomé las almas de cada ser humano que había muerto, al otro lado de aquel portal un sonriente Jeongin empujaba las almas a la lava ardiente donde permanecerán hasta el fin de los tiempos.
Quince minutos después estábamos listos para enfrentar a los tanques de guerra que habían fuera del vaticano, seguramente pensaron que éramos algunos terrorista amenazando Roma, pobres imbéciles.
Extendí mi mano para que Felix la tomara y caminamos en medio de las las llamas, al salir todas las armas fueron apuntadas hacía nosotros, ambos levantamos las manos.
—¿Quieres ver tu regalo de aniversario cariño?— Felix me preguntó y yo estaba ansioso por ver lo que tenía para mostrarme.
—Muestrame— Me acerque a sus labios y lo besé frente a todo el público armado que nos estaban apuntando.
Vi como los demonios poseían a los soldados y estos empezaban cantar y bailar, me reí al ver tal escena, no sabían que los demonios fueran tan talentosos, fácilmente pueden debutar como Idolos.
—¿Que es esto?— Pregunté
—Sigue observando Jinnie— Me respondió concentrado en lo que hacían, parece que practicaron mucho ya que están muy coordinados ¿A casó él ya sabía que esto iba a pasar?.
Seguí observando y lo ví reír.
—No sabía que esto iba a pasar Jinnie— me sorprendió que me dijera eso, ¿Acaso estoy pensando en voz alta? Seguramente me veo como un tonto tratando de verificar si estoy pensando en voz alta.
—No estás pensando en voz alta Hyunjin— lo escuché en mi cabeza, si definitivamente el peso de ser angel me está afectando.
—¿Te acabas de meter en mi cabeza?— Le pregunté.
—Lo he hecho muchas veces, solo que antes no lo notabas, ahora ambos compartimos nuestros pensamientos por telepatía, también puedes escuchar los pensamientos de Jeongin, es así como nos comunicamos cuando yo estoy en la tierra y Jeon está en el infierno.
—¡Hola guapo!— La voz de Jeongin resonó en mi cabeza y María Santa o Santa María, como se que se diga, hasta me lo imaginé sonriendo de labios cerrados y levantando sus cejas coqueteando conmigo como el demonio de la lujuria que es.
—¡Jeongin!— Lo regaño Felix y joder este par me volverá loco.
—Loco por mí ya estás, cariño— Diablos Lix deja de escuchar mis pensamientos.
—Vez, estás loquito por mí, dices mi nombre en cualquier momento, ahora deja de pensar y presta atención a mi Show que no sabes cuántos años en el infierno me llevo entrenar a los demonios y hacer que se coordinen.
—Oh ¿Ya empezó el show y no me esperaron? Me imagino a los noticieros terrestres informando sobre este suceso histórico— Jeongin empezó a reírse.
—¿Tengo que vivir toda la eternidad escuchándolos en mi cabeza?—
—Obvio, demonio, chico guapo, Lixie dale un beso por mí—
—Dios, ya me arrepentí, me arrepiento de todos mis pecados, hasta perdono a mi padre pero llévame al cielo contigo por favor— Fingí desesperación...
