Único

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Las risas blancas hacían eco en la habitación roja escarchada en rosas más doradas que el oro, la piel casi desnuda de Taehyung tiritaba hasta hacer su corazón palpitar desenfrenado, el babydoll blanco y los grilletes en sus muñecas lo hacían sentir el frío incrustado en sus huesos.

El telón negro frente a sus ojos logró esconderlo de su cercana realidad, más no lo liberaba de su futuro escrito, "pertenecerle a aquél depredador".
   
—Damas y caballeros, la subasta comenzará en un par de minutos más. Ajusten sus bolsillos y enfoquen bien sus ojos porque hoy habrá producto de buena calidad, lo que han estado esperando se encuentra detrás de este costoso telón—mencionó el presentador a todo volumen en el pódium marrón que hacía juego con su traje de diseñador—¡¡KIM TAEHYUNG!!—concluyó y los gritos escandalosos de las mujeres mayores resaltaron entre los serios hombres poderosos de trajes color negro azabache.

Mientras las uñas del pelirrojo se enterraban en el frío suelo de madera y sus rodillas acaneladas eran raspadas, los guardias lo jalaban de la gran correa en su cuello, los diamantes que la adornaban brillaban a la par de la luz de los candelabros que a su vez alumbraban inquietantes el reflejo de sus lágrimas que poco a poco marchitaban sus mejillas rosáceas.

Tras gatear lentamente por el suelo, sus ojos rasgados pudieron atrapar los jadeos de la audiencia asombrada ante su etérea belleza. Su respiración de nuevo se volvió errática, los precios que gritaba emocionado el presentador se volvían cada vez más lejanos para Taehyung.

Su mente se encontraba en blanco, sólo quería que alguien lo salvara, sólo quería correr muy lejos, pero las sonrisas excitadas de los ricos alcohólicos postrados en sus sillas lo tenían al borde del colapso.

—¡Un millón a la una! ¡Un millón a las dos!

—Ofrezco tres millones—el azabache murmuró sereno y la multitud se quedó sorprendida ante tal cantidad.

Señor Morozov—susurró con miedo el presentador—¡Tres millones a la una! ¡Tres millones a las dos!—continuó tembloroso ante la mirada penetrante del pelinegro, el whisky en su mano no era nada más que una fachada que pobremente camufleaba los demonios infernales que gritaban insanidades en su oscura mirada—¡Vendido al señor Morozov!

Las miradas envidiosas recorrieron a Jungkook Morozov.

¿Qué tenía de especial Kim Taehyung?

¿Por qué todos estaban locos por él y por profanar su interior?

Sencillo, su interior valía oro.

Valía millones de dólares en mercancía. Para ser más claros, gramos de la droga rusa "Pavel" dentro del plug de oro que se encontraba penetrando su interior.

—Ven aquí tigrenok—tomando la correa pesada en el cuello del pelirrojo, Jungkook Morozov demandó. El nuevo apodo para su sumiso se le escapó tras sonreír con sorna. La mirada que le brindó Taehyung logró ponerlo duro al instante, había tanta pasión escondida detrás de sus lágrimas imparables y detrás del temblor incontrolable en sus manos.

—Sí, señor—con la cabeza agachada el pelirrojo asintió, no podía aceptar su derrota, la quiebra de los yakuzas Kim, pero algo en ese hombre hacía que su corazón ardiera en excitación.

Sus piernas comenzaban a sentirse calientes ante la mirada penetrante del señor Morozov.

Tras admirar su belleza, el mayor no pudo evitar cargarlo en sus brazos como todo un rey mimado.

—Salgamos de aquí, tigrenok.

Su voz sonó tan demandante que el miembro virgen de Taehyung goteó, poco a poco sobresaliendo sobre su babydoll, obligándolo a que se arrulle más contra el pecho fornido de Jungkook Morozov, este no podía evitar olerlo con devoción, su aroma dulce a flores y vainilla lo tenía embriagado.

MOROZOV © - KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora