Haré del invierno primavera

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(Unos cuatro años antes)

La primera vez que Nakajima Atsushi cayó enfermo durante días, el monstruo supuso que solo era una enfermedad causada por la propia debilidad inherente de los seres vivos.

—Tengo frío —murmuró el albino envolviéndose en sus frazadas—, ¿crees que tengo fiebre?

Durante varios días Atsushi se había sentido mal, aunque no era algo demasiado grave, hoy estaba peor que nunca; le había dicho a sus amigos que taparan la ventana, ya que el sol le molestaba, claro, todo esto era una mentira, lo único que deseaba era que el monstruo estuviera a su lado.

Incluso tuvo un pequeño desacuerdo con Kunikida y Lucy que se negaban a dejarlo solo, en aquellos tiempos, una simple fiebre podría traducirse en la muerte, así que llegaron al acuerdo de que le darían un tiempo para que pudiera dormir y luego volverían.

—No soy capaz de percibir la temperatura —dijo Akutagawa—, aunque te ves horrible, así que no me sorprendería que sí tuvieras.

Atsushi que tan solo buscaba consuelo: ...

El monstruo sonrió: —Ya te dije que no debes de preocuparte por esto, no te dejaré morir —Su dedo medio le dio un golpecito a la cabeza sudorosa del humano—, ¿tomaste las hierbas que te traje?

Asintió.

—Incluso me puse los zapatos al revés y me golpee con hierba como me dijo Kunikida y nada pasó, sigo enfermo —Puso el brazo sobre su frente, sintiendo que en cualquier momento iba a morir. Akutagawa negó con la cabeza, le quitó el brazo y en su lugar, él mismo colocó su fría mano en la frente para que la fiebre bajara.

—Eso no sirve de nada en contra de las enfermedades.

—¿Ah, no? —respondió medio ido—, Kunikida m... Me dijo q-que era para alejaaar —cabeceó—, malas energías.

—En todo caso es mejor que pases un huevo fecundado enfrente de ti para absorberlas —El humano frunció el ceño.

—¿Un huevo? ¿Por qué? —cuestionó con genuino interés.

—Al ser un huevo fecundado hay una vida gestándose adentro, al ser un no nacido carece de resistencia, algunos espíritus débiles van a querer irse con alguien más débil que ellos, y se alejarán de ti.

Atsushi quedó un momento en shock.

—E-eso es tan —Hizo una pausa buscando la palabra correcta—, es tan triste —Volteó a ver los ojos grises del monstruo que brillaban en la oscuridad.

—Puede ser —admitió—, pero no te preocupes, conmigo aquí, no necesitas hacer eso, nadie se atrevería a acercarse lo suficiente como para hacerte algo.

—Está bien —suspiro—, te creeré.

Contra todo pronóstico, el humano en lugar de mejorar fue empeorando poco a poco, y en ese momento Akutagawa tuvo una revelación. Nunca había tenido la necesidad ni el deseo de quedarse al lado de ningún ser vivo, hasta ahora.

Él sabía que los fantasmas, íncubos, súcubos o cualquier otra entidad menos poderosa era capaz de absorber la energía vital de los vivos o pegarles parte de la oscuridad que tenían, y todo esto sucedía en un corto período de tiempo.

Sin embargo, luego de tres de años de estar a su lado, nada sucedió, por lo que bajó la guardia creyendo que él no era igual al resto de las entidades de la noche, fue estúpido, ¿cómo pudo haber tenido un pensamiento tan ridículo? Al ser tan poderoso, pudo controlar todos esos efectos, pero Nakajima Atsushi seguía siendo un humano al final del día y él un demonio.

El monstruo que se esconde bajo la cama -Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora