Una Noche en el Club Nocturno

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Las luces y la música hacían vibrar el lugar, los cócteles se paseaban por él aíre. La barra está full de hermosas modelos, esperando al asecho.

Los buitres modelaban con mucho estilo sus trajes al caminar. Sus relojes lujosos marcaban la media noche. Sus miradas recorrían todo el sitio, en medio de luces y humo, cómo buscando algo perdido.

El sonido incitaba al beso y a las caricias, era combinación de alcohol, música y deseo. Algunas parejas se tocaban con mucha suavidad y sus miradas ardientes se conectaban entre sí, dando paso a la lujuria.

Una pareja se subía a la tarima, la mujer con un vestido corto de cuero negro, se le veían sus enormes glúteos que, mostraba con orgullo y sin remordimientos, poco a poco el vestido se subía más y más, hasta mostrar su sexy hilo rojo pasión.

Todos contemplaban el espectáculo sensual de aquella modelo esbelta y bien dotada de enormes atributos femeninos. Su pareja se le acercó y con sus dientes bajó su ropa interior, mientras las miradas del público ardiente contemplaba la escena del desnudo. La bella y esbelta modelo, arrancó su vestido incitando a qué todas hicieran lo mismo, hasta quedarse en ropa interior. Era un desfile de ropa y encajes rojos, negros, rosas y púrpuras en medio de bailes, besos y caricias.

La bella y esbelta modelo, pasó su mano suavemente en su capullo pronunciado y carnoso penetrando con sus dedos su vagina hasta volverla un manantial  y luego su pareja acercó sus labios para besarla ahí, poco a poco se fue acomodando en un potro de madera acolchada de fieltro y gamuza, con las piernas abiertas de par en par.

El hombre se acercó y continúo con sus apasionados besos ante la mirada de los espectadores. De pronto fueron entrando al clímax y el público en general comenzó a desvestirse al ritmo de la música electrónica.

Los hombres sacaban sus pepas y bebían alcohol y compartían con sus parejas. Los besos eran los protagonistas de la noche.

Y de besos en besos recorrieron todo sus cuerpos, pasando por sus senos, luego bajaron hasta llegar al clítoris y la fantasía comenzaba a desbordar.

Todos iban al mismo ritmo, hasta que el Dj soltó la canción de la cuenta regresiva, en una mezcla alucinante, anunciaba el cambio de parejas.

Todos esperaban ansiosos para degustar las mejores chicas y chicos del lugar, saciando su sed de perversión.

A la siguiente ronda de bebidas azules, vinieron las tocadas y los juegos de dedos en el recto de cada diosa, acompañados de besos de pasión vaginal.

De pronto todo empezó a verse doble y la excitación se apoderó de todos, cómo poseídos por la música, comenzaron el sexo oral, las chicas dieron el paso y con mucha seguridad tomaron todo lo que estaba erecto ante sus ojos, acercando sus labios con dulzura y delirio. Sus ojos brillaban al saborear sus postres, era como verlas comer una Banana Split con mucha crema Chantillí entre sus labios rojos.

Era la hora de la Banana Split, decía la canción, hasta que volvió a sonar el reloj en la música y una frase que decía: Alarma.

Después vino el conteo, y cuando llegó a 0, hubo cambio de parejas, pero esta vez, quedaron espalda con espalda, chocando glúteo con glúteo. Cada hombre debía voltear y quedar de frente a la espalda de su compañera, después la tomaba de la cintura, mientras sus miembros estaban, listos y en posición para entrar en aguas profundas, las diosas se inclinaban un poco hacia adelante para permitir la entrada del miembro.

El sonido fue acercando el ritmo y cuando todos los miembros estaban  mar adentro, comenzaban a balancearse hacia delante y hacia atrás. La letra de la canción así lo decía, palante y pa atrás.

Es la hora de la Banana Split decía el coro, con un palante y pa atrás al ritmo de la electrónica. El ritmo de rápido se fue a lento, con la frase de la canción que decía pa lante y pa atrás, cómo rebobinando la canción. El tono volvió recuperar su tiempo y su ritmo hasta que la velocidad se fue haciendo un poco más rápido.

La piensa duro cuarenta y cinco minutos. Algunas chicas tenían los ojos retorcidos de placer y miradas poseídas. Algunos hombres temblaban y suspiraban. Otros se quedan sin aliento al venirse.

El sonido se fue mezclando con guaracha electrónica, mientras unos seguían en el acto, otros simplemente se acercaba a la barra para refrescarse y recuperar sus alientos desgastados.

Más pepas y más bebidas corrían por el lugar. El piso está escurridizo y algunos resbalaban con sus pies descalzos.

Era una noche de party and Banana Split, decía algunos buitres que no perdían la oportunidad de tocar y saborear algunas tetas de la barra.

Eran mamadas acompañadas de bebidas azules. El éxtasis no podía faltar.

La pareja seguía en la tarima en pleno apogeo, pero ahora se le sumaban otra chica y otro chico. Uno la penetraban, mientras el otro ponía su miembro en la boca de la bella y esbelta modelo, quien agitaba con su mano pa lante y pa atrás, en una noche de puro Chantilly.

La otra chica, pasaba su lengua por los pezones con deleite y goce, mientras sus dedos metía en el coño.

Nunca faltaba un caballero, que quisiera complacer a la dama de los finos dedos, hasta que uno se acercó y preparó su miembro erecto buscando la mejor posición para entrar en el juego, y cuando pudo hacerlo, la chica volteó a ver la cara de su caballero apuesto y fue entonces, cuando la chica sonrió al sentir el enorme pene que la penetraba. La chica seguia pasando su lengua por la teta, mientras se movía pa lante y pa atrás.

Aquella chica erótica de la tarima se llamaba Olivia y era la socia Vip del night club. No se perdía ni una sola noche de cada diversión. Así eran sus noches, complaciendo cada fantasía.

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