Cap 71

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El silencio incómodo lleno la instancia. Cada uno aún vestidos con las ropas de la fiesta trataban de descansar en la cama de Eris, ninguno se atrevió a moverse.

Un quejido de parte del pelinegro provoco que la peliblanca se levantará para ayudarlo. Acomodo las almohadas para su compañero. Intento bajarse y retirarse, sabia que la fiesta había terminado.

-¿Te marchas?-

-Mañana será un día muy complicado, tengo que organizar algunas cosas-

El pelinegro sin querer pelear inútilmente trato de quitarse los botones de la mangas, Eris lo detuvo con suavidad haciendolo ella.

-¿Estas dispuesta a compartir techo conmigo?- no oculto su tono de verdadera curiosidad. La de rojos grises sabia que no era el momento adecuado.

-Mañana será hasta que la muerte nos separe mi amor- mencionó con falsa ternura robándole un beso rápido. Vio las secuelas del ataque.

Horas después lejos de su hogar caminaba por las calles del Callejón Diagon, tenía una pelea interna que comenzaba a desgastar su energía rápidamente. Ante los demás era una mujer que veía cada cosa que deseaba lo comproba y seguía, para Eris era todo una mentira.

Sin aguantar más, volteo disimuladamente que estuviera más o menos vacío. Entró a un oscuro callejón callendo en sucio suelo. Sus manos temblaron y su respiración se aceleró, las náuseas comenzaron a hacer estragos en ella hasta que cedió.

Veía con repulsión su reflejo en un charco de agua contaminada. Para calmarse comenzo a golpear su cabeza con el cemento de aquel local abandonado. Asmodeus se deslizó por su cuello tratando de aliviar el estrés que rodeaba su ama, Rellish lo tomó acomodando lo en su brazo y lo acerco hasta su rostro.

-¿Seria egoísta de mi parte si te ordenará que utilizarás esa extraordinaria cantidad de veneno y acabarás mi dolor?- parpadeo riendo de tal tontería. Unos minutos más y comenzo a levantarse, con un hechizo limpio sus ropas y camino hasta aquel local de comida que sus compañeras la esperaban.

Narcisa se levantó sosteniendo un pequeño vuelto en sus brazos, se abrazaron hasta que la peliblanca sintió un fuerte tirón y una voz hacerl3 cosquillas en el cuello.

-Podría ayudarte a escapar- susurro la dama. Su hermana golpeo su brazo fastidiada por las tonterias de Bella.

-Dejala en paz Bella-

Eris sin decir más se sentó a la espera de que el camarero se acercará, aunque no se sentía bien su angustia se calmo al ver cómo aquel pequeño ser comenzo a moverse de los brazos de su madre. Sin pensar extendió los brazos hacia la rubia.

-¿Me permites mamá?- las tres mujeres sonrieron, al tener al pequeño Draco en sus brazos remplazó su tristeza en amor. El bebé la miraba muy atento y ella acarició sus mejillas. La comida no tardó en llegar, Eris espero que Narcisa terminara de comer para después pasarle a su hijo.

Un poco lejos, captó un escena que la hizo derramar su bebida. Lily caminaba junto a su esposo y los amigos de este. Un llanto fuerte le provocó un gran agujero en su interior, ellos tenian a su hijo en brazos, bajó la mirada y sin querer se topó con la mirada depredadora de Bellatrix.

-Será mejor que comas- le dijo ayudando a desaparecer la Mancha en su ropa.

Lilian caminaba inquieta por aquella tienda, el dueño esperaba muy atento a las decisiones de la bella dama.

-Quiero dos de estos- el mayor sonrió envolviendo los frascos, con amabilidad la guio hasta la caja. Una vez finalizado la compra se desapareció hasta su hogar. Todo estaba solitario, miraba muy molesta cada minuto que pasaba en su reloj.

Después de la pelea y el accidente a Snape analizó las palabras que grito con desdén. Con firmeza sonrió.

-Los Rellish tienen que desaparecer- salió de cada hasta el hogar de la mujer que detestaba por mucho. Sabía que no habría nadie en casa, con varios hechizos logró entrar. En su perturbada mente se imagino ser la dueña de cada cosa valiosa que tenía aquella familia, recordó la habitación correcta.

Se dejó caer en la cama de Eris oliendo su olor, cerró sus puños en las sabanas que su mente le grito que compartiría con Snape en unas horas. Sería de ella, se levantó entrando al baño. Saco aquel frasco de su bolso.

-Este será mi hermoso regalo para ti Severus-

Las tres damas caminaron hasta que la rubia las dejó, Eris y Bella caminaron juntas. Varios la saludaron con respeto y amabilidad.

-Estas nerviosa y molesta- menciono la pelinegra adelantándose hasta quedar de frente de su amiga. Eris paro a tiempo sonrojandose por la cercanía, trato de rodearla sin éxito. -Deberías estar alistando los detalles pero estas aquí- no fue un regaño, con lentitud le arreglo el cabello. Se acercó hasta besarle la frente.

La peliblanca abrazo a Bellatrix. Era el refugio que necesitaba, ella y la nada común dama Lestrange.

-No es nada Trix- la alejo con delicadeza guiando el camino. Las horas pasaban y se sentía harta de todo.

-No dolerá... - Eris que estaba unos pasos lejos se detuvo hasta que la pelinegra estaba cerca. Levantó sus cejas en un gesto de sorpresa y confusión, salió una linda carcajada de sus labios.

-¿De que estas hablando Trix?- paso su brazo en los hombros de su amiga, no tenían muchas muestras de afecto fuera del mundo de los mortífagos, sin embargo, quería sentirla. -Olvide comprar panecillos de frambuesa-

Bellatrix la vio irritada, odiaba cuando Eris sonaba distante. Evitando algún tema de su comodidad, con brusquedad la tomó de ambos brazos hasta arrinconarla detrás de un puesto cerrado. Rellish se quedó sin aliento por el golpe repentino.

-No dolerá si tomas alcohol- negó con la cabeza al ver el rostro ahora preocupado de ela peliblanca, perdiendo un poco la paciencia la tomó de la barbilla -Hablo de la consumación-

Eris sintió sus hombros rígidos y ganas de vomitar. Ya había tenido acercamientos indebidos con su futuro esposo, aunque brindarle todo a él que no sentía nada por ella fue una cachetada de realidad.

-Be... lla...- trago comenzando un nuevo ataque de ansiedad. No estaba lista, todo daba vueltas. Su verdadera madre no estaría ahí para verla dar un gran paso, la respiración se le cortó provocando que su rostro se pusiera muy rojo.

-Escucha mi pequeña acromantula- poso su frente en la de la peliblanca que empezaba a sudar frío -Será mejor que bebas, fue lo que yo hice antes de esa noche- bajo su mirada.

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