Capítulo 39: Juego de Seducción

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En un gesto de curiosidad Christopher pasó su dedo índice sobre un pedazo de elástico que cubría parcialmente uno de sus senos, la textura era suave y delicada tal y como ella lo había sugerido. Con absoluta concentración, sus labios se entreabrieron mientras intentaba descubrir un poco más. Dulce contuvo un suspiro al sentir el tacto delicado de su dedo sobre el elástico de su sostén. Una corriente eléctrica pareció recorrer su piel ante la sensación. Manteniendo una sonrisa sugerente, lo miró fijamente, permitiéndole explorar con suavidad mientras sus propias emociones se intensificaban con cada segundo.

Su mano bajó hasta su cintura para comprobar con delicadeza la misma textura, mientras rozaba su piel introduciendo su dedo índice entre el elástico que envolvía su cadera con determinación. El contacto de la mano de Christopher en su cintura envió un escalofrío de placer por la piel de Dulce. Su respiración se volvió más irregular mientras sentía cómo su corazón latía con fuerza. El roce delicado de su dedo índice entre el elástico aumentó la intensidad de las sensaciones, provocando un suspiro apenas audible escapar de sus labios entreabiertos. Christopher subió su mirada hasta su rostro mientras estiraba el elástico de la cintura para soltarlo haciendo que choque de inmediato con su piel. El gesto de Christopher hizo que Dulce contuviera el aliento por un instante, sintiendo cómo el elástico se liberaba y volvía a abrazar su piel con suavidad. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo ante la sensación del elástico chocando con su piel desnuda, haciendo que un estremecimiento de placer recorriera cada fibra de su ser. Él tomó ambas manos de ella para posarlas en su pecho indicándole con un gesto que podía desabrochar lentamente y con cuidado su camisa, Dulce sintió cómo sus manos eran guiadas hacia el pecho de Christopher, sus dedos temblaban ligeramente por la emoción mientras se preparaba para desabrochar la camisa lentamente. Con movimientos cuidadosos, comenzó a deshacer cada botón uno a uno, sintiendo el latido del corazón de Christopher bajo la tela con cada botón que soltaba.

- ¿Dónde prefieres continuar? - pronunció muy cerca de sus labios. El aliento de Dulce rozaba suavemente los labios de Christopher mientras pronunciaba la pregunta, creando una sensación eléctrica entre ellos. Dulce se detuvo por un momento, disfrutando del susurro de su voz, antes de responder con una sonrisa traviesa en los labios

- Creo que el viento en el balcón nos ofrece un escenario bastante tentador, ¿no crees? - Christopher pasó su dedo índice por su brazo casi en un roce para subirlo hasta sus labios delineando con él, el contorno de estos. Aquel roce sobre su brazo envió un escalofrío a través de su cuerpo, mientras lo veía ascender lentamente hacia sus labios. Cada trazo, cada caricia, era como una invitación al deseo y a la pasión. Ella pudo sentir el cosquilleo de su tacto recorriendo su piel, trazando con delicadeza el contorno de sus labios, como si quisiera memorizar cada curva, cada detalle, sintió posar sus manos en su vientre abultado por el embarazo, acariciándola suavemente sin perder el contacto con su mirada en un gesto lleno de amor. Con delicadeza, subió su mano recorriendo el contorno del cuerpo de Dulce, ascendiendo con suavidad hasta su cuello. Con un gesto sutil, la atrajo hacia sí, acercándola a sus labios sin llegar a besarla. Podía sentir su aliento, como una invitación silenciosa a continuar con aquel juego de seducción que tanto disfrutaban, esta vez, iniciado por él. Sin decir una palabra más inclinó su cabeza ligeramente hacia un lado, sus labios rozaron los de Dulce con suavidad, siendo apenas un roce inicial que despertó sensaciones eléctricas en ambos, para transformarse con lentitud en un beso delicado, lleno de ternura y pasión contenida, como si cada contacto fuera un susurro que prometía más, Dulce se dejó llevar por la suavidad de sus labios, cerrando los ojos para saborear cada instante de aquel beso que parecía eterno en su intensidad.

- Podría quedarme así... toda una vida – susurró ella en sus labios apenas audible, solo para ellos. Él soltó una sonrisa de satisfacción al escuchar aquellas palabras y entendió que aquel momento iba a ser mucho más especial de lo que había imaginado. Con suma delicadeza se recostó el sillón, dejándola encima de él para atraerla a sus labios nuevamente.

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