CAPÍTULO 17

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En los últimos días habían ocurrido muchas cosas que llevaron su cuerpo al límite, como lo fue la brigada y principalmente su celo, el cual fue mucho más intenso que las veces anteriores, cada uno de estos sucesos provocaron que se sintiera muy cansado.

Exhausto, derrotado, o cualquier palabra con significado parecido, habían sido muchos eventos poco comunes que terminaron dejándolo en tal estado, su mente no quería pensar en nada que estuviera relacionado a esas cosas ni nada por el estilo.

Lo único que Alai deseaba con todo su ser era dormir y no pensar en nada, recostarse en su cama y cubrirse en su totalidad de pies a cabeza con las cobijas que lo mantendrían cálido hasta que se pusiera de pie una vez más, para su desgracia, se encontraba sentado en el asiento del copiloto, con los pies fríos, a pesar de tener la calefacción encendida y las ventanas del auto cerradas.

—Últimamente le eh pedido muchos favores a mi pobre Jonathan, por esa razón a partir de ahora te llevare a la escuela todos los días, cuando salgas de ella iras directo a mi local, no me gusta que te quedes tanto tiempo solo en casa... en medio del bosque... —Su vieja abuela suspiro con cansancio mientras mantenía su vista en la carretera. —Como sea, como no sabes dónde queda el local, hoy iré a recogerte, así que espérame ahí hasta que llegue.

Alai miro a su abuela con detenimiento, al terminar de hablar, él tomo una gran bocanada de aire y soltó un largo y pesado suspiro.

La vieja mujer lo miro con curiosidad, ella sonrió y dijo con burla mientras se encogía en hombros. —Tranquilo, seguirás viendo a Jonathan seguido, solo que ahora ya no te llevara a la escuela ni te traerá a casa, tal vez haya algunas ocasiones en el futuro en el que lo haga, así que no te deprimas tanto.

Al escucharla, Alai entrecerró sus ojos y la observo con molestia.

Al notar la reacción de su nieto, ella rio mientras cubría su boca. —Ya lo sé, lo sé, cerrare la boca y te dejare en paz.

La conversación parecía haber terminado, Alai estaba a punto de cerrar sus ojos para descansar un poco cuando la voz de su abuela llamo su atención de nuevo. Para su sorpresa las palabras que salieron de su boca no eran para nada lo que esperaba oír de su abuela.

Ella dijo con un rostro serio. —Si la policía va a interrogarte diles que no recuerdas nada, te ahorrarás problemas.

—...

Alai no dijo nada y la observo desconcertado.

Ella continúo hablando al notar el silencio de su nieto, el cual solo le indicaba que estaba confundido. —Se que no has hecho nada malo cariño, pero créeme, esas personas están desesperadas, desesperadas por conseguir cualquier prueba que les de alguna pista sobré algún posible culpable, mientras no lo consigan las personas del pueblo los seguirán viendo como inútiles.

—¿Serían capaces de hacer eso? —Pregunto Alai incrédulo. —No llevo ni un mes en este pueblo.

—¿Tú crees que les importa? —Pregunto ella mientras lo miraba con una sonrisa. —Por supuesto que no, como dije, están desesperados, ya llevan mucho tiempo trabajando en esto, han buscado por cada rincón del pueblo, a tal punto en el que han encontrado cosas que nunca empezaron a buscar.

Ella continúo hablando después de un suspiro. —A lo largo de los últimos años, el teniente a cargo del caso ha investigado cada casa que le ha parecido potencialmente sospechosa, así como a sus propietarios, casi inspecciono cada casa del pueblo y de sus alrededores, aun así, ninguna de ella mostraba signos de que en ellas se cometieran asesinatos. Han llegado al punto en el que la policía desconfía de las personas del pueblo y el pueblo de ellos, es normal, después de todo, no han encontrado nada en todo este tiempo, es como si el responsable de todo esto estuviera escondido en un agujero, observando atentamente como todo se desmorona.

LAS FLORES QUE EL BOSQUE SE TRAGO [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora