CAPÍTULO 55 El rey Charles

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En la casa de los Kelce, las niñas estaban tratando de que Evie entrara a la carriola como su primo Charles, pero ella se negaba.

—No— la niña pataleaba.

—Evie, vamos, eres nuestra bebé— Elliotte trataba de convencerla, ¿Por qué no se dejaba como su hermano?, él no protestó. 

—Sí Evie, debes estar donde van los bebés— apretaba sus mejillas. —Los bebés deben ir en su cochecito para eso, tú eres una bebé y tienes que estar en la carriola—

La niña se puso a llorar, ya estaba tomando el aire necesario para gritar terriblemente, a ella no le parecía que quisieran jugar así, no le gustaba, gritó tanto que Kylie llegó al oírla. 

—No, Evie, no llores— las tres niñas trataban de consolarla, les asustó que se pusiera a llorar tanto, nunca habían visto llorar a un bebé así.

—¿Qué pasa aquí? — Kylie entró.

—Es que no quiere ser nuestra bebé— Elliotte respondió.

—Nenas, dejen a Evie, no le gusta eso— la sacó de la carriola y se la llevó cargando. —No la hagan llorar, tranquila Evie— la abrazó. —Sigan jugando, me llevo a Evie— salió del cuarto de juegos, no es bueno hacer sentir mal a una bebé por un juego que no le agrada, además de que no quería que su estancia con ellos fuera desagradable, era la primera vez que se quedaron y debía dejarle al menos buenos recuerdos.


Al aterrizar, en cuanto Taylor activó de nuevo las llamadas en su celular, al minuto, su madre le estaba llamando, ella miró su móvil, confundida, ¿Habría pasado algo malo?, antes de bajar del avión, respondió.

—¡Taylor! — Andrea se sintió aliviada.

—Mamá, ¿Qué pasa?, me asustas—

—No, no te asustes, la asustada era yo—

—¿Qué?, ¿Qué pasa? —

—Es que nos has estado evitando por semanas y ahora me entero de que estabas en Coachella, Taylor, todo es raro, ¿Qué pasa?, te hago esa pregunta a ti — ya no toleraba la incertidumbre.

La rubia tenía que ser honesta con su madre, pero no al cien por ciento, esos problemas emocionales que le han causado no quedar embarazada no se los iba a contar, no necesitaba lástima de nadie y tampoco que la regañaran como si tuviera cinco años.

—Lamento tanto evitarlos— se sentía culpable. —Es solo que estuve pasando algunas cosas, y no, antes de que lo pienses, no creas esas tonterías de que estoy mal con Travis, ¿Ok? — volteó a ver a su esposo, quien estaba escuchando la conversación, preocupado.

—¿Entonces que es lo que pasa Alison? — ya necesitaba saber.

—Mamá, no me preguntes, por favor, estoy bien, es lo único que debes saber—

—Eso no me tranquiliza— la señora Swift hizo una mueca, agradecía que no podía verla. —Dime donde estás, que voy a ir a verte— dijo firme.

—Mamá...—

—Vamos Taylor, ¿Dónde estás?, ¿Dónde están los niños?, ¿Con quién se quedaron? —

—Dios— se echó a reír, podría estar enojada, o estresada, pero la verdad es que venía bastante relajada de California. —Estamos en Pennsylvania, se quedaron con Jason—

—Ok, estás cerca de Nashville, no te muevas de ahí, voy a llegar al aeropuerto en unas horas y me iré a la ciudad de Kansas contigo— no iba a cambiar de idea hasta que viera con sus propios ojos que todo estaba bien.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora