Cagón (Juackity)

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Juan se levantó cómo comúnmente acostumbraba, su mañana había comenzado igual y sin problemas.
La única diferencia es que no había recibido mensajes de Roier, tampoco se lo había encontrado en el camino, era cómo si su amigo hubiese desaparecido de un día para otro.

Lo confirmó cuando llegó a su salón y no encontró al castaño carismático, el lado de su banca estaba vacío, no dudo en mandarle un mensaje preguntando por su presencia, sin embargo, se encontró con que lo había bloqueado de todos lados.

En ese momento es cuando sintió que definitivamente nada está bien y ahora tendría que soportar estar solo, esperaba haya sido una confusión y Roier simplemente perdió su celular o algo parecido.

Comenzó a morder sus uñas en clara ansiedad, solo esperaba que su amigo entrara por la puerta y le contara algo como "me robaron el celular wey, pero si somos amigos por siempre neta", nunca paso aquello, sus clases continuaron  y su amigo jamás apareció.

—¡Spreen!— llegó corriendo hasta el pelinegro, todo su día escolar se la paso escondido en el baño con miedo de que Quackity hiciera algo —¿Sabes algo de Roier? Hoy no lo vi para nada y no vio mis mensajes ¿Esta bien? ¿Hice algo?— preguntó con miedo, la mirada del chico tampoco lo ayudaba a relajarse.

—¿Roier no vino?— sonó sorprendido —Hace rato lo ví por allá en la puerta de entrada, quizás solo se saltó sus clases y ya—

Eso no calmaba todas sus dudas.

—¿Sabes por qué me bloqueó?— empezó a jugar con sus manos, no soportaba tanta ansiedad.

—No lo sé amigo, tipo yo no he hablado con él, relájate un toque, quackity hoy ni siquiera vino— despeinó el cabello de Juan y se fue del lugar dejando al castaño con más preguntas que respuestas.

Eso había sido demasiado extraño para él, sabía que Spreen no era mucho de platicar y casi siempre estaba despreocupado, aún así seguía preocupado por Roier, utilizaría la información de Spreen y buscaría al castaño por todo el lugar si hacía falta.

Total quackity no estaba para hostigarlo, podría ir libremente por el instituto sin recibir insultos o bromas pesadas, eso lo calmaba mucho, sólo tenía que preguntar por Roier, encontrarlo, preguntarle que tiene y listo, todo volvería a la normalidad.

Bueno, debió pensar que Quackity no se la dejaría tan fácil.
Miró su alrededor notando que ya no había basura cayendo de distintos botes de baño, tampoco estaban los chicos que solo se la pasaron riendo y diciendo "firma elquackity", no pensó que llegarían a ese extremo de mojarlo con agua de escusado y ser llenado de papeles sucios.

Estaba empapado y extremadamente sucio, ni siquiera había encontrado al pendejo de Roier, estaba molesto, se supone que eran amigos y lo había dejado botado.

No sabía si era prudente hablarle a Spreen, total ya no lo habían humillado, tampoco quería hablarle a Drako, escucharía una y otra vez la misma frase de que debería volver a estudiar en casa.

Quizás era momento de reflexionar acerca de cambiarse de escuela, solo si Roier sigue ignorandolo, pero si vuelven a hablarse entonces aguantaría un poco más, total apenas era un día sin Roier, podía esperar un poco más.

—¿Ahora como verga me limpió?— se preguntó así mismo mientras se levantaba, goteaba agua mientras uno que otro papel caía.
—Puto Quackity, puto Roier, puto Spreen— maldijo a todos con molestia, olía horrible y era incómodo caminar empapada.

—"simis imiguis"— imitó de forma chillona a Roier, tenía mil y un sentimientos de odio y traición hacia su amigo, se definiría en que estaba dolido, más que cuando Quackity se burló de él por besarlo.

¿Y si encaraba a quackity?, que pensamiento tan pendejo había tenido, ese wey seguramente lo tumbaba al momento, podría decirle a un profesor o a su adulto que resuelva de confianza.

Se supone que había muchas formas de vencer a un bully, entonces ¿¡Por qué carajo no lo hace!?, se quejó l tener tantas ideas y pensamientos confusos que olvidó la incomodidad de ir mojado y sucio hasta su casa.

Dónde simplemente tuve que mentir con que era inútil y se cayó en el baño, claramente no le creyeron pero tampoco dijeron nada.

—Eres un pendejo Quackity— empujó con molestia al de gorro que no paraba de reír mientras el vídeo se repetía en bucle —Dijiste que no te ibas a pasar de verga con él—

—Ay mi Roier— limpió una lágrima que salía por tanta risa que a duras penas pudo parar —yo ni fui, ¿cómo pude hacer eso yo?— preguntó con burla.

Roier se levantó y se alejo de la computadora, llegando hasta la puerta de la habitación de quackity, dispuesto a irse de una vez.

—Mira cabrón, yo ya no voy a seguir con esto, te pasaste de verga y prometiste que ya no ibas a molestarlo tan horrible— tomó el pomo de la puerta, esperando alguna redención del otro.

—¿A poco?, neta que estás bien pero pendejo, ¿Te vas a retirar tan pronto?, tendré que hablarlo con... ¿Cómo se llamaba?— hizo como si pensara un poco, llamando la atención de Roier quien volteó a verlo —Es una amiga tuya, muy cercanos ambos, incluso puedo presentarla a todos—

Roier tembló en su lugar, sabiendo a dónde se dirigía la conversación.

—Tenia un nombre muy de bailarina exótica ¿Lisa?— Roier se acercó a paso lento —¡Ah! Ya lo sé, ¡Melissa!, todos van a querer unas buenas fotos de Melissa para pajear—

No completo la frase pues el puño de Roier lo calló de inmediato, sintió su sangre salir de su nariz y solo mirar la molesta mirada de Roier.

—Mira cabrón, no se que puta fijación tengas con Juan, a mí se me hace que te gusta ¿Verdad? Te gusta Juan pero te da miedo terminar como la miserable de tu madre—

Ahora fue Quackity quien tiró el golpe, empezaron a forcejear y tirar puñetazos al aire, la pelea termino cuando Roier cayó al suelo con un golpe secó.
Quackity sintió terror al ver cómo el otro parecía no responder, pensando en el posible crimen que había cometido.

Para su suerte el castaño empezó a balbucear cosas que ya no le interesaban, cómo pudo lo cargo y lo sacó de su casa sin hacer mucho ruido.
Fue difícil llegar hasta la casa del castaño pero lo logró, lo dejo en la puerta de su casa y apenas tocó el timbre salió corriendo.

Se escondió hasta ver cómo su madre lo recogía mientras decía algo cómo "este borracho", suspiró sintiendo el alma regresar a su cuerpo, volvió a su casa y lo único que pudo hacer fue acostarse a en su cama a pensar.

¿Realmente le gustaba Juan?