¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que sí.
Pero entre pensar y vivir hay una diferencia muy grande, creo. Imaginemos... Charlotte, una mujer dulce y dedicada. Chiara, sexy e imponente, ¿Cual elegirías tú...
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POV Engfa
El camino de regreso sería largo, pero esta vez no me importaría. Nada iba a cambiar mi estado de ánimo este día.
Absolutamente nada.
Pensé mientras miraba a Charlotte, que estaba sentada a mi lado, la mujer parecía estar más cansada que nunca. No era para menos, por supuesto. Nuestras últimas horas han estado más ocupadas de lo normal
Sonreí, al recordar nuestro tiempo juntas en el interior de esa habitación, cada detalle fue grabado en mi mente, como una película. Escenas y más escenas se reproducen constantemente, lo que me hizo sonreír como una idiota.
"Oh dios, Engfa, no seas tonta" —me susurré a mí misma moviendo la cabeza.
Charlotte se removió en el asiento del coche con el ruido que acababa de hacer. La castaña dormía serenamente, con la cabeza apoyada contra la ventana al lado de ella. A veces ella se quejó de manera inconsciente a causa del movimiento del automóvil.
Empujé un pequeño mechón de su cabello, por lo que la mujer dejó escapar una respiración profunda. Tenía unos rasgos delicados, casi dibujado a mano. Sus labios fueron moldeados por los dioses, rosados y carnosos. Una castaña con un cuerpo y características tanto tailandesas como británicas, que me atrajeron tanto.
Tiré de su cuerpo con cuidado sobre el mío, impidiendo que se despertara. E instintivamente, Charlotte se acurrucó en mis brazos rápidamente, acomodándose de la mejor manera posible. El clima estaba un poco frío, pero yo la calentaría. Agarré mi abrigo y cubrí a la mujer que casi temblaba de frío. Le di un pequeño beso en la parte superior de su cabeza con afecto y mis manos deambulaban lentamente sobre su espalda. Fue bueno tenerla de este modo, Charlotte era el tipo de mujer que necesitaba ser cuidada, amada y querida todos los días. Y podría ser la persona en ofrecerle todo eso.
A través del espejo retrovisor pude ver Sun mirándonos con una sonrisa de quien entiende todo lo que hay. Él sería el testigo de un montón de cosas, como siempre lo fue. Pero yo confiaba en Sun, hace años que trabaja para mí, y él nunca me había defraudado.
—Si le dices a alguien te dispararé.
Le dije sonriendo al hombre que se rio con dulzura.
—No voy a decir a nadie, señora. Estoy feliz por usted.
—¿Usted está? —pregunté confundida
—Sí, siempre supe que terminaría así.
—¿Cómo? ¿Y por qué? —le pregunté en voz baja para no despertar a Charlotte.
—Solo sabía. Las miradas son suficientes para darnos cuenta de lo que pasa, señora Y si se me permite decir, su mirada hacia las niñas era diferente desde el principio.
