No quería estar en esa silla incómoda. Odiaba ver tantas batas blancas y niños pequeños llorar. Fijo su vista en la criatura que se mantenía a su lado sin mencionar palbra alguna.-Señor Snape- se levantó al escuchar su nombre, aquel medimago mantenía un mirada tranquila. Asintió en dirección a la elfa que sorprendida y apenada respondió el silencioso saludo. -Su esposa presenta mejoría, sus niveles están dentro de los parámetros normal- escribió en sus hojas algunas órdenes -Sin embargo no ha despertado aún, recomiendo una noche más aquí, si no despierta por la mañana voy a intervenir. Espero que lo haga ella por su cuenta- sonrió el hombre ocultando su mentira.
-De acuerdo- el pelinegro se sentó en aquella silla -¿Necesita que este a su lado?-
El medimago levantó una ceja, quería decirle todo lo que pensaba de su pregunta tan tonta. Ahora entendía porque Rell8sh le suplico que no lo dejara pasar.
-Lo único que requerimos de usted es su firma- se despidió comenzando a caminar hasta su oficina.
-¿La amita necesitará de Nissa?- la elfa movía sus manos en un intento por calmarse -Nissa quiere ver a su amita, saber que esta bien-
Ambos no dijeron nada, solo esperaron.
Unas horas despues, Rellish se levantaba a dar pasos cortos en aquella habitación. Se alarmaba al escuchar la puerta abrirse, ninguna de esas veces fue su marido. Fue a su baño a limpiar sus manos, al ver su reflejo vio los estragos de estar insciente por una semana.
-¿Eris estas ocupada?- se distrajo al escuchar a Nevan.
Regresó a su cama con una pequeña sonrisa. Al estar cómodo le dio espacio al medimago, este le dejó una pequeña caja en sus piernas. Al abrirla sintió ese delicioso olor.-No he comido de restos desde hace mucho- una lágrima cayó por su mejilla que fue atrapada por su acompañante. -Gracias-
-Tienes que comer algo, te daré una pócima y necesito que comas para eso- satisfecho se dejó caer a su lado al verla comer su panecillo de arándanos. Eris recordando buenos tiempos le extendió el bocadillo a los labios de Nevan llenando sus labios de merengue. -Esta delicioso-
Las carcajadas no esperaron, ambos parecían niños pequeños con su bocas y mejillas llenas de la mejor parte de postre.
-Quiero agradecerte por darme más tiempo alejada de él- su tono preocupo al medimago.
-No te preocupes- la abrazo con fuerza -Estoy para ayudarte-
-Veo que no es nada profesional- Eris aferró su agarre en la espalda de Nevan al escuchar aquel tono de voz. Su garganta se cerró por el nerviosismo. -Me sorprende que un medimago este tan pegado a su paciente eso va encontra de las leyes-
Snape estaba ahí, en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Estaba dispuesto a verla en un acto de redención por sus actos de aquel día, más esa llama se apagó al ver la evidencia en los labios de su esposa y el medimago. Su mente y orgullo le hacían ver cosas que no.
Aquel cabello de su esposa había recuperado su tono por lo que disminuyo su enfado levemente.
-Señor Snape antes que todo es mi deber asegurar el bienestar de mis pacientes- Nevan estaba dispuesto a todo por su amiga. -Eris esta bien-
-¡Señora Snape!- levantó la voz asustando a su esposa. -La llamaras por lo que es, una Snape- con desprecio entró a la espera que ese tipo se fuera.
Nevan se limpio los labios con su pañuelo, tenía que retirarse a hacer rondas. Le brindó un apretón discreto en la mano de Eris.
-Si te sientes mal envía una señal con tu varita-
Eris lo vio irse, se dejó caer boca arriba en su cama con dolor en su pecho. El sonido de pasos la tenían alerta.
-Nissa estuvo aquí- tenso su mandíbula al no escuchar respuesta de su esposa. Levantó sus dedos en dirección a aquellos labios llenos de dulces, al sentir su suavidad sintió una corriente envolverlo.
Eris se sintió asqueada por su toque, golpeó su mano con fuerza.
-Eres igual a tu padre- su voz se quebró tras decir aquellas palabras....
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¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.