«¿Cuál es tu apellido, Jules?», le preguntó Bianca a través de un mensaje, dos minutos antes del comienzo de la reunión.
«Bouvier», respondió elle doce minutos después, cuando ya era el turno de Bianca para leer el texto en el que había incorporado a su personaje.
Suspiró y activó el micrófono para comenzar.
«Las nubes violáceas se dispersaban por el cielo, pintando el cerezo florecido de ramas sólidas y redondeadas, inofensivas para quien buscaba refugiarse en ellas. Los suaves pétalos acariciaban la piel de Bou con la delicadeza que usaba para penetrar las telas con una aguja, hablar durante las madrugadas y encajar las piezas de un corsé.
No fue la suerte quien trepó hacia elle, ni tampoco alzó los brazos para bajarle. Fue Vier, con aquella sonrisa calma y las manos cálidas, quien se sentó a su lado, recargó la cabeza en su hombro y se unió como su propia pieza. Equilibrada, bienvenida, maravillosamente suya».
No era la primera vez que el grupo se quedaba en silencio luego de sus textos, pero el estómago se le apretó cuando el micrófono de Jules se desactivó en medio del ajetreo.
—Me encanta cómo tomaste elementos del primer texto de Jules para incluirlos en el tuyo, Bianca —dijo Isa—. Lo hiciste de una manera tan sutil y bella. Creo que ninguno de nosotros necesita conocer los detalles detrás de cada historia para sentir que están perfectamente compenetradas y, aun así, muestran partes tan distintas de lo mismo.
—Justo eso quería decir —dijo un chico—. Me encanta tener acceso a la versión oscura y dolorosa, pero también a la que trae luz. Tal como dice el texto: es equilibrio puro.
Bianca les dio las gracias y desactivó el micrófono. Se mordió el labio inferior mientras observaba el cuadro que le pertenecía a Jules dentro de la pantalla.
—Jules, ¿ya lo habías leído? —preguntó Isa.
El silencio volvió en su reemplazo.
Desbloqueó el teléfono, creyendo que en cualquier momento recibiría un mensaje suyo, pero no ocurrió. Isa tuvo que pedir que continuara otra persona.
El tiempo tuvo el peso de una eternidad mientras Bianca esperaba una señal de Jules, sin embargo, este no apareció hasta que, al final de la reunión, Isa le informó que solo elle faltaba por presentar. Su micrófono se encendió un par de segundos después, a diferencia de la rapidez que utilizaba en otras ocasiones cuando las palabras se le escapaban unas tras otras.
Le escuchó tomar una bocanada de aire antes de leer.
«Titania no reconoce el poder adherido a sus manos, pero lo tiene, y su magnitud es de tal importancia como el hecho de ser el mayor satélite de Urano.
Sus pasos traen revolución repentina. Su mirada, el origen del deseo de crear algo ante una insatisfacción y aceptar todo lo que graba con tinta. Cubierta de cráteres de impacto, obliga a detenerse y explorarla con dedicación.
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Purplish
RomanceEl primer pensamiento que ocupó la mente de Bianca cuando despertó fue que moriría. Una certeza que iba más allá del conocimiento de que todo lo que nacía, algún día debía marchitarse. Los objetivos con los que escapó de su caótico hogar junto a su...