Cristina
Trato de moverme y estirarme, pero es imposible hacerlo. Es como si estuviera amarrada. Abro los ojos lentamente, parpadeando, tratando de ajustar la visión.
—Quieta—Una voz ronca hace cosquillas en mi cuello.
Muevo un poco el cuello para mirarlo y ahí está a mi lado el amor de mi vida durmiendo aprisionándome con sus grandes y fuertes brazos.
Cierro los ojos de nuevo y me volteo, quedando frente a frente, poniendo mi mejilla en su pecho, y envolviendo con mis pequeñas manos. Johan me atrae más hacia su cuerpo, quedando casi yo sobre él.
No sé en qué momento me quedé dormida hasta que un molesto sonido empieza a perturbar mi sueño. Escucho un gruñido seguido por una maldición. Al abrir los ojos, Johan me aprieta más, haciendo que un quejido salga de mis labios y pueda bajar la intensidad de su abrazo.
Abro los ojos, dándome cuenta de que ese sonido viene del teléfono de la mesa de noche.
—Johan, debes responder la llamada—Susurro con voz soñolienta.
—Que se vayan para la mierda.
Aún me cuesta acostumbrarme a sus malas palabras y mal carácter.
—Entonces suéltame para poder responder.
—No—Me da la vuelta quedando casi encima de mi cuerpo y puedo sentir la dureza de su miembro pegada a mi muslo.
—Johan—Susurro cuando empieza a repartir besos en mi cuello y clavícula.
—Eres mía, ¿No es así? —Levanta el rostro y nuestras miradas se encuentra —No sé qué pasa, pero te necesito—Mi respiración se empieza a acelerar cuando su mano se filtra por debajo de la tela de mi camisa y empieza a subir despacio por mi estómago, costillas y llega hasta el pezón y pellizcar suavemente.
—Johan—Mi espalda se contrae y cierro los ojos cuando su boca baja al momento de exponer mi pecho y tomarlo con su boca.
¿Debería detenerlo? No lo sé, al fin y al cabo es mi esposo.
El teléfono vuelve a sonar haciendo que sea imposible concentrarse, Johan me suelta y se levanta furioso de la cama.
—¡Dejen de fastidiar! —Grita antes de colgar con fuerza el teléfono —En qué íbamos—Cuando trata de volver hacia mí, me levanto antes de que me toco y acomodo la camisa—¿Qué crees que haces?
—No tienen por qué ser tan grosero—digo—Esa llamada puede ser de tu familia.
—Que se vayan a la mierda, no quiero hablar con nadie—Dice desde el otro lado de la cama y empieza a subirse para gatear hacia mí—Ahora quiero seguir por donde estábamos.
Niego con la cabeza antes de empezar a caminar hacia la salida.
—¿A dónde vas?
—No puedo estar con un patán como tú—digo tratando de alejarme.
—¡Detente! — Grita haciendo que me asuste y cuando me doy la vuelta él viene hacia mí como toro enfurecido. Me arrincona contra la puerta enjaulando con sus brazos—No vuelvas a tratar de huir de mí, ¿Me entiendes? —Mi respiración se acelera y mis ojos se llenan de lágrimas—¿Qué? —Cuando la primera lágrima baja por mi mejilla Johan se aleja aturdido dando varios pasos hacia atrás y aprovechó su desconcierto para darme la vuelta y abrir la puerta y salir de esa habitación.
No puedo contener las lágrimas, me alejo sin saber donde ir pasando por varias puertas hasta que abro una y es un baño. Entro y me encierro.
Ese hombre no puede ser mi esposo.
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Un verano abrazador
RomansaJohan es un hombre que lo tiene todo. Empresa, familia, millonario y muy guapo, lo único que ha hecho en toda su vida es estudiar y trabajar.Serio y amargado como lo catalogan algunos.Por presión de su familia, decide irse de viaje y tomarse por pr...