DIRTY

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Max estaba relajado. Confiaba en si mismo para este fin de semana, pero principalmente porque sabía que el verdadero premio estaba en su habitación y no en el podio.

Habían pasado un par de semanas desde aquel caluroso encuentro de reconciliación que tuvo con Sergio.

Sintiéndose una vez más necesitado, buscaría la forma de llevarlo a la cama otra vez.

Pero no había podido encontrarlo toda la mañana. No sabía en donde se había metido ni que estaba haciendo.

Sergio recargaba su cabeza en el respaldo del sofá. Dejo salir un leve suspiro de sus labios, y cerró los ojos mientras disfrutaba de la lengua de su amante.

Se sorprendió cuando Lando pidió hablar con él en privado y lo llevo hasta la habitación del joven.

Apenas estuvieron solo, el joven inglés se arrodilló frente a él y comenzó a pasar sus manos por sus piernas.

Relamiendose sus labios y pidiéndole permiso para complacerlo.

El pelinegro estaba muy estresado, y era una oferta que no podía rechazar. Al final del día, le gustaba mucho callar de esa forma a los jovencitos como Lando.

Así que se dejó caer en el sofá mientras el más joven se arrastraba gateando en el piso.

Lo observo desabrochar su pantalón y su ropa interior. Hasta que su lengua tocó su miembro y comenzó a darle placer con la boca.

El más joven era habilidoso. Movía su cabeza en un vaivén mientras que con sus manos masajeaba sus testículos.

Y no dejaba de observarlo fijamente a los ojos.

Sergio acariciaba sus cabellos castaños, mientras veía como su carne desaparecía en su boca.

—Pareces un león enjaulado —Dijo Charles cuando se encontró con Max en el pasillo.

No pudo evitar darse cuenta de que estaba dando vueltas como un desquiciado buscando algo.

—¿Has visto a Checo?—Pregunto el rubio ignorando su comentario.

Ahí estaba la pieza faltante que explicaba su comportamiento.

—Puede que sí —Charles comenzó a alejarse fingiendo desinteres.

No era un secreto para los demás pilotos el como Max estaba constantemente peleando por la atención de su compañero.

Y entre ellos corría el rumor de que era algo más que solo su compañero.

—¿Lo viste o no?—Al rubio se le estaba acabando la paciencia.

Entonces el monegasco hizo un ademán con la mano y señaló hacia una dirección.

—Se fueron por ahí —El castaño se giro a verlo solo para observar el rostro de Max, el cual lucía confundido —Sabes en que habitación se queda Lando ¿No?

“¿Lando? ¡¿LANDO?!” Pensó el rubio.

Comenzó a caminar hecho una furia hacia donde Charles le señaló. Este último no pudo evitar soltar una pequeña risa a causa de sus celos evidentes.

A Max no solo no le gustaba compartir, sino que tampoco conocía la discreción.

Si habían rumores, era su culpa.

Llegó hasta la habitación de Lando, pero se detuvo antes de tocar. En su lugar, intento abrir la puerta de una vez por todas y tuvo suerte al encontrarla abierta.

LINGERIE |ONE SHOT|⁹~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora