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Ahora

Nuestro matrimonio no colapsó. No se derrumbó de repente. Fue un proceso mucho más lento. Fue desapareciendo, si se puede decir.

Ni siquiera sé quién tenía más culpa.

Comenzamos fuerte. Más fuerte que la mayoría; estoy convencido de eso. Pero en el transcurso de los últimos años, nos habíamos debilitado. Lo más inquietante de esto es con cuanta habilidad pretendemos que nada ha cambiado. No hablamos de ello. Nos parecemos de muchas maneras, una de ellas siendo nuestra habilidad de evadir las cosas que necesitan mayor atención.

En nuestra defensa, es difícil admitir que nuestro matrimonio podía terminarse cuando el amor aún está ahí. Las personas creen que un matrimonio termina solamente cuando el amor se ha ido. Cuando la ira reemplaza a la felicidad. Cuando el desprecio reemplaza a la dicha. Pero Hyunjin y yo no estamos enojados con el otro. Simplemente no somos las personas que solíamos ser.

A veces cuando la gente cambia, no siempre es notorio en un matrimonio, porque la pareja cambia junta, en la misma dirección. Pero a veces cambian en direcciones opuestas.

He estado enfrentando la dirección opuesta a Hyunjin por tanto tiempo, que ni siquiera recuerdo cómo lucen sus ojos cuando está dentro de mí. Pero estoy seguro de que tiene cada cabello de mi nuca memorizado de todas las veces que he rodado lejos de él a la noche.

La gente no siempre controla en qué los convierten las circunstancias.

Bajo la vista a mi anillo de bodas y lo giro con mi pulgar, girándolo en continuos círculos alrededor de mi dedo. Cuando Hyunjin lo compró, dijo que el vendedor le había dicho que un anillo de bodas es símbolo de amor eterno. Un bucle infinito. El principio se convierte en el centro y se supone que no ha de haber un fin.

Pero en ningún lugar de esa explicación del joyero dijo que el anillo significaba felicidad eterna. Solo amor eterno. El problema es que amor y felicidad no son concordantes. Uno puede existir sin el otro.

Estoy mirando mi anillo, mi mano, la caja de madera que estoy sosteniendo, cuando de la nada, Hyunjin dice:

—¿Qué estás haciendo?

Levanto la cabeza lentamente, en completa oposición a la sorpresa que estoy sintiendo ante su repentina aparición en el umbral. Ya se ha sacado la corbata y los tres primeros botones de su camisa están desprendidos. Está apoyado en el marco de la puerta, su curiosidad juntando sus cejas mientas me mira. Él llena la habitación con su presencia.

Yo solo la lleno con mi ausencia.

Luego de conocerlo por tanto tiempo, aún hay un misterio que lo rodea. Sale de sus oscuros ojos y abruma todos los pensamientos que nunca dice. La calma es lo que me atrajo a él el día que lo conocí. Me hizo sentir en paz.

Es divertido cómo esa misma calma me incomoda ahora.

Ni siquiera intento esconder la caja de madera. Es muy tarde; está mirándola directamente.

Alejo la mirada de él, bajándola a mis manos. Ha estado en el ático, intacta, raramente pensábamos en ella. La encontré hoy mientras buscaba el traje con el que me casé. Sólo quería saber si aún me quedaba. Lo hacía, pero me veía diferente en él a comparación de hace siete años.

Me veía más solo.

Hyunjin camina unos pasos dentro de la habitación. Puedo ver el miedo ahogado en su expresión mientras dirige su mirada de la caja a mí, esperando que le responda por qué la estoy sosteniendo. Por qué está en la habitación. Por qué pensé en siquiera sacarla del ático.

Just one reason | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora