Lo que la lluvia trajo

Una persona no puede sanar a otra.

Incluso cuando estuve encerrado en los momentos más catastróficos que se presentaron a lo largo de mi vida, recordé esos momentos en los cuales no tuve las agallas de rendirme porque tú apareciste, salvándome de los viejos recuerdos y penumbras que aún atesoraba en lo más profundo de mi mente y que lamentablemente no tuve la oportunidad de valorar como debí haberlo hecho en esos momentos repletos de la felicidad, cuál en esos momentos no sabía que estaba viviendo comparada con mi situación actual, y tampoco tener el poder de poder retroceder el tiempo a esos momentos pasados. Y supe desde ese momento que la verdadera sonrisa que se demuestra en los sentimientos de una persona que verdaderamente te importa, puede convertirse en un faro de esperanza y resistencia que ilumine esa oscuridad en la cual uno se sumerge por sí mismo. Porque la sonrisa de una persona a la cual verdaderamente valoras por lo cómoda que te hace sentir pone a prueba la barrera que te impidió poder volver a sonreír verdaderamente y también desafía todas las realidades en las cuales fingimos tener fuerza, pero que con una sonrisa importante de una persona que a pesar de no llevar mucho tiempo de amistad, puede calentar tu corazón y poner a prueba todas esas emociones retenidas y sacar a flote las más positivas de uno mismo. Donde cada sonrisa de esa persona se transforma en un acto de valentía y una imagen de superación y determinación para poder lograr superar cada día que se vuelve un tormento cuando uno se separa de la luz que guía su camino.
La sonrisa, en su momento más profundo que se pueda presenciar dentro de el alma de uno mismo, logra derribar los obstáculos y amenazas externas de otra persona y se convierte en un reflejo de la felicidad de uno mismo, su fortaleza, determinación de haber podido superar fuertes obstáculos que se presentaron a lo largo de su vida y sin así se encarga de ser como el sol, siempre calentando el alma de los demás hasta el más mínimo acto de presencia de un átomo en cualquier partícula de un cuerpo, esa sonrisa que brilla más de lo que uno imagina que encontraría en su camino hace mil millas y que es capaz de desafiar cualquier acto de sufrimiento de una persona y demuestra la capacidad de uno de ser fuerte y poder brindar una sonrisa, encontrando la belleza en medio del caos. Eso es un recordatorio para recordarte a vos Constanza, de qué como mi amiga, te veo así. Siempre con una sonrisa que elige la amabilidad, honestidad, bondades y gratitud sobre la amargura, ansiedad, pánico, tristeza, angustia y más sentimientos que rebuscan entre lo más profundo del ser de uno mismo para poder desequilibrar a uno mismo y hacerlo sufrir incluso en las circunstancias más difíciles de las ocurrencias que se mostraron a lo largo de tu vida. Todos los sentimientos y vibras positivas transmitidas a lo largo de cualquier célula de tu cuerpo que es capaz de controlar el del destinatario y poder dar una sonrisa más profunda de lo que uno es capaz de ver, que logra calentar tu corazón y hacerte sentir cómo en una verdadera casa como describen en las películas; cómoda, cálida, feliz y que te hace sentir bendecido de que haya aparecido como un ángel guardián que resguarda la felicidad en una caja que está dentro del alma de uno mismo y que se encarga de mantenerlos calentitos ahí para solo sacarlo a flote con la persona indicada.
Al sonreír en medio de la oscuridad que uno no puede describir mediante palabras o acciones, pero que aun así retiene el alma y la encadena en un sufrimiento profundo, no negamos el dolor que sufrimos o la dificultad de la realidad la cual se está presentando en algún lado de nuestra vida. Si no que nos encargamos de cierta persona importante para nosotros y abrazar todo su dolor en el cual te ves reflejado a ti mismo y que deseas cuidar al otro para qué no termine en un caso similar al tuyo. Es decir, que no elegimos a quien cuidar y amar y a quien no, sino que automáticamente sientes esa conexión cuando escuchas por lo que está sufriendo él demás, y te dan las intensas y potentes ganas de defenderlo de todo peligro porque te ves reflejado ahí, y si pudieras dejar que no ocurra, hacerlo para que la historia no se repita. Esto pasó con nosotros, cuando te comenté de mis problemas con mis problemas parentales y me comentaste que tenías los mismos, yo sentí una conexión que espero que tú también, y un juramento interno de protegernos y salvarnos de la oscuridad que tuvimos que retener por tiempo porque no la sentimos con ningún otro. Al menos yo siento este sentimiento profundo que aunque haya escrito todo este texto, sea completamente difícil de explicar. Y quizás probablemente a vos te parezca cursi, pero cuando salvas a alguien te conviertes en los faroles y estrellas que iluminan el campo y la ciudad.