Take me out of my head, that's what I said yeah

9 3 0
                                    

Dragon Attack - Queen

Somos polvo de estrellas reflexionando sobre estrellas.

Carl Sagan

Hope vivía la música de una manera única y completamente admirable.

Lo descubrí en tan solo unas horas después de hablar por primera vez con él, cuando nos enzarzamos en un batiburrillo de música de antes y un poco, pero tan solo un poco por encima, de nuestras vidas superficialmente.

Jamás he vuelto a conocer a una persona que más que bombear sangre, viviese a base de acordes de música comprendida entre los 60 y los 90.

A mi vez, entremezclando lo que él me había enseñado sobre su amor por la música y mi propio pensamiento, llegué a plantearme una cuestión que me habría gustado discutir con él.

Y es que ¿cómo podía existir gente que fuese tan mala si teníamos la suerte de haber creado la música?

Hope fue y será siempre la persona más positiva que he conocido en toda mi vida.

No lo descubrí aquella noche, aunque ese día sí que plantó una semilla —puede que en el suelo, tal vez en mi árido corazón— al decir en un momento de entre las 3 y las 7: «como siempre dicen en los comentarios de los vídeos de Queen, no llores su muerte, alégrate porque ha vivido».

A partir de entonces, su positivismo me recordaría al cartel de DVD que rebota de un lado a otro, y que siempre chocaba de su lado al mío y viceversa.

Contra todo pronóstico, o más bien, lo que había creído cuando hablamos, Hope y yo sí volvimos a encontrarnos, y bueno, para quienes estáis leyendo esto, sé que no os resulta un misterio porque os fui dejando pistas en el capítulo anterior, pero para mí fue algo que no me esperé, porque bueno, solo teníamos el usuario del otro; ni siquiera vivíamos en el mismo pueblo e íbamos a diferentes institutos, y vale que tuviésemos forma de contactar al otro, pero eso solo me daba a entender que hablaríamos esporádicamente, o más bien, alguna vez aislada y corta; cuando yo le contestase a una historia y él a su vez a alguna mía.

Él o yo le daríamos «me gusta» al otro y seguiríamos el curso de nuestras vidas.

¿O es que Hope tuvo intención desde el principio de mantener el contacto conmigo y por esa razón me sugirió que lo siguiese en su cuenta privada?

Como dije, si bien me hubiese apenado dejar ese encuentro en solo una conversación, probablemente lo habría terminado olvidando con el tiempo, pero aquel día, con Coin delante de mí, compartí sin miedo:

—Es cierto que nos quedamos hasta las tantas. —Sonreí al recordar que el tiempo se me había pasado volando, como hacía mucho que no me pasaba con nadie... ¿Qué digo? Nunca me había quedado hasta tarde hablando, y menos con alguien a quien no conocía de antes.

Supongo que por eso pensé que no era tan descabellado volver a hablar con él.

—Ay esa sonrisa. —Coin me la devolvió.

La miré primero a los ojos, pero después vi más allá de mí misma, y dije:

—Se llama Hope.

«Y me enamoraré de él en cuestión de tiempo», me faltó añadir.

Pero en realidad no lo pensé aquel día.

Lo digo yo ahora, después de todo, a pesar de todo.


Tan solo habían pasado unas horas desde que habíamos terminado de hablar, y no solo había pensado en él cuando había estado Coin en mi casa, sino que también había vuelto a pensar en aquel chico del que creía haber estado enamorada, y es que, aunque fuese demasiado tarde, comprendí que yo no había sido el problema.

Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora