Corría de un lado a otro buscando los papeles y sus cosas para llegar a la audiencia que había preparado para ese día, su asistente le ayudaba a ordenar su portafolio con los papeles y documentos que le entregaba el hombre. Apenas lo sostuvo en su mano salió corriendo del edificio para tomar su coche y conducir hasta él tribunal. Ser un abogado era algo cansado, demasiado cansado a decir verdad, pero le encantaba el sistema agitado que llevaba.
Entro a la sala viendo a su cliente que ya estaba presente preguntando por lo que pasaría, había sido culpado de falsificar documentos y, aunque todo parecía indicar que era culpable su abogado tenía un as bajo la manga.
Sergio Pérez, tercer hombre más rico de México, no solo reconocido en su país, también en algunos otros como Estados Unidos o lugares grandes de europa. Era guapo, sumamente guapo, unos ojos cafés totalmente hipnotizantes, cejas gruesas, cabello oscuro y ondulado, tal vez la perfección misma. Soltero de 34 años, cosa que llamaba muchísimo la atención de la gente para los chismes, algo que era de esperar.
Había tenido pareja anteriormente, pero por algunas situaciones la relación no funcionó, se canceló el matrimonio y desde entonces llevaba casi dos años soltero. La gente rumoreaba, como siempre. Pero eso no le importaba.
El juicio termino, ganó el casó y su cliente agradeció, como siempre. Tenía una gran racha con respecto a su trabajo, era el mejor, no se podía quejar de eso.
Pero si de su suerte con el amor.
Normalmente no era del tipo que le daba vueltas a sus problemas, y menos los amorosos, pero para la edad que tenía y su idea de saber que realmente no había encontrado alguien para algo serio era terrible. Se pasó las manos por la cara tratando de olvidar eso, no quería volver a caer en los mismos pensamientos de siempre, sobre estar solo el resto de su vida. Le habían dicho que no se preocupara, pero claro, de todos él era el único sin pareja estable, y tampoco quería algo solo por no estar soltero, no tenía edad para estar haciendo esos jueguitos, por lo que se daba su tiempo de conocer a las personas, pero nadie daba con el perfil que buscaba.
Recién llegaba a su penthouse y subía las escaleras pensando en lo solitario que estaba aquel lugar, pero tampoco quería que fuera ocupado por alguien equivocado. Se quito el esmoquin azul marino que traía consigo y se puso algo más cómodo para poder dormir, unos shorts y una playera oscura.
Paso su mano por su cabello suavemente ondulado y suspiro mientras se acercaba al balcón que daba a la vista de la ciudad de México, pensando en cuántas personas vivían en pareja en aquella ciudad, o en cuántas vivían solas pero tenían un amor por ahí. Le dolía saber que para ser un hombre ya adulto no había logrado congeniar con alguien.
Considerado un hombre poderoso, no solo por su cargo, también por el dinero con el que contaba, pero ¿De que servía todo ese dinero si no había alguien en quien gastarlo?
Por favor, solo alguien, alguien para cambiar está maldición…
Era lo mismo de siempre desde hacía un año, esperando a alguien, pero nadie llegaba. Así que como su rutina lo indicaba, regreso a la habitación cerrando la puerta que daba al balcón y se acostó solo para lograr descansar.
୧ *·˚ ﹏ ﹏ ﹏ ﹏ • 。゚゚
Era domingo por la mañana. Se había despertado para preparar su propio desayuno y ver la carrera. Había desarrollado un gusto hacía las carreras de fórmula uno gracias a qué cuando regresaba de su trabajo siempre era de madrugada y nunca habia nada que ver, más que partidos de fútbol y carreras. Solo veía las carreras, disfrutaba de ver cómo los carros pasaban a altas velocidades y como el motor sonaba, incluso había planeado ir al gran premio de México de aquel año, si no fuera porque tenia trabajo hubiera ido, pero lamentablemente no fue asi.
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Checo's prophecy
FanfictionCheco es un gran abogado bastante reconocido en su país, México, pero por alguna razón aún se sentía vacío por dentro. Max es un joven piloto de F1, dos veces campeón del mundo, siente que tiene todo lo que siempre ha soñado. Hasta que conoce a Chec...