El reloj de la pared ya había marcado las doce del medio día cuando Phil volvió a caballo. Divise por el rabillo del ojo que entró con mucha prisa, la tensión en sus hombros era notoria por debajo de la capa, sus alas bien pegadas a la espalda. Se giró para verme después de haber cerrado la puerta con un movimiento y su rostro fue un rictus de seriedad y firmeza.
—¿Qué hiciste? —preguntó, la voz alterada como saludo.
Rodé mis ojos y llevé la taza de té a mis labios descubiertos, el resto de la máscara reposaba calculada mente para seguir ocultándome.
—¿De que hablas, Philza?
—Tu sabes a qué me refiero.
Baje la máscara antes de que mis labios se curvaran en una sonrisa descarada. Abandone la taza de té de manzanilla en el plato auxiliar en la mesa baja frente a la chimenea. Apoye la mejilla en el puño y ladee la cabeza; Intocable, insensible. Eso era yo ahora, siempre había sido así, y me gustaba.
—Dream... —gruñó en advertencia, dando un paso, la mano se la llevó a la empuñadura de su espada.
—¿A donde se fue tu amabilidad, Philza?
Sus ojos azules bullían de coraje mientras me fulminaban, su mandíbula estaba apretada y ya estaba sacando la espada cuando alguien más entró azotando la puerta, tomándole el hombro para detenerlo. Deslice mi mano hacia mi bolsillo, a la daga de madera que ya estaba lista para atestar contra cualquiera. Ese poder amargo ya se arremolinaba en mis entrañas.
—Technoblade.
—Dream.
La voz de Techno fue rígida como un gruñido de algún animal salvaje, sus ojos mantuvieron su aspecto serio mientras en su mano ya reposaba su espada de diamante, lista para enterrarse en mí si hacía falta.
Sí que haría falta.
—Cuanto tiempo, viejo amigo —saboree las sílabas y palabras con mucha lentitud mientras era testigo de cómo la expresión de Techno se ensombrecía y Phil estaba apunto de tener un ataque ira, algo así—. Cuanto, cuanto tiempo...
Me encogí de hombros en despreocupación mientras me esforzaba por reprimir esa sensación de triunfo en el cuerpo. Finalmente, después de calcularlo por mucho el reflector estaba en mi. No en el llorón de Tommy o el psicopata de su hermano ni en el estúpido de Quackity. ¡En mi!
—¿Qué carajos hiciste, Dream? —la voz de Phil resonó con fuerza en la habitación mientras su espada también yacía en su mano—. !¿Qué mierda hiciste?!
—Arregle las fallas. Eso hice, ¿no era lo que querían? —Me puse de pie, Techno frunció el ceño mientras Phil se preparaba para empalarme en el suelo—. Uh, oh... Las cosas no salieron bien, ¿verdad, chicos?
Los veía temblar de coraje mientras me miraban acaloradamente desde el marco de la puerta. «La única salida». No me daría tiempo de ir arriba, de tomar la cuerda y salir por la ventana. No ahora que Techno estaba aquí, al menos. Si él estaba con Phil, ¿quién más podría haber venido a respaldarlo? Tal vez había más gente rodeando la cabaña, flanqueando el perímetro del bosque...
—Tienes tres segundos antes de que te corte la garganta, Dream. —siseó Techno blandiendo la espada y poniéndola a un lado para hacer una curva en caso de que se abalánzase sobre mí y pudiera dar un golpe limpio—. Uno...
Phil igual ya se preparaba. El poder rugía en mis venas pero tenía que ser más listo, más astuto y escurridizo.
—Tranquilo —calme a media voz mientras levantaba las manos en señal de paz. Ellos no bajaron las espadas—. Simplemente me encargué del problema, ¿no era eso lo que les angustiaba tanto como para sacarme de prisión? Hice mi parte.
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Helpless but dangerous
General FictionAtrapado en una oscura y confusa red de acontecimientos, obligado a afrontar sus errores del pasado y encarar el dolor de sus recuerdos, Dream se enfrenta a la realidad y con la ayuda de un grupo de aliados inesperados, descubre que tal vez el mundo...