Maniac

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Autora: Sandra M.P.
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[SMUT] [+18] [CONTENIDO DELICADO: AGRESIONES, VIOLACIÓN, BDSM]

—La víctima es un varón. Joven, 24 años. Cabello negro, asiático y de complexión delgada. Trabajaba a medio tiempo en una farmacia. —explicó el comisario. —Según varios testigos, se le vio irse de la fiesta con un chico joven, rubio y atractivo.

—Podría ser cualquiera. —el pelinegro se mordió los labios y se alborotó el pelo, frustrado. Las ojeras que adornaban su rostro desde hacía meses permanecían ahí.

—Sí, podría ser cualquiera, pero es todo lo que tenemos. —Bang Chan no estaba mucho mejor, pues el caso los tenía a todos en vilo. Para ser una pequeña ciudad, se habían topado con algo realmente grande.

—¿Abuso sexual? —preguntó ahora Seungmin, a lo que el comisario volvió a asentir con la cabeza al mismo tiempo que apretaba y hacía marcar su mandíbula.

—Presenta hematomas, varias mutilaciones entre otras marcas de flagelación y asfixia. —explicó, y Hyunjin no pudo evitar hacer una mueca al escuchar aquello. Su objetivo era un maníaco, un violador y un asesino con unos turbios fetiches.

—Dios, necesito dormir. —habló ahora Changbin desplomándose en una de las sillas de la oficina y frotándose los ojos con ambas manos. —Este caso nos va a matar.

—No podría dormir aunque lo intentara. —dijo Seungmin.

—Ya van tres. —dijo ahora Hyunjin.

Tres víctimas.

Tres personas a las que no habían podido salvar.

Tenían a la prensa encima, presionando, lo cual no ayudaba mucho.

"¿Cuándo lo atraparéis?" "¿Ya tenéis algún sospechoso?" "Se rumorea que la policía no está haciendo nada respecto al caso del asaltante nocturno." "¿Cuánta gente tiene que morir antes de que lo atrapéis?"

Arrugó uno de los tickets de comida a domicilio que tenía sobre su escritorio, pues hacía días que no pasaba por casa y lo único que hacía era ordenar comida en la oficina. 

Odiaba a la prensa.

Quería, con todas sus fuerzas atrapar a aquel maldito asesino, pero no sabían por dónde empezar.

Era muy difícil de ver, tanto que ni siquiera sabían cómo se lo montaba.

Tenían todos los clubes nocturnos vigilados, era imposible que alguien que fuera sospechoso saliera de ahí sin ser como mínimo investigado. Tenían a un montón de oficiales esparcidos por toda la ciudad porque su modus operandi siempre era el mismo: Salía de fiesta y abandonaba el local con una nueva víctima que desaparecía y al volver a saber de ella no era más que un cuerpo maltratado y vacío.

Un cadáver.

Y lo único que tenían, era que era un chico rubio.

Ahora, al menos.

Cualquiera podría teñirse el cabello.

Soltó un suspiro y se hundió en la silla del escritorio, cruzándose de brazos mientras miraba la pizarra con toda la información de las víctimas. Lo único que tenían eran los perfiles de éstas y los locales en los que se les había visto por última vez.

Nunca repetía el lugar, y todas las víctimas eran hombres jóvenes, de cabello negro y de origen asiático. Nada más. Eso era lo único que los relacionaba.

Ni el trabajo, ni las relaciones entre ellos... Nada. Lo cual les llevaba a pensar que el asesino se movía únicamente por el patrón físico. No le importaba quién fuera mientras fuera pelinegro, asiático y joven.

Hyunlix | One Shots (Lixjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora