Día 27: Francés/Apasionado

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La caza había disminuido desde que reconciliaron a Amara y Chuck, y las cosas estaban tranquilas en el búnker.

Habían pasado varias cosas juntos para finalmente coincidir, pero Castiel y Sam habían iniciado una relación, encontrado similitudes, gustos en común y un complemento entre ellos que jamás hubiesen imaginado. Ambos intentaban hacerlo funcionar, y lo hacía, pero había cosas aún que tenían que pisar con cuidado. Las únicas experiencias íntimas del ángel habían sido con April, Meg y seguramente otras personas (o seres) de los que Sam no sabía.

En cambio, para Sam el tema del... sexo, besos y acaricias, todo ello era un terreno delicado para el cazador. Por no decir complicado.

Sam había tenido una vida sexual bastante activa en el pasado, aunque no tanto como Dean. Su búsqueda de relaciones disminuyó desde que perdió a Jess, pero en las pocas veces en años pasados que había tenido encuentros casuales o conexiones que después terminaron mal, podía decir que era algo que disfrutaba.

Y en la actualidad... las cosas habían cambiado mucho para él. Especialmente después de la Jaula.

Haber estado ahí más de 100 años y luego resucitar sin alma lo había jodido. Tuvo sexo, demasiado, durante el tiempo que estuvo sin ella. Y cuando la recuperó no fue tan agradable tener flashbacks y recuerdos constantes de su cuerpo haciendo todo tipo de cosas con desconocidos.

Pero cuando recuperó sus recuerdos de la Jaula, todo se derribó. Su vida sexual y las relaciones desaparecieron casi por completo.

No solo solo era el trauma de la jaula y todo lo que había pasado con Lucifer, simplemente ya no sentía esa conexión ni esa libido. Dean aún parecía tenerla pese a que también había estado en el infierno, pero en Sam parecía haberse acabado. No le había interesado encontrar otra persona, entablar una relación con algún desconocido sonaba cansado, imposible.

Hasta ahora.

Cas ahora era su pareja, y la segunda persona en la que más confiada en el mundo después de Dean. Lo conocía a la perfección, literalmente había reconstruido su cuerpo y tocado su alma por lo que no había muchas cosas que podía ocultarle. Finalmente comenzaba a sentirse con una seguridad que no había experimentado durante años.

En una noche mientras estaban en el cuarto del cazador, habían dejado los libros y textos en el escritorio para suavemente en su cama. Sam, con una naturalidad producto de años de experiencia y el ángel con curiosidad e inexperiencia, pero ganas de explorar ese lado de su relación. Tal vez sintiéndose extraños, pero en una naturalidad que ellos conocían.

Después de un montón de besos suaves y cariñosos, Sam finalmente separa los labios con lentitud, y comienza a presionar su lengua contra los labios contrarios, esperando que este entendiera la invitación. El ángel instintivamente abre la boca también, extendiendo timidamente la lengua para juntarla contra la del cazador.

Se habían besado antes, pero nunca un beso apasionado en serio, nunca con la seguridad suficiente para dejarse llevar así. Por primera vez desde su ultimo encuentro de una noche en los últimos años, por primera vez desde una chica desconocida o besos forzados que había recibido por enemigos o engaños, Sam, por su voluntad, abrió la boca para enredar su lengua contra la de Cas, invitándolo a explorarle la boca.

Nadie más en la habitación, solo ellos en el cuarto del cazador y en la tranquilidad del búnker.

Sam sintió cómo el suave roce de las lenguas encendía una chispa dentro de él. Era como si cada movimiento de Cas despertara sensaciones olvidadas, como si el ángel estuviera explorando no solo su boca, sino también su alma. La intensidad del momento lo tomó por sorpresa, pero no pudo evitar dejarse llevar por la conexión palpable entre ellos.

Deslizó la mano hacia la nuca contraria, atrayéndolo más cerca mientras profundizaban el beso. Cada caricia, cada suspiro se sentía como una revelación, como si estuvieran descubriendo algo nuevo juntos. Y aunque Sam tenía experiencia previa, nunca había sentido algo tan poderoso como lo que compartía con el ángel en ese instante.

Por otro lado, Cas, aunque inexperto en asuntos humanos como el romance y la intimidad, se entregaba con curiosidad y determinación. Cada movimiento de su lengua era cuidadosamente calculado, cada gesto era una expresión de su deseo por conectar con Sam en un nivel más profundo. Aunque su conocimiento teórico sobre el tema era limitado, su instinto y empatía lo guiaban.

A medida que el beso se intensificaba, Sam se encontró cada vez más perdido en la sensación abrumadora de estar con Cas. Había algo en la forma en que el ángel lo tocaba, lo miraba, que lo hacía sentir completo. Y aunque una parte de él todavía luchaba con la idea de estar en una relación con un ser celestial, otra parte sabía que no quería estar en ningún otro lugar que no fuera con Cas.

Finalmente se separaron, ambos estaban jadeando, sus corazones latiendo al unísono en el silencio de la habitación. Sam se sintió un poco incómodo por la intensidad del momento, sin saber qué decir ahora. Sin embargo, antes de que pudiera formular una frase, Cas rompió el silencio.

—¿Podemos hacerlo de nuevo? —preguntó Cas con su voz ronca y calma tan característica, y una pequeña sonrisa de curiosidad.

Sam no pudo evitar soltar una risa nerviosa ante su franqueza, disipando cualquier rastro de nervios que tuviera.

—Sí, definitivamente podemos hacerlo —respondió, acercándolo en otro beso apasionado.

Sastiel Kisspril 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora